A algunos les puede parecer extraño que titule esta sección con lo que, según el diccionario de la Real Academia Española, es “Instrumento para levantar perfiles topográficos”. En efecto esa escueta definición no puede orientar al lector sobre la naturaleza del aparato y, mucho menos, sobre la causa de mi elección.
Pero si profundizamos en manuales de topografía nos podremos encontrar con una definición más precisa que señalan que la plancheta es un: “instrumento de topografía para levantar planos sobre el terreno que consiste en un tablero cubierto con papel de dibujo, montado horizontalmente sobre un trípode y provisto de una regla con visor, en cuya superficie se trazan con lápiz las visuales dirigidas a los diferentes puntos del terreno”. Algo más sintética, pero igualmente clarificadora, es la que nos ofrece el Espasa: “Instrumento de topografía que consiste en un tablero montado horizontalmente sobre un trípode, en cuya superficie se trazan las visuales dirigidas a los diferentes puntos del terreno”.
Siguiendo la estela de las visuales, surgió en el ámbito de la fotografía astronómica el término “plancheta ecuatorial”, con el que se define un artilugio que permite dar estabilidad a una cámara fotográfica con la que se realiza el seguimiento de las estrellas en fotografías de larga exposición. Este aparato recibe otros nombres, como “plataforma” o “planilla”, pero siempre con el mismo apellido de ecuatorial.
Y si atravesamos el Atlántico nos encontramos en Argentina con la “plancheta catastral”, en referencia al plano de una manzana que contiene la información geográfica con respecto a la ubicación de las parcelas que la conforman. Aunque hay que reconocer que para los argentinos la plancheta, sin apellido, tiene más connotaciones culinarias que topográficas o catastrales.
Esta plancheta catastral, que en España denominamos plano catastral, recoge la identificados de todas las parcelas que forman la manzana, con sus correspondientes medidas, las calles, la nomenclatura catastral y, en muchos casos, incluye los datos de los planos de unificación de parcelas o de conformación del lote.
La ciudad de Málaga tiene multitud de calles, plazas y otras vías urbanas, cuya nomenclatura, denominación o toponimia es amplia y variada. En muchos casos se hace referencia a personajes y hechos claramente identificados por el público en general; pero en otros, el nombre que se da a la calle o plaza da lugar a confusión sobre la identidad del así homenajeado. E, incluso, se dan errores en la atribución del nombre a determinadas vías.
Por todo ello creo acertado llamar “la plancheta” a esta sección, en la que pretendo lanzar la visuales sobre las calles de Málaga, sus nombres y su historia; trabajando unas veces sobre el terreno y otras en mi lugar de trabajo, pero siempre con el moderno tablero de la pantalla de un ordenador sobre el que extender los planos de mi ciudad para revisar su memoria. Sin que por ello pretenda “echarla de plancheta” (hacer alarde de valiente o de aventajado) en este campo, sino todo lo contrario.
Al mismo tiempo que sirve de homenaje a todos aquellos oficiales del Cuerpo de Estado Mayor que formando parte de las Comisiones Geográficas, contribuyeron al levantamiento de mapas y planos a lo largo y ancho de España; trabajos en los que fue herramienta imprescindible la humilde plancheta.
Apoyado así en mi plancheta, rememoraré a personajes como Joaquín Blake, el Conde de Cheste, Pepita Barrientos, Enrique Cano Ortega, Ángeles Rubio-Arguelles, Francisco Martínez Maldonado, Juan Picasso González, los generales Lachambre, Gómez Pallete y López Domínguez, el Marqués de Salamanca y tantos otros que están, o no, en nuestras calles.
Espero que los lectores sepan disculpar el atrevimiento de este “topógrafo histórico”.
Pedro Luis Pérez Frías