Volver al inicio: ‘José Blanco Coris…
En octubre de 1888 oposita para conseguir una de las dos plazas de pensionado en la Academia Española de Bellas Artes en Roma, correspondientes a la sección de pintura de historia, que ofrecía el Ministerio de Estado; aunque fue uno de los nueve autores seleccionados por el jurado, presidido por Carlos Luis de Ribera y del que formaba parte Federico Madrazo, para ser expuesto en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, finalmente no fue elegido. Lo que dio lugar a la protesta de La Época, 14 de octubre: “nos sorprende que, habiendo quedado sin proveer una plaza, no se haya adjudicado al Sr. Blanco Coris (…) reconocido por la crítica como uno de los mejores entre los que han estado expuestos en la Academia de Bellas Artes. = Celebraríamos que el Sr. Ministro de Estado pidiera al tribunal calificador una propuesta para la plaza de pensionado que queda vacante”. Los competidores de Blanco Coris a los que eligió el jurado por mayoría absoluta fueron: Eugenio Álvarez Dumont, Enrique Simonet y José Garnelo.
No por ello deja de trabajar y en los siguientes años centra su atención en la ilustración de libros, como la novela La Estatua, de Federico Urrecha, y Granada y Sevilla, de Salvador Rueda, publicadas en 1890, o el Romancero, de Ramón A. Urbano, en 1891; y la colaboración con sus dibujos en distintos medios de prensa, como La Ilustración Ibérica, La Esquella de la torratxa y La Campana de Gracia, publicados en Barcelona. También consigue, según Inocentes Soto Calzado, la plaza de profesor ayudante de la clase de dibujo de figura en la Escuela provincial de Bellas Artes de Málaga, en 1891.
En octubre de 1893 estalla de nuevo la guerra en el norte de África, en esta ocasión en Melilla. Blanco Coris se traslada desde Málaga a Melilla para seguir la campaña como corresponsal artístico y literario de La Esquella de la torratxa y La Campana de Gracia. Ambos medios publicarán a partir de noviembre, fotografías, dibujos y crónicas del corresponsal malagueño enviadas, bien desde Melilla o bien desde Málaga.
Diversos dibujos de Blanco Coris publicados en ‘La Esquella de la torratxa”. 1893
Una vez finalizada la campaña de Melilla, el 31 de marzo de 1894, José Blanco Coris retoma su actividad normal. A finales de ese año se presenta a las oposiciones para obtener la plaza de catedrático de dibujo de figura en la Escuela provincial de Bellas Artes de Málaga. El 29 de noviembre se nombra el tribunal que habría de valorar a los aspirantes, entre los vocales estaban Antonio Muñoz Degrain y José Moreno Carbonero; también se hace pública la lista de aspirantes admitidos, Blanco Coris debía competir con José Nogales Sevilla, César Álvarez Dumont y Enrique Simonet Lombardo, entre otros. También se presenta a la cátedra de dibujo del antiguo y natural en la Escuela provincial de Bellas Artes de Barcelona.
Dos años más tarde vuelve a presentarse a una nueva oposición, para la misma cátedra de la Escuela provincial de Bellas Artes de Barcelona, con Luis Madrazo y José Moreno Carbonero entre los vocales del tribunal y una larga lista de aspirantes publicada el 10 de agosto de 1896; sin embargo, los exámenes no comenzaron hasta el 11 de enero del año siguiente.
Lo cierto es que su carrera como docente se desarrolla entre Málaga y Madrid. A partir de 1899 está presente en numerosos tribunales de oposición para cubrir vacantes de profesor de distintas asignaturas en variadas escuelas. En 1902, como consecuencia de la adaptación de la Escuela superior de Artes e Industrias de Madrid al reglamento orgánico aprobado el 14 de septiembre de ese año, Blanco Coris es asignado como profesor auxiliar numerario a la asignatura de dibujo artístico, junto con Miguel Aguirre, José Díez Palma, Manuel Huerta y José Muriel.
Al margen de su obra artística y la docencia, la Biblioteca Nacional de España alberga distintos libros escritos por Blanco Coris. Entre ellos: Crónica del viaje de S.M. el Rey Don Alfonso XIII y A.A. R.R. los Príncipes de Asturias por Navarra, Castilla y Aragón (1903), Por qué soy espiritista: estudio crítico doctrinal sobre la sugestión y el espiritismo (1910), Santa Teresa, médium (1920), Manual de arte decorativo: libro especial para el estudio de los estilos aplicados a la decoración y al ornato (1916 -1921), El invencible Milón (1923) y Sonatas macabras (1925).
Su carrera docente termina el 26 de septiembre de 1932, cuando es jubilado como ‘Profesor de término de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Madrid’, por haber cumplido la edad prevista por la Ley de 22 de julio de 1918. Lo cual no le impidió continuar colaborando en prensa, como El Heraldo de Madrid.
Pocos meses después, el 25 de febrero de 1933, leía su discurso de ingreso en la Academia provincial de Bellas Artes de San Telmo de Málaga Manuel Prados y López, que versó sobre los pintores malagueños contemporáneos. En sus palabras, publicadas en forma de libro al año siguiente, el nuevo académico citaba a José Blanco Coris así:
“Alumno de la Escuela de Bellas Artes malagueña, recibió las lecciones de don Bernardo Ferrándiz con singular aprovechamiento. En 1883 dió prueba de sus aptitudes ganando una medalla de oro en Boston. A la Exposición de 1881 concurrió con un gran lienzo: «La presentación del Cardenal Cisneros a la Reina Isabel». Un año más tarde fué pensionado, con justicia, por la Diputación Provincial de Málaga para que prosiguiese sus estudios en Roma. Blanco Coris, catedrático de Dibujo Artístico en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid es, además, excelente y autorizadísimo crítico de arte. Sus cuadros han figurado en numerosas exposiciones. De ellos merecen cita especialísima: «Un vendedor de lotería», que la Prensa celebró con rara unanimidad, «La iglesia de Cercedilla» y «Una hormiga de muelle»”.
Fallece Blanco Coris en Madrid el 19 de julio de 1946. El periódico ABC recordaba en su necrológica, publicada al día siguiente, que “el ilustre y veterano pintor y periodista” había comenzado su carrera artística como discípulo de Ferrándiz.
En su ciudad natal se le dedica una calle con el nombre de ‘Blanco Coris’, situada entre las calles Arango y Alonso de Palencia, cerca de calle Hilera. Esta vía estaba recogida en el callejero de 1939, realizado por Rafael Bejarano Pérez para el Ayuntamiento de Málaga, con entrada por la calle Peso de la Harina y salida por la calle Arango. Sin embargo, no consta en el callejero de la Guía Popular de Málaga, publicada cuatro años antes. Tampoco consta en el “callejero de la ciudad con la nueva nomenclatura”, incluido en la Guía de Málaga y de la provincia 1939 -1940, de Valero Enfedaque Blasco.
Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Pérez Frías PL. José Blanco Coris, pintor, corresponsal de guerra y crítico de arte. epistemai.es [revista en Internet] 2023 febrero (19). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/5562