Enrique Mitjana de las Doblas fue el cuarto hijo de Rafael Mitjana Ardison y el primero de Rafaela de las Doblas Gutiérrez-Ravé. Nacido en 1838 o 1839, con apenas diez años perdió a su padre, en 1849, y un año más tarde a su hermano Rafael; a partir de entonces quedó bajo la tutela de su madre y de su hermano Francisco de Paula. Pocos datos más tenemos sobre su adolescencia.
Es probable que recibiese formación sobre las distintas técnicas de dibujo en la empresa fundada por su padre y dirigida, desde 1850, por su hermano Francisco, la Casa Mitjana. En 1859, cercano a los veinte años, viviría con expectación y curiosidad los preparativos en Málaga del tercer cuerpo de ejército, mandado por Ros de Olano, para marchar a África; la concentración de buques en el puerto malagueño en los primeros días de noviembre de ese año y la llegada de tropas a la capital. Quizás fuese uno de los malagueños que acudieron a ver el embarque de las tropas y despedir a los vapores que zarparon rumbo a África en la tarde del día 11 de diciembre.
No sabemos si las vivencias de esos días fueron las que avivaron la vocación de Enrique por la Armada y su interés por la construcción naval. Pero lo cierto es que apenas seis años después, en noviembre de 1865, fue uno de los que respondieron a la convocatoria de la Dirección de Ingenieros del Ministerio de Marina, publicada en la Gaceta de Madrid el 26 de octubre anterior y repetida en diversos periódicos en los días siguientes. En ella se anunciaban seis plazas de alféreces de fragata alumnos en la Escuela especial de Ingenieros de la Armada, situada en Ferrol.
Según el reglamento de aquella escuela, aprobado el 8 de febrero de 1860, para ser admitido como alumno de la escuela se necesitaba ser español, mayor de 18 años y no pasar de 26, de buena vida y costumbres, de familias honradas; debiendo acreditar estas circunstancias mediante los mismos documentos que se pedían a los alumnos del Colegio Naval. Los aspirantes debían ser robustos y sin defecto notable en su persona, y acreditar por medio de examen en la Escuela el conocimiento de una variada gama de materias:
“Aritmética, álgebra con inclusión de la teoría general de las ecuaciones, geometría de dos y tres dimensiones, trigonometría rectilínea y esférica con el uso de las tablas logarítmicas, geometría analítica, inclusas las superficies de segundo grado, física y elementos de química, cálculos diferencial é integral, de variaciones y de diferencias finitas, geometría descriptiva y sus aplicaciones, mecánica racional comprendiendo las cuatro partes en que generalmente se divide, estereotomía, topografía, geodesia, nociones de gnomónica, dibujo lineal, de figura y paisaje, y traducción correcta del idioma francés.”
A pesar de que no tenemos constancia del número de aspirantes que presentaron la documentación requerida, ni de los que se sometieron al examen preceptivo, cuyo inicio estaba previsto para el 1 de diciembre de aquel año; sabemos los resultados de aquellos, ya que el 11 de enero de 1866 una resolución del Ministerio de Marina nombraba alféreces de fragata, alumnos de la Escuela especial de Ingenieros de la Armada, a Leoncio Lacaci y Díaz, Enrique Mitjana y de las Doblas y a Gustavo Fernández y Rodríguez.
Comenzaba así la carrera militar de este malagueño. Aunque el citado reglamento de la Escuela especial establecía una duración de los estudios en el centro de tres años, con un denso plan de materias, Enrique y sus compañeros fueron ascendidos al empleo de alférez de navío de Ingenieros el 4 de noviembre de 1868, dando por terminada su formación en la escuela ferrolana.
Pocos días después, el día 17 del citado mes, se destinaba a Enrique Mitjana y a Gustavo Fernández al arsenal de Cartagena, mientras Lorenzo Lacaci lo era al de Ferrol. Apenas un mes después, el 21 de diciembre, se concedían dos meses de licencia a Enrique; una vez terminada ésta, continuó prestando servicios en el arsenal cartagenero durante los dos años siguientes.
Según decreto del 1 de noviembre de 1869, se modificaron las plantillas del cuerpo de Ingenieros de la Armada y las denominaciones de los distintos empleos. Por ello, a partir de esa fecha Enrique pasó a ostentar el empleo de ingeniero segundo en lugar del de alférez de navío.
Un año después de esta reorganización, a finales de noviembre de 1870, Enrique Mitjana sería testigo de excepción de la llegada a España del rey Amadeo de Saboya. En efecto, en los últimos días de ese mes, sin dejar su destino en el arsenal, embarcó en la fragata blindada Numancia; este buque, integrado en la escuadra del Mediterráneo, formó parte de la expedición a Italia que realizó dicha escuadra durante los meses de noviembre y diciembre de 1870 para conducir la diputación de las Cortes constituyentes que había de ofrecer la Corona de España al príncipe Amadeo de Saboya y trasladar al monarca electo al puerto de Cartagena. Los tres barcos integrantes de esa escuadra fueron las fragatas Villa de Madrid, Victoria y la citada Numancia.
Tras zarpar de Cartagena el día 26 la expedición atracó en Génova el 29, donde los barcos permanecieron atracados hasta el 18 de diciembre; ese día zarparon rumbo a La Spezzia para recoger a Amadeo de Saboya y su séquito, a cuyo puerto arribaron al día siguiente. Tras unos días de espera, el 26 de diciembre el rey electo Amadeo de Saboya subía a bordo de la Numancia, siendo el puente de ésta el primer territorio español que pisó el nuevo monarca. A las cuatro de la tarde de ese día zarpó de La Spezzia una flota compuesta por los tres buques españoles y los italianos Príncipe Humberto (corbeta) y Vedetta (goleta de hélice). La singladura hasta Cartagena fue algo accidentada, por el mal tiempo, y los buques de la escuadra se separaron, la Numancia, la Victoria y la Príncipe Humberto entraron en Cartagena el 30, mientras la Vedetta y la Villa de Madrid lo hicieron el 31.
En abril de 1872 Mitjana es ascendido al empleo de ingeniero primero de la Armada, con antigüedad del día 18 de ese mes. Esta promoción le llegó a Enrique casi un año más tarde que a sus dos compañeros de promoción, los citados Leoncio Lacaci y Gustavo Fernández, que habían conseguido el mismo empleo a principios de 1871, con antigüedad del 16 de enero de ese año. Poco tiempo después sería destinado en su nuevo empleo al arsenal de La Habana, donde prestaría servicio hasta el año 1874; a principios de abril de 1875 fue destinado nuevamente al arsenal de Cartagena.
Mientras permanece en Cuba participa en la reparación de la fragata acorazada Arapiles, buque que ya había tenido oportunidad de conocer en 1870 en Cartagena. En efecto, un telegrama de La Habana del 13 de febrero de 1874 publicado en varios periódicos daba cuenta de que la Arapiles hacía mucha agua y que probablemente sería enviada a la Martinica para entrar en dique seco y ser reparada. A principios de abril, el barco zarpó rumbo a dicha isla, donde llegó el 17 de ese mes. La prensa anunciaba su regreso a Cuba para el 30 del mismo mes, pero los trabajos dirigidos por Mitjana se prolongarían hasta el mes de junio. Finalmente, el 20 de junio la fragata arribaba al puerto de La Habana tras haber “remediado sus averías en la Martinica», según el periódico El Imparcial. La labor de Enrique Mitajana fue reconocida un mes más tarde, cuando una real orden le concede la cruz blanca de 1ª clase del Mérito Naval por: “los servicios que ha prestado durante la carena de la fragata Arapiles en la Martinica”.
Poco después de ser destinado a Cartagena Enrique contrae matrimonio, el 7 de mayo de 1875, con una joven barcelonesa de 19 años de edad: Elvira Alegrín y Campmany. Según manifestaría Enrique años más tarde, la diferencia de edad entre los prometidos, él tenía en el momento del casamiento 37 años, había sido causa de la oposición a sus relaciones por parte de los padres de Elvira, José Mª Alegrín y Dolores Campmany. Según declaró Mitjana en 1902, para demostrar sus sanas intenciones respecto al matrimonio envío diversas cantidades desde Cuba:
“Hallándose destinado en Cuba como Ingeniero del Arsenal cuando se hallaba en relaciones con su esposa, y dudando el padre de ésta que cumpliera su promesa de contraer matrimonio con ella, empezó á remitirle sus ahorros para que los fuera depositando en un Banco y le sirvieran de base para su instalación, llegando a remitir hasta 1874, en que regresó, unos 10.000 duros.”
Fruto de este enlace sería el nacimiento, un año más tarde, de su único hijo, Enrique. El cual terminaría uniendo los dos apellidos paternos, pasando así a ser conocido como Enrique Mitjana de las Doblas y Alegrín. El 25 de abril de 1876 el periódico El Imparcial daba cuenta de que se había concedido el retiro al ingeniero primero de la Armada “Enrique Mitjana y de las Doblas”. A pesar de ello no pierde el contacto con la Marina y, a finales de ese año, publica un manual para la formación de los aspirantes al ingreso en el cuerpo de Máquinas, titulado Instrucción para los cuartos maquinistas de la Armada, impreso en Barcelona por Narciso Ramírez y Cía. Este libro se presentó el 2 de enero del año siguiente en el Gobierno civil de Barcelona para su registro en el listado de la propiedad intelectual.
Enrique permanecería retirado durante tres años. En 1879 se le concede la vuelta al servicio activo y es destinado al arsenal de Cavite, en el apostadero de las Filipinas, donde prestará servicio durante dos años. En noviembre de 1881 regresa a la península con dos meses de licencia por enfermedad y se establece en Barcelona. Sin haberse recuperado plenamente fue destinado al arsenal de Ferrol, a mediados de diciembre de ese año; pero tras dos prórrogas sucesivas de la licencia por reales órdenes de 10 de enero y 15 de marzo de 1882 no llegó a incorporarse a su puesto en el arsenal gallego. Por ello, el 14 de abril de 1883, la Gaceta de Madrid publicó una real orden de fecha 5 del citado mes, por la que se le separaba definitivamente de la Armada: “El Rey (Q. D. G.) se ha servido disponer que el mencionado Oficial D. Enrique Mitjana de las Doblas quede privado de su empleo, siendo baja definitiva en el Cuerpo de Ingenieros de la Armada”.
Unos meses más tarde, en octubre de 1883, la madre de Elvira, ya viuda, solicita licencia para construir una “torre” en la calle San Antonio número 5 del pueblo de Horta; esta vivienda se convertirá en el domicilio familiar con el nombre de ´torre Alegrín”; probablemente, allí residiría la familia Mitajana Alegrín durante algunos años y en ella moriría Elvira en 1908.
Tras la separación de la Armada, Enrique encontró colocación en la Diputación barcelonesa, donde trabajó durante algún tiempo. El 10 de julio de 1889 muere en Madrid su hermano Eduardo, por aquel entonces contador del Tribunal Mayor de Cuentas y jefe de Administración honorario, casado con María de los Dolores Ojeda y Valdelomar.
Tres años después, en diciembre de 1892, según cuenta Enrique, él y su esposa se hacen cargo del cuidado y atención de una tía de Elvira, Mercedes Campmany, que había caído enferma; a petición de esta última se instalan en su casa torre de la calle de la Cruz nº 61 del pueblo de San Gervasio de Cassolas, municipio inmediato al de Horta (ambos se integrarían en el de Barcelona unos años más tarde), y Enrique deja su puesto de la Diputación para dedicarse a la administración de los bienes de su tía política. Apenas seis meses más tarde, el 1 de julio de 1893, Mercedes otorga testamento nombrando heredera universal a su sobrina Elvira.
Esta herencia dará lugar a diversos pleitos, al enfrentamiento de ambos esposos y, finalmente, a una demanda de divorcio presentada en julio de 1901. Las sentencias y apelaciones se sucederán hasta llegar al Tribunal Supremo en casación que, finalmente, dictaría sentencia el 5 de julio de 1906, la cual sería publicada el 4 de octubre de 1907.
En esta sentencia se recogían las alegaciones presentadas por Elvira Alegrín para conseguir el divorcio: “malos tratos de palabra y obra, escandalosos amancebamientos de su marido, violencias ejercitadas sobre ella para obligarle á dejar la religión católica y proposiciones encubiertas para prostituirla”. También se recogían las manifestaciones de Enrique negando esas acusaciones y en su defensa señalaba, entre otras cosas, que al morir Mercedes Campmany:
“Había en su casa 100 obligaciones que quiso suponer la familia de su mujer como bienes parafernales propiedad de ella, á pesar de su protesta de que eran suyos, procedentes de una donación que Doña Mercedes le había hecho con anterioridad á su testamento, lo cual no podía probar de momento por no tener documento que lo justificase, pues al adquirirlas en la subasta no se le dio documento alguno en que constase, pero por ello Doña Mercedes no hizo mención de dichos valores en el testamento; y que, al fin ella (debe referirse á su esposa) y su hermano los depositaron en el Banco á su nombre, y, como se veía, no sólo no lo confirió la administración de sus bienes, sino que le usurpó la de los suyos.”
Como hemos señalado Elvira murió al año siguiente de esta publicación y poco tiempo después, en marzo de 1911, fallecía en Barcelona Enrique, el último de los Mitjana de las Doblas. Quizás por eso el hijo de ambos unió los dos apellidos. Málaga había quedado hace mucho tiempo olvidada y Enrique Mitjana de las Doblas y Alegrín se convertiría años más tarde en un ferviente defensor del origen catalán de Colón.
Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga
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epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Pérez Frías PL. Enrique Mitjana de las Doblas, marino e ingeniero. epistemai.es [revista en Internet] 2022 febrero (16). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/4681