Breve historia sobre la Zarzuela

 

La zarzuela es una forma de música teatral o género musical escénico surgido en España que se distingue principalmente por contener partes instrumentales, partes vocales (solos, dúos, coros…) y partes habladas, aunque existen excepciones en las que estas últimas, las partes habladas, están completamente ausentes. La zarzuela nació en el siglo XVII en el pabellón de caza del Palacio de la Zarzuela (lugar llamado así por el gran número de zarzas que lo rodeaban) en la época de Felipe IV (rey de España del 31 de marzo 1621 al 17 de setiembre de 1665). Gran amante del teatro, este monarca era aficionado a los espectáculos musicales cargados de efectos; así, gustaba de celebrar representaciones nocturnas además de fiestas cortesanas con música. Aprovechando los momentos de descanso con sus cortesanos, y para distraerse, contrataba compañías madrileñas de payasos y actores que representaban obras donde se alternaba el canto sobre todo popular, con pasajes hablados un poco como el trabajo de Dryden con Purcell en Inglaterra. Las primeras zarzuelas nacieron como pequeños experimentos, un género musical que se situaba entre el teatro, el concierto, el sainete y la tonadilla.

Retrato de Pedro Calderón de la Barca por Pedro de Villafranca, grabado calcográfico, Madrid, 1676 (Biblioteca Nacional, Madrid)

El jardín de Falerina (1648), La fiera, el rayo y la piedra (1652), Fortunas de Andrómeda y Perseo (1653), El golfo de las Sirenas y El laurel de Apolo, todas de Pedro Calderón de la Barca (Madrid 17 de enero de 1600 – 25 de mayo de 1681), son consideradas las primeras zarzuelas. El músico Juan Hidalgo de Polanco, (Madrid, 28 de septiembre de 1614 – Madrid, 31 de marzo de 1685) autor ‘oficial’ de música teatral para la corte, puso música a la obra de Calderón.

Los temas de estas primeras zarzuelas son mitológicos así El golfo de las Sirenas, estrenada en 1657 en el Palacio de la Zarzuela, está basada en dos episodios de La Odisea de Homero. El laurel de Apolo, estrenada el 4 de marzo de 1658 para celebrar el nacimiento del príncipe heredero Felipe Próspero y La púrpura de la rosa, también de Calderón de la Barca y estrenada en el coliseo del Buen Retiro, el 17 de enero de 1660, están basados en fábulas de Ovidio de su obra Metamorfosis. Celos aún del aire matan, estrenada en el coliseo del Buen Retiro, el 5 de diciembre de 1660; está basado en la fábula de Céfalo y Procris de la Metamorfosis de Ovidio. Otras obras de Calderón son: Eco y Narciso (1661), Ni amor se libra de amor (1662), El asno de oro, La estatua de Prometeo…, todas basadas en temas clásicos y mitológicos. Sin embargo, sólo se conserva la música suficiente en la obra Los celos hacen estrellas que se estrenó en 1672 y es una zarzuela inspirada en el mito de Júpiter e Ío, con libreto de Juan Vélez de Guevara y la música del ya mencionado Juan Hidalgo de Polanco.

La zarzuela tuvo su auge a finales del siglo XVII y decayó en el siglo XVIII debido a la invasión de música italiana durante la época de los primeros Borbones. Felipe V prefería la música cantada en italiano al desconocer la lengua española. La zarzuela tuvo que dejar paso a la ópera, representada por compañías italianas que Felipe V trajo a España. Entonces, la zarzuela trató de adaptarse a la manera italiana debido a la preferencia del público por la ópera, fracasando. Aunque los italianos triunfan, en 1786 Boccherini escribió una zarzuela para el palacio de La Puerta de la Vaga en Madrid, La Clementina que es una obra maestra escandalosamente descuidada del teatro lírico español, con un libreto del poeta Ramón de la Cruz Cano y Olmedilla (Madrid, 28 de marzo de 1731 — ibíd, 5 de marzo de 1794), considerado como el rival español de Pietro Antonio Domenico Bonaventura Trapassi, más conocido como Metastasio (Roma, 3 de enero de 1698 – Viena, 12 de abril de 1782), que fue un escritor y poeta italiano, uno de los más importantes libretistas de ópera del siglo XVIII. También destaca en este tiempo el éxito de la zarzuela barroca Viento es la dicha de Amor (El viento es la poesía del amor – 1743) con música de José Melchor Baltasar Gaspar Nebra Blasco (Calatayud, 6 de enero de 1702-Madrid, 11 de julio de 1768)) y texto del dramaturgo Antonio de Zamora (Madrid, 1 de noviembre de 1665 – Ocaña, 7 de diciembre de 1727) una mezcla de verso y prosa en blanco, arias de ópera, coros cortos con sabor a Monteverdi, canciones populares con castañuelas profundamente orquestado con interludios instrumentales. Ellos dieron inicio en una nueva y rápidamente desarrollada forma de entretenimiento barroco en la que los libretos ingeniosos y piadosos iban a ser combinados con música de alta calidad y extraordinaria diversidad.

Con su sucesor al trono, Fernando VI (1746-1759) aumenta el esplendor de la ópera italiana y el hundimiento de la zarzuela. A Fernando VI, le sucede Carlos III, que no es muy aficionado a la música italiana prefiere las óperas menores, las zarzuelas mitológicas y costumbristas. Ramón de la Cruz y Olmedilla (Madrid, 28 de marzo de 1731 — 5 de marzo de 1794) es el primer autor que abandona los temas mitológicos para centrarse en temas costumbristas madrileños que se acercan más a las zarzuelas que hoy conocemos. Quien complace a la deidad acierta a sacrificar (1757) fue su primera zarzuela con música de Manuel Plá i Agustí (1725 -1766)

Ramón de la Cruz Cano y Olmedilla y el compositor Antonio Rodríguez de Hita (Valverde de Alcalá, h. 18 de enero de 1722 – Madrid, 21 de febrero de 1787), formaron un importante dúo en composiciones de zarzuela. Sus obras se representaban en funciones nocturnas veraniegas a beneficio de los cómicos, destacan: Las segadoras de Vallecas (1768) y Las labradoras de Murcia. A finales del siglo XVIII la zarzuela está a punto de desaparecer, sustituida por la ‘tonadilla escénica’ (género lírico-dramático menor con melodías populares españolas y temas costumbristas y humorísticos).

Aunque este tipo de teatro cantado, marcadamente cómico, de corta duración, ya contaba con antecedentes en el siglo XVII (las tonadillas formaban parte de las grandes piezas teatrales, comedias, óperas, tragedias o zarzuelas), no es hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando la tonadilla escénica, como género independiente, alcanzó su mayor popularidad.

El auge de la tonadilla escénica, y el apogeo de la ópera italiana, está íntimamente relacionado con el reinado de Carlos III (1759-1789). Este monarca, después de haber reinado en Nápoles durante 25 años, se instaló en España e impuso como moda el cantar tonadillas en las comedias.

La tonadilla se diferencia del sainete en que el segundo es una pieza hablada y la tonadilla es cantada, literariamente ambos son similares. Su argumento es simple, predomina el personaje y apenas hay acción, esta es expuesta por el personaje. La finalidad del texto es divertir al público, provocar su risa, y al mismo tiempo, exponer una crítica social y transmitir alguna moraleja de lo representado. La estructura musical está fuertemente relacionada con el texto, así consta de tres partes: Introducción, en la que se expone el asunto, dirigiéndose directamente al público habitualmente. Sección central, en la que se centra la acción del argumento. Sección final, que a menudo no guarda relación con el argumento, soliendo ser unas seguidillas y un número de despedida. Este esquema no fue rígido y a medida que la tonadilla evolucionó fue cambiando. Cuatro ejemplos de tonadilla escénica son los que actualmente se representan en el Teatro de la Zarzuela: El majo y la italiana fingida (1778) de Blas de Laserna Nieva (Corella, Navarra, 1751-Madrid, 1816), Garrido enfermo y su testamento (1785) de Pablo Esteve y Grimau (¿Barcelona?, 1730? – Madrid, 4 de junio de 1794), Lección de música y bolero (1803) de Blas de Laserna Nieva (Corella, Navarra, 1751 – Madrid, 1816) y La cantada vida y muerte del general Mambrú (1785) de Jacinto Valledor y la Calle (Madrid, 1744-Cuenca, 1809). tonadilla burlesca de las hazañas del militar inglés John Churchill, duque de Marlborough, en sus batallas contra los ejércitos aliados francoespañoles durante la Guerra de Sucesión Española, un conflicto internacional desarrollado en la península ibérica que duró desde 1701 hasta la firma del Tratado de Utrecht en 1713 y cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714 con la capitulación de Barcelona y 1715 con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de España primer Borbón. Mambrú es una deformación fonética de ‘Marlborough’ y la obra se basa en una canción popular francesa que se tradujo al español como ‘Mambrú se fue a la guerra’.

Napoleón al ocupar España (1808-1814) barrió la ópera italiana, trayendo la ópera cómica francesa, que no triunfó. Al término de la guerra regresó la ópera italiana que triunfaba en toda España, a excepción de Madrid y otras ciudades donde esta lengua provocaba rechazo.

Con la llegada del Romanticismo el nacionalismo musical español quiso imitar la ópera italiana en lengua castellana, con temas mitológicos, heroicos que pronto se abandonaron por una temática basada en la lengua castellana. La zarzuela resurgía. Después de un período de barbecho -el dinero era corto y España reducido a un bajo nivel de prosperidad, creatividad artística y moral- llegamos a la segunda mitad del siglo XIX, la Edad de Oro de la Zarzuela. Como al principio, la esencia de la nueva floración era la mezcla exótica de géneros – zarzuela no va a atraer a nadie que le gusta su teatro ‘puramente’ una cosa u otra. Las piezas clásicas de la época son una potente combinación de sofisticados conjuntos musicales y arias, mezcladas con diálogos en verso y prosa, canciones populares y personajes de comedia de poca duración. Algunos son de alcance largo y operístico -el género grande. Otros son distancias cortas, a menudo suavemente estimulantes de un acto, en su mayoría situadas en las partes menos salubres de Madrid – partes demasiado conocidas por muchos de los hombres que buscan placer en la audiencia, al menos-. Estas son las inmensamente populares zarzuelas sainete y género chico. En el medio, hay zarzuelas de todas las formas y tamaños, rebosantes de todos los sabores del teatro musical.

Francisco Asenjo Barbieri (1823–1894)

A mediados del siglo XIX comienzan a proliferar las zarzuelas. En 1851 los compositores Rafael Hernando Palomar (Madrid 31 de mayo de 1822 – 10 de julio de 1888), Francisco Asenjo Barbieri (Madrid, 3 de agosto de 1823 – 17 de febrero de 1894), Joaquín Romualdo Gaztambide y Garbayo (Tudela, Navarra, 7 de febrero de 1822 – Madrid, 18 de marzo de 1870), Cristóbal Oudrid y Segura, (7 de febrero de 1825, Badajoz, España – 13 de marzo de 1877, Madrid, España), José Ynzenga y Castellanos, (Madrid, 3 de junio de 1828 – id. 28 de junio de 1891), Francisco Lleroa Salas (Granada, 12 de marzo de 1812-Madrid, 21 de junio de 1875) y Emilio Arrieta que en realidad se llamaba Juan Pascual Antonio Arrieta Corera (Puente la Reina, Navarra, 20 de octubre de 1821-Madrid, 11 de febrero de 1894), fundan la Sociedad Artística del Teatro-Circo, con el aval del banquero Francisco de las Rivas y Ubieta, primer marqués de Mudela (Irazagorría, Gordejuela, Las Encartaciones, Vizcaya, 2 de noviembre de 1808-Madrid, 7 de mayo de 1882) que adquirió unas antiguas cocheras situadas detrás del Congreso de los Diputados, en lo que hoy es la calle Jovellanos, donde se edificó e inauguró en 1856, el Teatro de la Zarzuela.

Es la Sociedad Artística del Teatro-Circo la difusora de la zarzuela por toda España. Luis de Olona y Gaeta (Málaga, 1823 – Barcelona, 1863), será el presidente, Gaztambide el director de orquesta, Barbieri director de coro y Francisco Salas director de escena. De esta sociedad destacan los éxitos: Jugar con fuego, estrenada en 1851 en el Teatro del Circo y Los diamantes de la corona (1854), ambas de Francisco Asenjo Barbieri, y Catalina, de Joaquín Gaztambide, iniciándose una nueva etapa para la zarzuela.

En 1853 Emilio Arrieta se pasó a la zarzuela, estrenando, con gran éxito, en el Teatro del Circo su primera obra: El dominó azul, con libreto de Francisco Camprodón y Safont. Ese mismo año, el 6 de junio Arrieta estrena El grumete. Arrieta se incorporó a la Sociedad Artística, al tiempo que tres de sus componentes iniciales, Cristóbal Oudrid y Segura, José Inzenga y Castellanos y Rafael Hernando y Palomar, salieron de ella debido a una ampliación de capital que no se pudieron permitir. Arrieta reforzó económicamente la Sociedad Artística del Teatro-Circo al tiempo que su aspecto musical se dejó llevar por tendencias italianizantes. Un año después de su marcha Odruid solicitó su reingreso pudiendo aportar el capital requerido.

1854 es el año en que triunfan: Aventura de un cantante y Los diamantes de la corona, de Barbieri; Catalina y El alma de Cecilia de Gaztambide. En 1855 Manuel Fernández Caballero (Murcia, 14 de marzo de 1835 – Madrid, 26 de febrero de 1906) estrena en el Teatro del Circo La vergonzosa de Palacio; este mismo año Arrieta estrena Guerra y muerte y, el 21 de septiembre, su más famosa obra: Marina.

Este éxito de la zarzuela en Madrid pronto se extiende a otras capitales españolas. Nicolau Manent i Puig (Mahón, 22 de junio de 1827 – Barcelona, 1887) y Francisco Porcell Guardia ‘Guardis’ (1813-1881) l estrenan en el Liceo de Barcelona La tapada del Retiro y No más zarzuela, respectivamente. En estos tiempos, las zarzuelas estaban influenciadas por la ópera italiana y la ópera cómica francesa, no tardando en adaptarse al folklore regional y más en particular al folklore local, pasando a estar protagonizada por personajes de la calle que hablan el lenguaje del pueblo. Por ejemplo, en la zarzuela madrileña, tópicos como: la forma castiza de expresarse, situaciones y lugares madrileños, el uso de ritmos musicales como el chotis, la mazurca (aunque ninguno de estos tiene origen madrileño, el schottisch, es una danza alemana de origen escocés y la mazurca es una danza nacional polaca) …

 

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epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Corralero Romaguera A. Breve historia sobre la Zarzuela. epistemai.es [revista en Internet] 2023 octubre (21). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/6761

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