Domingo Mérida, en su libro 3.900 calles. Enciclopedia del callejero malagueño, recoge una calle relacionada, indirectamente, con el vuelo del Plus Ultra; se trata de una vía situada en Olías, la calle Ruiz de Alda, la que reseña así:
“Julio Ruiz de Alda. Aviador militar español (1897-1936). Fue uno de los héroes de la inolvidable expedición del Plus Ultra, que tanta gloria dio a la aviación española, y uno de los elementos más destacados de la fundación y organización de Falange Española. Alfonso XII {sic} habló con él desde Italcable en Málaga, cuando le comunicaron, encontrándose en nuestra ciudad, que el Plus Ultra había completado su viaje a Buenos Aires, cruzando el Atlántico.”
Texto que recoge literalmente la web del Ayuntamiento de Málaga https://callejero.malaga.eu en la reseña histórica de la citada calle.
La expedición, o raid, del Plus Ultra tuvo lugar en el año 1926. El Monarca reinante en aquel momento era Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII y rey desde su nacimiento, el 17 de mayo de 1886, que había asumido el trono de forma efectiva el 17 de mayo de 1902, al cumplir los 16 años de edad.
Por otro lado, la conversación entre el Rey y el representante de los tripulantes del hidroavión Plus Ultra tuvo lugar, efectivamente, con la presencia de Alfonso XIII en las instalaciones malagueñas de Italcable, en la tarde-noche del 10 de febrero de 1926, una vez culminada la última etapa del vuelo; pero al otro lado del cable, en la estación bonaerense, el interlocutor fue el jefe de la expedición, Ramón Franco Bahamonde; no hay constancia de que el resto de la tripulación le acompañase, tampoco de que no lo hiciese, pero todos los telegramas enviados desde Buenos Aires fueron firmados por Franco, como reflejó el periódico malagueño La Unión Mercantil al día siguiente.
Lo cierto es que el vuelo tuvo como protagonistas a cuatro militares españoles, tres pilotos y un soldado mecánico de aviación. El principal impulsor y responsable del vuelo fue el citado Ramón Franco Bahamonde, comandante de Infantería destinado en el Servicio de Aviación de la Aeronáutica militar (Ejército de Tierra); su copiloto durante todo el vuelo fue Julio Ruiz de Alda y Miqueleiz, capitán de Artillería destinado en el mismo servicio que Franco; el tercer piloto era Juan Manuel Durán González, teniente de navío destinado en la Aeronáutica Naval (Armada), que acompañó a sus compañeros en vuelo en las etapas más cortas, mientras que en las más largas lo hizo navegando en un buque de la Armada, el destructor Alsedo, debido a las limitaciones impuestas por el límite de carga del aparato; el cuarto tripulante fue el mecánico de aviación Pablo Rada Uztárroz, perteneciente también al Servicio de Aviación del Ejército de Tierra.
El Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia ofrece sendas biografías de los cuatro y, en todas ellas, da cuenta de su intervención en el vuelo del Plus Ultra, el primero que se hizo entre Europa y América en el Atlántico Sur. A ellas remitimos al lector interesado para conocer sus respectivas carreras profesionales y otros aspectos de sus vidas.
La historia de la preparación, desarrollo y resultados del histórico vuelo queda recogida en un folleto titulado El Raid de Palos – Buenos Aires, publicado en 1926 por la Editorial Ibero Africano-Americana, que recogía una conferencia de Julio Ruiz de Alda impartida en el Teatro de la Princesa el 22 de abril. También en un libro titulado De Palos al Plata, publicado a finales de ese año por Espasa Calpe, firmado por Ramón Franco y Ruiz de Alda. Leyendo sus páginas nos podemos encontrar con los principales hitos del proyecto.
Así, según escribe Franco en el citado libro, la concepción de la empresa se remonta a finales del año 1924:
“Finalizando el año 1924, durante el curso de ampliación para mandos de escuadra aérea y escuadrillas, estudié la posibilidad de llevar a la práctica un raid aéreo, que diera a conocer el valor de la Aviación española fuera de las fronteras, y al mismo tiempo sirviera para ganar honra y prestigio para España.”
Según explica Franco en su libro, con ese vuelo buscaba poner de manifiesto las cualidades, o méritos, de los pilotos españoles, en particular los suyos, destacar otros “méritos de estudio” y establecer normas para la futura navegación aérea de continente a continente; la ruta hasta el Plata reunía estos requisitos, afirmaba el autor, a los que unía otros dos: “Los peligros del océano y de las regiones ecuatoriales, gran aliciente para todo aviador” y, además, serviría para “estrechar los lazos de unión entre España y las jóvenes naciones de habla castellana del continente descubierto por Colón”.
Ruiz de Alda se une al proyecto de Franco de forma accidental, ya que éste inicia el planeamiento y las primeras experiencias en colaboración con Mariano Barberán y Tros de Ilarduya, capitán de Ingenieros destinado en el Servicio de Aviación, pero en septiembre de 1925 se le concede la baja a Barberán en dicho servicio, a petición propia, dejando por lo tanto el proyecto. Es entonces cuando Ramón ha de buscar un nuevo colaborador que reuniese ciertas cualidades:
“Además de piloto, fuera radiotelegrafista práctico y teórico, que supiera arreglar en vuelo cualquier avería fácilmente surgida en un despegar brusco o por un remolino fuerte, cosa frecuente en aparatos tan complicados y débiles, en los que fundirse una válvula o establecerse un mal contacto nos dejaría incomunicados con el resto del planeta. = Además de estas cualidades que debía reunir mi compañero, debía conocer todas las cuestiones de la navegación astronómica y practicarla en vuelo, con sus instrumentos; el sextante, el cronómetro y círculo de marcar o taxímetro; debía practicar la navegación a la estima como base primordial de una buena navegación aérea, empleando el compás magnético y el derivómetro, necesario para medir los enormes desvíos producidos por el viento.”
El primero que se ofrece para cubrir ese puesto es Julio Ruiz de Alda, a pesar de no ser radiotelegrafista; otros compañeros del Servicio de Aviación se ofrecen a Franco, pero el más persistente era Ruiz de Alda, según el mismo autor: “entre ellos, el que más se destacaba por su insistencia (…) era Ruiz de Alda”. A primeros de octubre de 1925, tras una entrevista en Madrid con otros dos candidatos, más del gusto de Ramón por sus conocimientos en radio pero que renunciaron a la empresa, es Julio el elegido. A partir de entonces comienza una preparación intensiva para llegar a tiempo a febrero o marzo de 1926, fecha prevista para el vuelo.
En cuanto a la elección de Pablo Rada, Franco señala que el mecánico que le acompañase en el vuelo debía ser uno con experiencia en hidroaviones y que no se marease en el mar, aunque no conociese inicialmente los motores Napier Lión, con los que iría equipado el Plus Ultra. Rada se ofreció a su jefe, para la expedición:
“Un día se me acercó Rada, que era a la sazón el mecánico de mi hidro de batalla, y me preguntó qué mecánico llevaría; le pregunté si él quería venir y si se creía capaz de llevar bien los motores Napier, que agradecen tanto los cuidados de un mecánico como los manejos de un piloto. Me respondió que quería venir, y que el motor Napier no tenía dificultades para él.”
Franco explica su elección señalando: “Podía haber encontrado mecánicos mejores que Rada, porque todo es susceptible de mejora; pero lo que yo necesitaba para mi vuelo lo tenía Rada”. La intención de Ramón era recompensar a su mecánico por la entrega en los diversos vuelos que habían compartido y porque, además, a su juicio reunía las condiciones exigidas: “confianza ciega en mí, salud fuerte, inteligencia, peso reducido, desinterés, sacrificio, arrojo hasta la temeridad y ser hombre de pocas palabras como soy yo”.
(*) Biblioteca Virtual de Defensa. Las fotografías de los miembros de la tripulación de la conferencia de Ruiz de Alda, disponible también allí
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Pérez Frías PL. El sueño de un infante: El vuelo del Plus Ultra. epistemai.es [revista en Internet] 2023 octubre (21). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/6428