Volver al inicio: José Vallejo y Galeazo…
El 7 de mayo de 1860 La Correspondencia de España daba la bienvenida a José Vallejo, anunciando su regreso a la capital madrileña: “Ha llegado a esta corte, procedente de África, el dibujante de las Crónicas de la guerra de África, D. José Vallejo, que como soldado del regimiento de Zamora, ha ganado la cruz de San Fernando de primera clase y la de María Isabel Luisa pensionada”.
En ese año colabora, como litógrafo y dibujante, en el Atlas histórico y topográfico de la Guerra de África, sostenida por la nación española contra el Imperio Marroquí. 1859 y 1860, publicado por el Depósito de la Guerra, a cargo del Cuerpo de Estado Mayor del Ejército, en 1861.
En los años siguientes Vallejo retomó sus clases en el Conservatorio pero, además, tuvo destacadas intervenciones en la decoración de diversos edificios. Así, en el teatro Lope de Vega de Valladolid, inaugurado en diciembre de 1861, participa en la decoración del techo del salón pintando las alegorías de la tragedia, la comedia, la música y el baile; el periódico El Contemporáneo decía respecto al autor y su obra:
“La parte circular del techo está dividida en ocho compartimientos, con lonchas ó fajas que la dividen; cuatro de estos los constituyen un rico adorno, en cuyo centro se leen los nombres de nuestros antiguos poetas Calderón, Lope, Tirso y Alarcón: los cuatro restantes que forman los extremos de los dos ejes del salón, están adornados con figuras alegóricas que representan la tragedia, la comedia, la música y el baile, pintados al temple por el renombrado y excelente artista, don José Vallejo. Estas figuras, dibujadas con gran pureza y pintadas con una brillantez de color y una facilidad y gusto de ejecucion nada comunes, constituyen una de las joyas de este teatro, que darán honra á su joven y aventajadísimo autor”.
Techo del café Fornos, publicado el 27 de junio de 1870 a doble página. Fuente: ‘La Ilustración de Madrid’
Compagina esta labor con la docencia, la participación en tribunales y la publicación de obras, como el Reglamento del Real juego de billar y Galería de Directores de Guardia civil, ambas como impresor (1868); el Retrato litografía de D. Rafael de Riego, como autor. Además de su colaboración en La Ilustración de Madrid como director artístico, a partir de 1870, medio en el que publica diversos grabados.
En ese año de 1870, colabora en la decoración del nuevo teatro establecido en el Circo de Madrid; así como en la del café de Fornos, como destacaba la misma publicación el 27 de junio:
“Saliéndose del camino trillado en este género de obras, el señor Vallejo ha encontrado con rara fortuna la fórmula de llenar todas las condiciones de la pintura decorativa, tratando asuntos apropiados al destino del local. Los cuatro cuadros principales y el círculo que lo adornan, en los que se desenvuelven con claridad, merced á bien pensados grupos de figuras, las alegorías de el té, el café, el chocolate, los licores y los helados, serian siempre verdadero motivo de alabanza por el esfuerzo de originalidad é ingenio que supone armonizar felizmente ideas tan vulgares con formas y efectos artísticos, si ya por la maestría de las composiciones, la pureza de los contornos y la frescura del colorido, no fueran todos ellos verdaderas obras de arte dignas del nombre de su autor, que aun en éstos, para él fáciles trabajos, deja siempre marcada la huella del talento”.
En 1873 se le otorgó la Cruz de primera clase de la Orden civil de María Victoria como recompensa, entre otros méritos, a su labor en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, en la que al ser encargado de la instalación y organización de una de sus secciones, en el número 11 de la calle del Turco, llevó su celo hasta el punto de emprender un viaje a sus expensas a Francia, Inglaterra, Bélgica y Alemania, países donde hizo estudios de las Escuelas de artesanos allí establecidas, “con grandísimo provecho para las de España, y no poco fruto para la enseñanza del dibujo desde sus primeros elementos hasta la copia del yeso y composición, que es la clase que explica como Profesor de la citada Escuela”. Con anterioridad ya se le había concedido la Cruz sencilla de la Orden de Carlos III, de la que en 1877 se le nombraría Caballero. En 1879 se le otorga la Encomienda de número de Isabel la Católica.
En 1875 pinta el telón del teatro de la Comedia de Madrid, representando el templo de la Inmortalidad, alrededor del cual figuraban agrupados los principales poetas y artistas dramáticos españoles; en 1879 colabora con José Marcelo Contreras en la decoración del techo del gran salón teatro del Conservatorio de Madrid, reconstruido tras haber sufrido un incendio en años anteriores.
Tres años después, el 19 de febrero de 1882 por la tarde, muere en Madrid José Vallejo y Galeazo, sin dejar descendencia y siendo catedrático del Conservatorio de Artes. La Época daba la noticia al día siguiente destacando: “El arte ha perdido uno de sus hijos predilectos, y la sociedad un hombre de relevantes condiciones”. Su entierro tuvo lugar el 21 de febrero, a las diez y media de la mañana, con asistencia del director de Instrucción pública Juan Facundo Riaño y Montero que presidía el duelo, junto con amigos y admiradores. La prensa de Madrid y de provincias se hizo eco del fallecimiento con breves sueltos en los días siguientes, destacando la necrológica, ya citada, de La Ilustración Española y Americana.
Pocos meses después, a finales de abril, se ponían a la venta los útiles y objetos de arte que habían pertenecido a José Vallejo y que aún permanecían en la sede de la calle del Turco 11. El Imparcial, al anunciar esta venta el día 25 de ese mes, señalaba: “Creemos hacer un favor á los aficionados y artistas en darles este aviso”. Después, fue cayendo el olvido sobre nuestro paisano; en julio de 1887 un artículo sobre ‘El arte religioso’, firmado por ‘M. de A.’ se limitaba a señalar respecto a José Vallejo y Galeazo: “pintor y dibujante, dedicado más especialmente á la ilustración de obras. Débese á su mano la de las Páginas de la vida de Jesucristo, y un retrato de Fray Honorio Mossi. Nació en Málaga en 15 de Mayo de 1821 y falleció en Madrid en 19 de Febrero de 1882, habiendo trabajado brillante y afanosamente en su carrera de artista”.
Hace algo más de 60 años, en 1961, el académico de San Telmo de Málaga Baltasar Peña Hinojosa recogía la historia de este malagueño, en un artículo, titulado ‘José Vallejo, reportero gráfico de la Guerra de África’, publicado en el número 12 de la revista Gibralfaro. Pero destacando únicamente su participación en el Atlas de la guerra de África. En este trabajo decía Peña Hinojosa: “Vallejo fue sobradamente conocido en el segundo tercio del siglo XIX. Dibujante fecundo, ilustró con acierto crónicas, galerías, álbumes e iconografías. Colaborador asiduo del ‘Gil Blas’, de ‘La Ilustración’, del ‘Semanario pintoresco’ y otras muchas revistas. Sus dibujos se pueden contar por centenares, destacando por su acierto los retratos, siguiendo las normas imperantes en aquellos momentos de Esquivel y Madrazo”. Finalizaba su estudio sobre las litografías del Atlas haciendo un llamamiento: “Acordémonos con satisfacción en estos momentos, en que los asuntos africanos han reverdecido en el interés europeo y mundial, de este malagueño que con la agilidad de su lápiz e incluso con la valentía de su conducta, nos supo recoger y legar unos documentos de tanto interés y actualidad”.
No parece que su llamada fuese atendida ya que hasta el pasado año de 2016 no se volvió a recordar de forma extensa la figura y la labor de José Vallejo, gracias a la tesis doctoral del citado Antonio David Palma Crespo, defendida en la Universidad de Córdoba con el título La Guerra de África (1859 – 60) en imágenes.
¿Recuperaremos algún día los malagueños la memoria de este ilustre paisano?
Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Pérez Frías PL. José Vallejo y Galeazo. Un precursor de los corresponsales de guerra. epistemai.es [revista en Internet] 2023 febrero (19). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/5645