Auschwitz, 1943. Hedwig Höss (Sandra Hüller) recibe la visita de su madre en casa. Le muestra con orgullo el hogar que ha construido junto a su marido, Rudolf (Christian Friedel). Le enseña la piscina donde se divierten los niños, las distintas especies de flores que crecen en su jardín y el huerto que cultivan los sirvientes. La señora (Imogen Kogge), visiblemente incómoda, dice alegrarse por todo lo que ha prosperado su hija. Por la noche, el ruido incesante de maquinarias, de disparos y los gritos de cientos de personas procedentes del campo de concentración que colinda con la casa, le impiden dormir. El destello de los hornos que entra por la ventana ilumina su rostro horrorizado.
El cine de Hollywood ha contado muchas historias sobre el Holocausto perpetrado por el régimen de la Alemania nazi contra el pueblo judío europeo durante la Segunda Guerra Mundial. La lista de Schindler, de Steven Spielberg (1993) es posiblemente la película estadounidense más emblemática que abunda en este asunto. Los cineastas europeos también se han ocupado de ello en películas como la estremecedora El hijo de Saúl, de Lázsló Nemes (2015). La zona de interés, de Jonathan Glazer, que adapta la novela homónima de Martin Amis, adopta un enfoque radicalmente opuesto. Si aquellas películas contaban el Holocausto desde la perspectiva de las víctimas, Glazer, nacido en una familia judía, lo hace desde el punto de vista de sus verdugos y cómplices. Pero no lo hace recreando la barbarie, sino mediante escenas de la vida cotidiana de los nazis cuando llegan a casa y se quitan las botas manchadas de fango, sangre y cenizas.
No solo el punto de vista, sino también su realización experimental, han contribuido a hacer de La zona de interés una película única. Glazer convierte al espectador en un testigo incómodo de la intimidad de esta familia nazi. Durante el rodaje situó unas contadas cámaras fijas en diferentes puntos de la casa que sirvió de escenario para que registraran cuanto acontecía entre los actores mientras el equipo de rodaje permanecía en otro espacio diferente. El objetivo del cineasta era aislar al reparto para conseguir interpretaciones naturalistas del día a día de sus personajes que pudieran ser vistas por el espectador como el contenido de un programa de telerrealidad. Pero la clave de la película está en su diseño sonoro: mientras observamos escenas familiares más o menos inocuas, no dejamos de oír los ruidos procedentes del campo de concentración, al que parece que la familia se ha acostumbrado, pero que para el espectador es un recuerdo insistente e insoportable del horror.
La zona de interés se estrenaba en España en enero de 2024. Antes ya se había presentado en el Festival de Cannes de 2023, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado, que supuso el primero de los muchos reconocimientos que ha recibido el filme. El 10 de marzo de 2024 se celebraba la 96ª edición de los Premios Oscar y La zona de interés comenzó la gran noche de Hollywood con cinco nominaciones, entre ellas Mejor Película y Mejor Dirección. Fueron dos los premios con los que se hizo la película aquella noche en el Dolby Theater: Mejor Sonido y Mejor Película Internacional. Para este último subió al escenario el director, y no quiso dejar escapar la oportunidad de dedicar, en su discurso de agradecimiento, unas palabras de apoyo al pueblo palestino. Desde octubre de 2023 los palestinos sufren una ofensiva militar en la Franja de Gaza por parte del ejército israelí que se ha cobrado la vida de decenas de miles de civiles, ha desplazado a toda la población y ha bombardeado hogares, hospitales y escuelas. Somos testigos de un genocidio que parecía impensable en el siglo XXI.
“Nuestra película muestra dónde nos lleva la deshumanización en su peor expresión. [La deshumanización] ha condicionado nuestro pasado y nuestro presente”, decía Glazer, para seguidamente condenar la ocupación israelí en Palestina “que ha llevado al conflicto a tantas personas inocentes”. Su discurso fue duramente criticado, y más de mil profesionales judíos sionistas de Hollywood firmaron una carta abierta acusando a Glazer de promover antisemitismo. No fue la primera vez que en el mundo del cine el apoyo explícito al pueblo palestino ha conllevado represalias. En otoño pasado, Melissa Barrera y Jenna Ortega fueron despedidas de la saga de terror Scream, y la principal agencia de talentos de Hollywood, UTA, dejó de representar a Susan Sarandon, siempre tan comprometida. Pero no todo Hollywood es sionista, como demuestran también algunas reivindicaciones más simbólicas, como la de Cate Blanchett en la alfombra roja de Cannes, donde lució con su vestido los colores de la bandera palestina. Y la carta abierta contra el discurso de Glazer recibió otra como respuesta. 492 cineastas judíos de Hollywood, entre ellos Joaquin Phoenix, Emma Seligman, Alan Menken o Joel Coen, firmaron un comunicado en el que apoyaban las palabras del director: “honramos la memoria del Holocausto diciendo: nunca más, para nadie”, concluía.
Quiero pensar que personas como las que firmaron la carta contra Glazer algún día despertarán, horrorizadas, por los destellos de los hornos, pero para más de 35.000 palestinos asesinados y centenares de miles de desplazados, ya será tarde. Queda seguir luchando por el fin del genocidio, y trabajar por la reparación y por la memoria. La zona de interés es parte del recuerdo de un horror que creíamos irrepetible. El cine ha ganado una obra maestra, pero qué pena que películas así sigan siendo necesarias.
Isidro Molina Zorrilla
Doctor en Filología Griega
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Molina Zorrilla, I. ‘La zona de interés’, de Jonathan Glazer. epistemai.es [revista en Internet] 2024 junio (23). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/7631