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¿Qué es el ‘género chico’?

La principal diferencia entre el ‘género chico’ y la zarzuela es el tiempo de duración y el número de actos. La zarzuela suele tener dos o tres actos y el ‘género chico’ solo uno. Su nacimiento se sitúa en El Recreo (1867), un pequeño teatro de la madrileña calle la Flor. El ‘género chico’ fue promovido por empresarios y creado por un grupo de actores cómicos, Juan José Luján (Cuenca, 1831 – Badajoz, 9 de enero de 1889), Antonio García Riquelme (Granada, 3 de diciembre de 1845-Madrid, 14 de abril de 1888) y José Vallés, para impulsar el teatro por horas en el que, en un mismo día, se representaban varias obras. La menor duración de las obras (menos de una hora) abarataba el coste de las localidades, llegando hasta las clases humildes que abarrotaron el teatro. Las recaudaciones aumentaron espectacularmente, así como la producción de obras.

Este fue el nacimiento del ‘género chico’, llamado así no por ser un teatro de menor calidad, sino por ser más breve. También se ha denominado, erróneamente, a la zarzuela en general ‘género chico’ en contraposición a la ópera.

Embocadura del Teatro Variedades de Madrid, grabado publicado en la revista española ‘La Ilustración’

Una de las mayores diferencias entre el género chico y la zarzuela es el argumento. La zarzuela grande se basa en temas dramáticos o cómicos de acción complicada, el género chico trata el teatro costumbrista, reflejando la vida cotidiana madrileña. Respecto a la música, esta es pegadiza, tarareable, hecha para servir al texto. Sus melodías van desde lo bailable, gracioso, hasta lo sentimental y amoroso. Toda su música está basada en el folklore español: boleros, jotas, seguidillas, soleás, pasacalles, fandangos, habaneras, valses, mazurcas, polkas y, por supuesto, el chotis.

La crítica denostó este nuevo teatro, pero el público lo aplaudió, creándose tres nuevos teatros: el teatro Martín, el teatro Lara y el Eslava. Más tarde, los inventores de este nuevo tipo de teatro se trasladarán de El Recreo a el teatro Variedades, situado en la calle Magdalena. En 1873 se inaugura el teatro Apolo, templo del género chico.

En sus inicios (1844) el género chico se representaba sin música. La primera obra en la que se incorpora música es La canción de la Lola (libreto de Ricardo de Vega, música de Pío Estanislao Federico Chueca y Robres (Madrid, 5 de mayo de 1846-20 de junio de 1908) y Joaquín Valverde Durán (Badajoz, 27 de febrero de 1846 – Madrid, 17 de marzo de 1910)), estrenada en 1880 en el teatro Alhambra, en la calle Libertad.

El género chico llegó a su máximo esplendor en 1886 con el estreno de La Gran Vía (Chueca y Valverde) el 2 de julio en el teatro Felipe (Madrid). Algunos de los compositores del ‘género chico’ además de Chueca y Valverde son: Tomás Bretón (1850-1923) Nacido en Salamanca y poco partidario de este tipo de teatro musical, pero autor de una obra maestra del género chico y de la música universal: La verbena de la Paloma (1894). Ruperto Chapí y Lorente (27 marzo 1851 – 25 marzo 1909), Quinito Valverde (1875-1915), hijo de Joaquín Valverde Durán, Manuel Nieto Matán (1844-1915), Apolinar Brull Ayerra (San Martín de Unx, Navarra, 3 de julio de 1845-Madrid, 7 de abril de 1905), Tomás López Torregrosa (1868-1913) Alicante…

En cuanto a obras maestras: El Santo de la Isidra, La fiesta de San Antón, Chateu Margaux, El pobre Valbuena, La alegría de la huerta, La verbena de la Paloma, La canción de la Lola, Agua, azucarillos y aguardiente, La revoltosa, El húsar de la guardia (1904), La gatita blanca (1905), El baile de Luis Alonso (1896), La boda de Luis Alonso (1897), La tempranica (1900), El estudiante de Alcalá (1887).

El teatro Apolo fue construido en el antiguo solar del convento del Carmen, con una capacidad para dos mil quinientos espectadores. Fue inaugurado el 23 de marzo de 1873 con la intención de representar comedia española. Sus inicios no fueron del todo buenos debido al excesivo precio de la entrada (dieciocho reales) y a que estaba un poco alejado del centro de la ciudad.

La consagración de este teatro no le llegó hasta diez años después cuando se orientó hacia el género chico y el llamado ‘teatro por horas’. Estrenándose en él las obras cumbre de este género: La verbena de la Paloma, El año pasado por agua, El dúo de la africana, La revoltosa, Cádiz, Agua, azucarillos y aguardiente, La reina mora

El éxito de este teatro obligó a los empresarios a mantener los espectáculos de zarzuela durante todo el año, incluso en verano; dando origen a los llamados teatros estivales construidos en madera, al aire libre y generalmente en lugares poblados de árboles. Destacan el teatro Recoletos, Felipe, Eldorado, Maravillas y Tívoli. El teatro Felipe, llamado así por su fundador, Felipe Ducazcal Lasheras (Madrid, 9 de julio de 1845-15 de octubre de 1891), un empresario, periodista y diputado a Cortes por Madrid (1888-1890). Estaba situado en el paseo del Prado, cerca del Palacio de Correos y Telecomunicaciones, fue inaugurado en mayo de 1885 por la compañía de cómicos del teatro Variedades. En este teatro se estrenó en 1886 La Gran Vía. Otras obras representadas en el teatro Felipe son: Los valientes, de Javier de Burgos, ¡Al agua patos!, libreto de José Jackson Veyán y música de Ángel Rubio Laínez (1846-1906) quien además compuso La Tuna de Alcalá, zarzuela en un acto, dividido en tres cuadros original y en verso con libreto de Luciano Boada y Antonio L. Rosso y Montero. Representada por primera vez en el teatro Cómico de Madrid el 19 de diciembre de 1903. De Madrid a París, libreto de José Jackson Veyán y música de Federico Chueca y El chaleco blanco con libreto de Ramos Carrión y música de Federico Chueca. El teatro Felipe fue trasladado a la calle Bailén y posteriormente desapareció.

Teatro Apolo de Madrid

En el teatro Recoletos, situado en la calle de Olózaga, destaca el estreno de Los bandos de Villafrita, caricatura de los políticos más conocidos de aquella época, con texto de Navarro Gonzalvo y música de Fernández Caballero. Este teatro se cerró en 1894 y poco después sufrió un incendio que lo hizo desaparecer.

El teatro Príncipe Alfonso fue construido para circo en 1863. En él se representaron muy distintos géneros, conciertos sinfónicos de la Sociedad de Conciertos, y obras como Certamen nacional, con libreto de Guillermo Perrin y Miguel de Palacios con música de Manuel Nieto; Trafalgar, texto de Javier de Burgos y música de Gerónimo Giménez; y Los voluntarios, de Iraizoz y Giménez.

El teatro Eldorado estaba situado en el solar donde se encuentra hoy la Bolsa de Madrid. Se inauguró en 1897 y se cerró en 1903 a causa de un incendio. Sobre sus ruinas se construyó el Tívoli. En Eldorado se estrenaron obras como El pobre diablo de Celso Lucio, Quinito Valverde y Torregrosa; y El Barquillero de López Silva y Ruperto Chapí.

El teatro Maravillas se inauguró en 1886. En este teatro se estrenó la obra de Chapí y Estremera Las hijas de Zebedeo. Otros teatros menores en los que se presentaron obras del género chico fueron el Novedades, Moderno, Cómico y Romea. También fue importante el teatro Eslava ya que durante algún tiempo incluyó al género chico entre sus representaciones. Fue construido en 1871 por Bonifacio Eslava Elizondo, hermano del famoso músico Miguel Hilarión Eslava Elizondo (Burlada, Valle de Egüés, Navarra, 21 de octubre de 1807 – Madrid, 23 de julio de 1878). En sus comienzos estuvo destinado a salón de conciertos y almacén de instrumentos musicales. En 1873 José Leyva lo arrienda y reconvierte la planta baja en un gran café, sobre el cual se construyó un teatro de dos pisos en el que se cultivaba el género atrevido, calificado entonces como subido de color. Este café fue tan famoso que llegó a ser citado en La Gran Vía: «Te espero en Eslava tomando café».

Más tarde, Bonifacio Eslava trata de lavar la cara al local y dignificar su nombre. Es cuando comienzan a estrenarse zarzuelas de un acto, de calidad bastante alta. Triunfaron obras como: A la plaza, Ya somos tres Torear por lo fino, De Cádiz al puerto, Cómo está la sociedad, Toros de puntas y Coro de señoras.

En 1894, con el Eslava, Chapí se aventura como empresario. En su primera temporada se representaron cuatro obras, las tres primeras pasaron sin pena ni gloria y la cuarta alcanzó gran éxito. Fueron Flores de mayo, El moro Muza, Una aventura en Oriente y la aclamada El Tambor de Granaderos. Posteriormente y hasta su cierre se representaron: El cortejo de Irene, La alegría de la huerta y Viaje de instrucción.

El 6 de marzo de 1856 la Sociedad Artística del Teatro-Circo, decidió emprender la construcción de un nuevo teatro, destinado exclusivamente a la música lírico-escénica, abandonando el teatro del Circo, lugar que empezaba a quedarse pequeño. El dinero para comenzar las obras lo aportó como hemos comentado antes, el banquero Francisco de las Rivas. Desde un primer momento tuvieron claro el nombre: teatro de la Zarzuela, aunque este nombre produjo discusiones entre favorables a la palabra «zarzuela» para designar a este nuevo teatro (durante mucho tiempo fue conocido como el teatro Jovellanos), y desfavorables que hubieran preferido designarle de la Ópera Cómica o Lírico Español.

El teatro se inauguró el 10 de octubre, por fin la zarzuela tenía una sala que dignificara el género; unas excelentes cualidades acústicas, cuatro plantas y capacidad para 2.500 espectadores. El diablo en el poder, con música de Barbieri, y letra de Francisco Camprodón, que había sido estrenada el 14 de diciembre de 1846, fue el primer éxito en este nuevo edificio. Otras obras estrenadas serán: Un tesoro escondido (Barbieri, 1861), Pan y Toros (Barbieri y José Picón, 1864) y un largo número de obras de Arrieta, Gaztambide, Oudrid… Otro nuevo compositor que se sumó al resto fue Manuel Fernández Caballero, su debut como compositor fue una obra, escrita en colaboración con Barbieri, no muy exitosa: Cuando ahorcaron a Quevedo.

En sus comienzos, un tanto accidentados, el teatro de la Zarzuela repartía los estrenos con el teatro del Circo, hasta que este fue totalmente abandonado.

Mientras el teatro de la Zarzuela fue el templo de la zarzuela grande, el teatro Apolo lo fue del género chico. Fue una sala teatral situada en el número 45 de la calle de Alcalá de Madrid. Se inauguró el 23 de marzo de 1873, con un aforo para dos mil doscientos espectadores.

Las penurias económicas que los españoles padecen durante la segunda mitad de los sesenta reducen la asistencia de público y el estreno de zarzuelas, haciendo aparición un nuevo fenómeno que triunfó grandemente pero que pronto pasaría al olvido barrido por el género chico: los Bufos Madrileños. Los Bufos fueron creados por Francisco Ardierus (1836-1896), son pequeñas piezas cómicas copia de las operetas de Offenbach francesas. El 22 de septiembre de 1866 se estrenó en el teatro Variedades la primera obra: El joven Telémaco a la que se definió como «pasaje mitológico-lirico -burlesco».

Con la llegada del nuevo siglo la zarzuela va a experimentar un cambio significativo. Se rescata la zarzuela ‘grande’, olvidada durante el siglo XIX, pero inspirada en los patrones del género chico. Aunque durante la primera década del siglo continúan estrenándose obras del género chico, este género inicia su declive. Muchos de los grandes autores estrenarán sus últimas obras antes de morir.

Aun así, la primera década nos ofrece importantes estrenos. Destacan El puñao de rosas de Ruperto Chapí (30-X-1902, teatro Apolo, con libreto de López Silva y Jackson Veyan); Chueca estrena sus últimas obras, entre otras: La alegría de la huerta (20-01-1900, teatro Eslava, libreto de Antonio Paso y Enrique García Álvarez), El bateo (7-11-1901, teatro de la Zarzuela, libreto de Antonio Paso y Antonio Domínguez). Gerónimo Giménez y Bellido (Sevilla, 10 de octubre de 1854 – Madrid, 19 de febrero de 1923) estrena La tempranica (19-9-1900, teatro de la Zarzuela, con libreto de Julián Romea), y en colaboración con Manuel Nieto El barbero de Sevilla (5-2-1901, teatro de la Zarzuela, con libreto de Guillermo Perrín y Vico y Miguel de Palacios) y en colaboración con Amadeo Vives Roig (Collbató, Barcelona, 18 de noviembre de 1871-Madrid, 2 de diciembre de 1932) La gatita blanca (23-12-1905, teatro Cómico, libreto de Jackson Veyan y Jacinto Capella). El propio Amadeo Vives estrena Bohemios (24-3-1904, teatro de la Zarzuela, con texto de Perrín y Palacios).

Con el género chico agonizando, el público se decanta cada vez más por zarzuelas ‘grandes’, de más de un acto. Aparecen nuevos compositores: José Calixto Serrano Simeón (Sueca; 14-10-1873-Madrid; 8-3-1941), La canción del olvido (17-11-1906, teatro Lírico de Valencia, libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw); Pablo Luna Carné (Alhama de Aragón, 21-5-1879 – Madrid, 28-1-1942), Molinos de viento (2-12-1910, teatro Cervantes de Sevilla, texto de Luis Pascual Frutos); Francisco Alonso López (Granada, 9-5-1887-Madrid, 18-5-1948), La linda tapada con libreto de José Tellaeche, estrenada en el teatro Cómico de Madrid el 19 de abril de 1924, La calesera con libreto de los madrileños Emilio González del Castillo y Luis Martínez Román estrenada el 12 de diciembre de 1925, La Parranda con libreto de Luis Fernández Ardavín estrenada el 26 de abril de 1928 en el teatro Calderón de Madrid. José María Usandizaga Soraluce (San Sebastián, 31-3-1887 – ibidem, 5-10-1915), Las golondrinas (5-2-1914, teatro Price), con libreto de María de la O Lejárraga García (San Millán de la Cogolla, La Rioja, 1874 – Buenos Aires, 1974) (escrito bajo el seudónimo de su marido, Gregorio Martínez Sierra); Vicente Lleó Balbastre (Torrent, 19-11-1870-Madrid, 28-11-1922) La corte del faraón (21-1-1910, teatro Eslava, con texto de Perrín y Palacios).

Una escena del estreno de la zarzuela La Corte del Faraón en 1910. ‘Comedias y comediantes Magazine’, 1911

El 11 de noviembre de 1926 se estrena en el teatro de la Zarzuela El caserio de Jesús Guridi Bidaola (Vitoria, 25-9-1886 – Madrid, 7-4-1961) con libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw.

Desde 1919 hasta 1931 Reveriano Soutullo Otero (Puenteareas, Pontevedra, 11.7-1880 – Madrid, 29-10-1932) y Juan Bautista Vert Carbonell (Carcagente, Valencia, 1890 -Madrid, 16-2-1931) caso curioso de dúo compositor siendo su obras la Leyenda del beso estrenada en el teatro Apolo de Madrid, el viernes 18 de enero de 1924 con libreto de Enrique Reoyo, José Silva Aramburu y Antonio Afán de Ribera y Cano1, conocido como Antonio Paso y Cano y quizás la más conocida El último romántico estrenada el 8 de marzo de 1928 en el mismo teatro y libreto de José Tellaeche y Arrillaga.

A finales de la segunda década desaparecen dos teatros. En 1928 se incendia el teatro Novedades y un año más tarde cierra sus puertas el teatro Apolo, síntoma del estado en que se encontraba el género chico. Las obras de los nuevos compositores confirmarán el auge de la zarzuela grande. Federico Moreno Torroba (Madrid, 3-3-1891 – 12-9-1982), Luisa Fernanda (26-3-1932, teatro Calderón, zarzuela grande con libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw); Jacinto Guerrero Torres (Ajofrín, 16-9-1895 – Madrid, 15-9-1951), Los Gavilanes (7-12-1923, teatro de la Zarzuela, tres actos, libreto de José Ramos Martín), El huésped del Sevillano (3-12-1926, teatro Apolo, libreto de Enrique Reoyo y Juan Ignacio Luca de Tena), La rosa del azafrán (14-3-1930, teatro Calderón, texto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw). En la década de los años treinta aparece uno de los últimos y más grandes compositores: Pablo Sorozábal Mariezcurrena (San Sebastián, 18-9-1897 — Madrid, 26-12- (1897-1988); destacan: Katiuska, La del manojo de rosas, Black el payaso, La tabernera del puerto y Don Manolito.

La guerra civil no supondrá un intermedio para la zarzuela, aunque con más dificultades todavía continuarán estrenándose y representándose obras. Este género lentamente torna su fin hasta los años ochenta. ¿Las causas? La aparición de otras formas de entretenimiento: la revista, el cine, la televisión.

Siempre se ha querido comparar a la zarzuela con la ópera sin tener en cuenta que, aunque ambos son teatro cantado, son distintos géneros musicales. Entre la zarzuela y la ópera existen diferencias. La zarzuela es típicamente española, y no se ha extendido fuera de nuestras fronteras, a excepción de Hispanoamérica.

Ha conseguido resistir la influencia operística italiana y vienesa. La ópera es totalmente cantada, mientras que en la zarzuela se alternan escenas cantadas con pasajes hablados. Pero, la causa que impidió a la zarzuela traspasar fronteras fueron los temas locales y el folklore popular. Así mismo, la zarzuela asimila cantos y danzas populares que el pueblo asimila como suyo; la zarzuela tiene carácter popular, es asequible a las clases bajas, esto ha provocado el desprecio de muchos.

 

 

 

 

Antonio Corralero Romaguera
Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Anestesia-Reanimación y Tratamiento del dolor

 

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epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Corralero Romaguera A. Breve historia sobre la Zarzuela. epistemai.es [revista en Internet] 2023 octubre (21). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/6761

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