Quintín Calle Carabias
Doctor en Filología Moderna, profesor titular de la UMA y Presidente de la SEMA
“Yo también estoy deseando verlo, ya sabes que le tengo mucho cariño como primo mayor y… único primo”, señala Perico poniendo cara en la que pululan sobreentendidos.” Tetuán y Larache 1936 (Córdoba, Almuzara, 2025, p.118)
Leía yo la interesante novela de Luis María Cazorla cuando la última palabra de la frase citada me recordó bruscamente que aún tenía pendiente el artículo que debía escribir sobre la deriva del lenguaje.
Buscando no repetirme, repasé apresuradamente algunos de mis artículos de El Hablaje y en uno de ellos encontré con estupor la palabra ‘sobreentender’, escrita también con doble ‘e’. Habiendo recordado a menudo las dos leyes fundamentales que rigen la buena salud de la lengua (garantizar el mensaje y economizar el lenguaje), me alarmé y recurrí al DRAE (diccionario de la Real Academia). Aunque en él encontré consuelo (en la voz ‘sobrentendido’ dice, condescendiente: “también sobreentendido”), me sigue intrigando mi propia fijación en la palabra original (con ‘e’ duplicada) y no en su natural evolución, conforme a la segunda ley lingüística antedicha.
Pero el propio DRAE, en su inmensa generosidad panhispánica, me distrajo de mis pesares y me llevó a un tema más interesante: ¿por qué el trato deferente y cortés distancia a los interlocutores? O lo que es peor, ¿por qué la buena educación supone esquizofrenia lingüística? He aquí el cuadro del presente de indicativo del verbo ‘sobrentender’ según del DRAE:

‘Sobrentender’ según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua
En la casilla de la segunda persona del singular vemos emparejados ‘tú’ y ‘vos’ –mezclando singular (sobretiendes) con plural (sobrentendés)–, y se añade ‘usted sobrentiende’ –tercera persona singular, en la casilla de la segunda–. ¡Como ensalada lingüística no está mal!
‘Vos’ (caso sujeto y régimen respectivamente del pronombre personal latino de segunda persona del plural) pervive en español en su forma tónica como plural mayestático (“Corazón de Jesús, en vos confío”, jaculatoria) o como deferente buena educación en todo el siglo de oro español y bastantes siglos después (“¿Pensáis […] que todo ha de ser errar vos y perdonaros yo?”. Cervantes, Don Quijote, parte I, cap. XXX). Ese es el español que llega al Nuevo Mundo y permanece en distintos medios sociales de América Central y del Río de la Plata, dando lugar al ‘voseo’. En cualquier caso, su concordancia en segunda persona del plural debería inhabilitar su ubicación en la casilla del singular.
Junto a la forma tónica, encontramos su forma átona (‘os’), ya enclítica, asociada al imperativo (‘¡Callaos!’), ya disociada (‘¡A ver si os calláis!’), como ocurre en otros idiomas neolatinos. Por ejemplo, el francés sigue usando ‘vous’ ya como segunda persona del plural ya como forma de buena educación (politesse) entre personas desconocidas o de rango diferente; pero, en cualquier caso concertando siempre en segunda persona del plural: Vous, les élèves, vous partez quand? / Vous, monsieur, vous partez quand? Hasta aquí, todo normal –salvo que E. Alarcos Llorach, en lugar de pronombres, los llama ‘sustantivos personales’ (Gramática de la lengua española, Real Academia Española, Madrid, Espasa-Calpe, 1994, cap. VI)–.

Gramática de la lengua española de E. Alarcos, 1994
Pero el español aún dispone de una tercera forma: ‘usted’. Derivada de la locución nominal ’vuestra merced’ (>vuesarced > vosted > usted), obliga al verbo a concordar en tercera persona ya del singular (‘usted sobrentiende’) ya del plural (‘ustedes sobrentienden’), como se aprecia en el recuadro. “–Señor don Quijote, vuestra merced me eche su bendición y me dé licencia…” (Cervantes, Don Quijote, parte I, cap. XXV).
Los primeros síntomas de esquizofrenia aparecen inevitablemente al ver ubicada tal proposición de tercera persona (sujeto + verbo en 3ª persona) en la casilla de los de segunda, ya del singular (‘tú sobrentiendes’ / ‘usted sobrentiende’) ya del plural (‘vosotros/as sobrentendéis’ / ‘ustedes sobrentienden’).
Otro tanto ocurre con la forma ‘vos’ (‘vos sobrentendés’, segunda persona arcaica del plural), ubicada con la segunda del singular (‘tú sobrentiendes’), en lugar de con la segunda de plural (‘vosotros/as sobrentendéis’), y más próxima en todo caso al ‘usted sobrentiende’ que al ‘vosotros sobrentendéis’ o ‘tú sobrentiendes’.
Esta esquizofrenia necesita urgente tratamiento. Así que recurrimos a los doctores de la madre academia, que responden así:
El contenido de los pronombres personales “se refiere a la noción de persona gramatical. Esta noción abarca a los tres elementos externos a la lengua que intervienen en todo acto de habla: el hablante [primera persona], el interlocutor [segunda persona] y todo lo demás [tercera persona]» (Alarcos, 1994:70). Dicho lo cual, “La cortesía y el respeto social hacia el interlocutor han impuesto en el uso de la lengua unidades que sustituyen a los personales de segunda persona.” (Alarcos, 1994:76). Tal es el caso de vos por tú (dando lugar al voseo en zonas de América Central y del Río de la Plata). Y añade asimismo que “La intención reverencial del hablante lleva a dirigirse indirectamente al interlocutor con fórmulas de sustantivos femeninos referidas a cualidades relevantes, como vuestra merced…” (ibid.)
A nuestro modo de ver –insistimos–, el uso prevalente de ‘vos’ sobre ‘tú’ (o, si se prefiere, del ‘voseo’ sobre el ‘tuteo’) en las zonas antes citadas, sustituyéndolo, no los hace equivalentes hasta el punto de justificar la inclusión del plural ‘vos’ en la casilla del singular ‘tú’. Dicha disociación se ve agravada por el uso dispar y no poco confuso de vosotros y ustedes en el propio español meridional y canario.
Añadamos aquí otros dos conceptos esenciales a la comunicación: la presencia física de los interlocutores (primera y segunda personas, ya del singular ya del plural) frente a la ausencia (tercera persona) del objeto de la comunicación.
La aparente esquizofrenia viene, pues, de la disociación entre la forma gramatical (usted / ustedes, tercera persona, por tanto, teóricamente ausente o distante) y la función comunicativa, que, como interlocutor, exige su presencia (segunda persona). De ahí que, en nuestra actual sociedad, tan comunicativa, se sienta uno incómodo tratándose de usted –por esa distancia formalmente impuesta– y solicite de inmediato pasar al tuteo –tan próximo y acogedor– y de este modo remediar la susodicha esquizofrenia.
¿Y el respeto debido? Nada que ver: respicio, respexi, respectum > respeto (mirar). El auténtico respecto significa: mírame, no estás solo. Tenme en cuenta y obra en consecuencia. Y esto puede ocurrir en cualquier persona gramatical. Incluso sin hablar… No me extraña que mi mujer se moleste, cuando respetuosamente le digo –Sí, señora.
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Calle Carabias Q. Extraños sobrentendidos. ¿Por qué me aleja usted? epistemai.es [revista en Internet] 2025 junio (26). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/8835