Agustín Luque y Coca, militar, periodista y ministro

 

Agustín, Cosme, Damián Luque y Coca nació en Málaga el 27 de septiembre de 1850. El próximo año 2025 será, pues, el 175 aniversario de su nacimiento. Hijo de una humilde familia militar; su padre, Juan José Luque Ruiz, era, por aquel entonces, sargento 1º de la 3ª compañía del 1er batallón del regimiento de Infantería Navarra nº 25; unidad que se encontraba en ese momento de guarnición en la capital malagueña. La familia de Agustín era de origen y raíces jienenses, como pone de manifiesto su partida de bautismo:

“En la Ciudad de Málaga, Capital de Provincia y Obispado de su nombre, a los veinte y nueve días del mes de Septiembre. Yo Don Sebastián Manuel de Salazar, Capellán, Párroco del 1er Batallón del Regimiento Infantería de Navarra numº 25 de Línea bauticé solemnemente en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Mercedes de la propia Ciudad a un niño, que nació a la una y media del día veinte y siete del referido mes de Septiembre, hijo legítimo de Don Juan José Luque, Sargento primero de la 3ª Compañía del expresado 1er Batallón y Regimiento de Navarra, y de Doña Juana de Coca, ambos consortes naturales de la Ciudad de Jaén, Provincia y Obispado de la misma; siendo sus Abuelos Paternos, Don Gerónimo Luque y Doña Isabel Ruiz; y los Maternos, don Antonio de Coca y Doña María Carmen Ocaña, todos cuatro naturales y vecinos de la referida Ciudad de Jaén, Provincia y Obispado referido del mismo. Se le pusieron los nombres de Agustín, Cosme, Damián y fueron sus Padrinos Don Agustín Gudel, Sargento 2º de la misma 3ª Compañía, Batallón y Regimiento arriba dicho, natural de la Puebla de Castro, Provincia y Obispado de Huesca, y Doña Encarnación Scapini, que lo es de la mencionada Ciudad de Málaga, Provincia y Obispado del mismo; ambos Padrinos del niño Solteros, a quienes advertí el parentesco espiritual y obligaciones, que por el contraen; siendo testigos Don Antonio Luque y Don Manuel Galind; el primero, Presbítero, y el segundo Sacristán Menor de dicha Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Mercedes, natural de Nerja, Provincia ya mencionada de Málaga, de estado casado. Y para que conste, extendí, y autoricé la presente Partida en el Libro de Bautismos de esta Parroquia a veinte y nueve días de dicho mes de Septiembre de mil ochocientos cincuenta = Sebastián Manuel de Salazar = Capellán”

Retrato del general Luque (ACAMI)

Por ello, la relación con su ciudad natal se limita a sus primeros años de infancia, mientras su padre presta servicio en ella. Con el tiempo, el progenitor de Agustín progresaría en la carrera militar hasta alcanzar el empleo de coronel. Agustín seguirá, literalmente, los pasos de su padre y así, en 1861, se le concede la gracia de cadete de menor edad por los méritos paternos y el 16 de diciembre de 1864, poco después de cumplir los 14 años, ingresó como cadete en la 2ª compañía del 1er batallón del regimiento de Infantería Valencia nº 23; cuerpo en el que su progenitor estaba destinado, con el empleo de teniente y el grado de capitán. Durante casi cuatro años Agustín se forma en aquella unidad siguiendo las vicisitudes y traslados de la misma, al igual que su padre. La Coruña, Vigo, Cádiz y Algeciras, son las plazas por las que el cadete Luque pasa con el regimiento de Valencia en ese tiempo.

El pronunciamiento de septiembre de 1868 lleva al regimiento Valencia nº 23 a unirse al “alzamiento nacional” y con él Agustín y su padre, que había ascendido a capitán el 21 de marzo anterior y mandaba la 5ª compañía del 1er batallón. El 24 de ese mes embarcan en Algeciras hacia Cádiz, allí desembarcan en el Trocadero. Desde la plaza gaditana se traslada el regimiento a Córdoba, donde llega el 26; ese día asciende Agustín a alférez de Infantería, con antigüedad del 1 de julio de ese año, por haber terminado sus estudios. Dos días después recibía Agustín su bautismo de fuego, en la batalla del Puente de Alcolea, peleando en el ejército liberal mandado por el duque de la Torre; acción que le valió su ascenso a teniente por mérito de guerra. Así lo contaría un año después el propio Agustín, en una instancia en la que reclamaba una recompensa por su actuación en Málaga a finales de 1868:

“…habiendo tenido la honra de pertenecer al Ejército liberal que — septiembre del año anterior en cuyas filas siendo Alférez del Regimiento de Valencia, se batió en el memorable Puente de Alcolea, cuyo punto defendió su Batallón con heroicidad toda vez que no había más que cinco compañías y una de Cazadores de Simancas, recibiendo en esta Batalla el primer Bautismo de Sangre y siendo agraciado como todos los demás del Ejército con el empleo inmediato. Mi comportamiento, Señor, en este hecho de armas pueden decirlo mis Jefes, así como todos los Oficiales, Sargentos y Soldados que se hallaron en el Puente; solo me atreveré a significar a V. M. que fui vitoreado por mi compañía y que todos los Jefes incluso el Señor Coronel, Don Teodoro Alemán, me felicitaron, sin embargo de estar yo persuadido que no hice, más que cumplir con mi deber, pues nacido en la milicia, hijo de un veterano, Jefe hoy de este Regimiento [el de Gerona nº 22] y que también tuvo la honra de pertenecer al Ejército liberal de Andalucía, mandando una de las compañías de el Regimiento de Valencia, no podía menos de enorgullecerme estando al lado de mis Jefes y del autor de mis días.”

Tras aquella batalla Agustín llegaría a su ciudad natal, con su regimiento, a finales de 1868. Allí volvió a tener una actuación destacada haciendo gala de alto espíritu militar y de servicio, como él señalaba en la mencionada instancia:

“En este estado y con el entusiasmo que es natural en un joven he deseado siempre, encontrarme allí donde la libertad peligrase para derramar por ella hasta la última gota de mi sangre en su defensa; así fue, Señor, que cuando mi Batallón (primero de Valencia) salió de Ciudad Real en Diciembre del año anterior para la Ciudad de Málaga me encontraba bastante enfermo como lo podrá decir todo el Batallón y sin embargo me lancé de la cama en donde estaba para ir a ocupar el puesto de honor en mi Compañía; llegando a Málaga en cuyo punto me encontré en las jornadas del treinta y uno de Diciembre del año anterior y primero de Enero del presente, ocupando siempre el puesto que se me confiaba con el entusiasmo y ardor de un joven que no tiene más familia que la militar ni más porvenir que su espada. = Mi comportamiento en esta ocasión podrán decirlo mis Jefes que en aquella ocasión lo era el Excmo. Señor Brigadier Burgos, sólo diré a V. M. que en estas jornadas perdí mi equipaje.”

Detalle del sable del general Luque

Muestra clara de su arrojo y bien hacer en combate son los numerosos ascensos obtenidos por méritos de guerra y la concesión de grados por la misma razón que constan en su hoja de servicios, reflejados en la biografía que se publicó en la Gaceta de Madrid y en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, en mayo de 1893, con ocasión de su ascenso a general de brigada, uno de los tres empleos, junto con los de teniente coronel y coronel, que consiguió por causas distintas a los méritos en combate, tras su promoción a alférez.

Así, tras el citado ascenso a teniente por su comportamiento en la batalla de Alcolea (1868), vinieron los de capitán por vacante de sangre (1873, por la acción de Puente la Reina el 6 de octubre, y a la batalla y retirada de Montejurra el 7, 8 y 9 de noviembre), comandante (1874, por el sitio y toma de La Guardia los días 30 y 31 de enero y 1 de febrero). Tras su ascenso al primer empleo del generalato, con 42 años, obtuvo los empleos de general de división y de teniente general por méritos de guerra; el primero en 1896, el 13 de febrero, por: “los servicios que lleva prestados como Jefe de Brigada del Ejército de Cuba, y muy especialmente al distinguido mérito que contrajo dirigiendo la acción librada el día 1º del mes actual en Paso Real de San Diego”, con la antigüedad del 1 de febrero de ese año; y el segundo el 5 de abril de 1899 por: “los extraordinarios méritos que contrajo en la campaña de Cuba, y muy especialmente en consideración á los distinguidos servicios que prestó formando parte del Ejército de aquella isla desde el 19 de Mayo hasta fin de Agosto de 1898”, con la antigüedad de esta última fecha.

Además, obtuvo otras recompensas previstas para reconocer los méritos de guerra o en campaña. Entre ellas destacamos tres Grandes Cruces, concedidas siendo ya general: dos del Mérito Militar, la primera para premiar servicios especiales (1894), por sus servicios como gobernador militar de Santa Clara (Cuba), y la segunda para premiar servicios de guerra, pensionada (1897), por los servicios prestados ejerciendo diversos mandos en el Ejército de Cuba y tomando parte en numerosas operaciones de campaña, y “muy especialmente en consideración al distinguido mérito que contrajo como Comandante general de División de Sancti Spíritus, demostrando notable celo y actividad y concurriendo personalmente á los diferentes hechos de armas librados en dicha jurisdicción” hasta el día 22 de abril de 1897; la tercera de María Cristina (1898) concedida por: “sus extraordinarios servicios en el Ejército de Cuba, y muy especialmente en consideración al distinguido mérito que ha contraído como Comandante general de la división de Holguín, dirigiendo con ventajoso resultado numerosas operaciones y asistiendo personalmente á importantes hechos de armas”.

Sable, tres grandes cruces y faja

Pocos meses después de su ascenso a teniente general, Agustín fue nombrado capitán general de Andalucía, el 25 de junio de 1899. Cargo que ocupó hasta que las modificaciones de la organización militar (Real Decreto de 02/09/1904), cambiaron la tradicional denominación de los máximos responsables de las regiones militares, “capitán general”, por la de “general de Cuerpo de Ejército”, pasando así el teniente general Luque a ser “general del segundo Cuerpo de Ejército”, el 29 de noviembre de 1904, manteniendo su jurisdicción sobre la región andaluza.

Un año más tarde, el 1 de diciembre de 1905, sería nombrado ministro de la Guerra por Segismundo Moret y Prendergast que sustituyó en esa misma fecha como presidente del Consejo de Ministros a Eugenio Montero Ríos. Comenzaba así para Agustín un largo periodo de doce años en los que ocupó la cartera de Guerra en nueve gobiernos y se sucedieron otros seis nombramientos como ministro con distintos presidentes.

Así, el 10 de junio de 1906 Moret admite las dimisiones presentadas por los ministros de Gracia y Justicia, Gobernación, e Instrucción pública, los cuales son sustituidos en la misma fecha, mientras que Agustín Luque sigue en el gobierno, sin que haya nombramiento, al igual que el resto de sus antiguos compañeros de gabinete.

Apenas un mes después, el 6 de julio, el Rey acepta la dimisión de Moret y sus ministros y nombra al malagueño José López Domínguez presidente del Consejo de ministros y ministro de la Guerra. Poco duró el alejamiento de Agustín de la labor ministerial ya que el 15 de octubre de ese mismo año López Domínguez dejaba la cartera de Guerra, para centrarse en la presidencia del gobierno, y nombraba a su paisano Luque -antiguo jefe de gabinete suyo en anteriores etapas ministeriales- ministro de aquel ramo.

Mes y medio más tarde, el 30 de noviembre, es José López Domínguez el que deja el gobierno y es relevado por Moret. Agustín presenta su dimisión, junto con el resto del gabinete; pero el nuevo presidente le nombra, otra vez, ministro de la Guerra. Era el único que repetía cargo y cartera en el nuevo gabinete. Sin embargo, la vida de este gobierno fue efímera; cinco días después, el 4 de diciembre, Alfonso XIII aceptaba la dimisión de Segismundo y la de los restantes miembros del Consejo y nombraba Presidente al marqués de la Vega de Armijo, Antonio Aguilar y Correa.

En esta ocasión, Luque fue relevado por el veterano Valeriano Weyler y Nicolau, marqués de Tenerife. Al día siguiente, Weyler firmaba la Real Orden por la que su antecesor quedaba en situación de cuartel, residiendo en Madrid. Agustín permanecerá en esta ciudad hasta principios del año siguiente, cuando se le nombra Comandante general del Cuerpo y Cuartel de Inválidos, el 31 de enero de 1907; tras la dimisión del marqués de la Vega de Armijo, el 25 de ese mes, el nombramiento de Antonio Maura y Montaner como presidente del Consejo y la llegada a Guerra del teniente general Francisco Loño y Pérez.

 

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Pérez Frías PL. Agustín Luque y Coca, militar, periodista y ministro. epistemai.es [revista en Internet] 2024 febrero (22). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/7248

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