Volver a página anterior de The White Flame. Cien años de la declaración de los Derechos del Niño, 1924-2024

 


 

Las cosas no surgen porque sí; veamos los antecedentes. El 1 de enero de 1919 se había creado el Consejo de Lucha contra el Hambre (Fight Famine Council, FFC), presidido por Lord Parmoor. Aunque hubo otros participantes en la campaña, fue Dorothy –como economista- quien proporcionó los datos y las cifras para justificar el levantamiento del bloqueo. Inevitablemente, tal llamado se interpretó como una lucha política.

Eglantyne Jebb,1920

Dorothy había realizado un viaje de investigación al continente entre marzo y abril de 1919; aportando una cuantiosa donación de los cuáqueros, además de fondos propios, para proporcionar alimentos y medicinas. A su regreso, creó un comité independiente de la FFC, llamado Save the Children. Este recaudaría fondos para proporcionar, exclusivamente a los niños necesitados de Europa, leche y otros artículos esenciales. Se registró como una organización benéfica independiente y se hizo público en la reunión del Royal Albert Hall del 19 de mayo de 1919.

Pero mientras en el Viejo Continente las cosas iban arreglándose, en Rusia, consecuencia de la revolución, se produjo una terrible hambruna. A pesar de la oposición de algunos sectores, Eglantyne lanzó campañas en la prensa para concienciar a la gente de que había que ayudar a las futuras generaciones, fuera cual fuera su país o religión. Gracias a su trabajo consiguió que se distribuyeran 600 toneladas de alimentos y ayuda médica en Rusia. Desde entonces SCF no sólo socorre a víctimas de la guerra, sino que apoya a los niños desfavorecidos en cada uno de los países donde actúa, creando escuelas, comedores o dispensarios médicos.

Primeras versiones de la Declaración de Ginebra

A principios de 1920 ambas hermanas abrieron sede internacional en Ginebra, donde se había radicado la nueva Sociedad de Naciones. El papa Benedicto XV y otras figuras prominentes también brindaron su apoyo, como George Bernard Shaw, quien contribuyó con la lacónica pero conmovedora declaración: “No tengo enemigos menores de siete años”. En agosto de 1921 habían recaudado el equivalente a 24 millones de euros actuales, una cifra que ayudó a mejorar la situación de la infancia en Centroeuropa.

Save the Children Fund se estructuró en torno a la Union Internationale de Secours aux Enfants (UISE), con el apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El 23 de febrero de 1923, la Alianza Internacional Save the Children adoptó en su IV Congreso General la primera Declaración de los Derechos del Niño, ratificada por el V Congreso el 28 de febrero de 1924. En 1923 Save the Children había formulado la Declaración y la envió a la Sociedad de Naciones donde finalmente fue adoptada en diciembre de 1924 en su V Asamblea. Allí participó Eglantyne y presentó el borrador que había escrito meses antes sobre los derechos de la infancia. Ante los líderes mundiales alzó la voz para reclamar, entre otras cosas, que:

El niño que tiene hambre debe ser alimentado;

El niño enfermo, cuidado y curado;

El niño discapacitado deberá ser apoyado;

El delincuente, reformado,

Y el huérfano y abandonado, deberá ser protegido y asistido.

El 26 de diciembre de 1924, la Sociedad de Naciones adoptó esta declaración como la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño siendo Eglantyne Jebb la primera firmante. Esta Declaración, precursora de la Declaración Universal de los Derechos del Niño y antecedente de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU en 1959, fue reconocida por todos como obra personal de Eglantyne.

A diferencia de la Declaración de Ginebra, la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 es jurídicamente vinculante y está ratificada por casi todos los países del mundo.

La escritora británica Clare Mulley, explica cómo Eglantyne fue capaz, hace cien años, de convencer a la clase política y a la sociedad británica de la necesidad de ayudar a los niños del “bando enemigo” después de la Primera Guerra Mundial. Las fundadoras de Save the Children desafiaron los límites impuestos y consiguieron informar y concienciar sobre lo que sucedía al otro lado del mar con los niños alemanes después de la Gran Guerra. “Es importante dar a conocer la figura Eglantyne porque su historia es la de una mujer que logró romper estereotipos de género, cambiar mentalidades e impulsar los Derechos del Niño”. Sus iniciativas a favor del niño incrementaron en gran medida el conocimiento sobre la infancia de las organizaciones internacionales.

La organización no fue su única aportación, lo más importante fue inculcar la responsabilidad colectiva sobre los problemas infantiles. “Las fotografías de niños austriacos hambrientos que Eglantyne reprodujo en sus folletos no podrían pasar ahora las directrices de la política de imagen de Save the Children, cuyo objetivo es preservar la dignidad humana y evitar la presentación condescendiente de las patéticas y anónimas víctimas de guerra o de desastres naturales con el único fin de despertar conciencias. Pero en 1919, cuando los niños de Alemania y de sus aliados fueron víctimas directas de la política económica británica en marcha, Eglantyne decidió que era una obligación moral para el público británico confrontar estas fotografías, por muy perturbadoras que fueran», escribe Mulley.

Portada de la web de Save the Children en su versión española

En este sentido la británica fue pionera en la comunicación y en la profesionalización de las organizaciones civiles. En 1921 envió a Rusia un fotógrafo, con el objetivo de confirmar la mala situación en la que se encontraban los niños tras la revolución, y mostrar que la ayuda llegaba. “La nueva caridad tiene que ser científica”, aseguró Eglantyne. Save the Children fue de las primeras organizaciones en lanzar grandes campañas de concienciación tal y como hoy las conocemos. “La beneficencia moderna ha de tener objetivos muy claros e intentar alcanzarlos con la misma inteligencia, cuidado y rigor con el que lo hacen las mejores empresas industriales y comerciales”. Y con esta filosofía incorporó a su organización a profesionales como abogados, fotógrafos, médicos y periodistas.

Consciente de que el mundo no era sólo Europa, se marcó otro objetivo: extender la labor de SCF a países fuera de la órbita europea. “Como hay más niños sufriendo en Asia y en África que en Europa, deberíamos demostrar la sinceridad de nuestra pretensión de universalidad, trabajando en esos continentes en cuanto logremos recaudar fondos suficientes”, dijo en 1927, pensando en organizar una conferencia internacional para ello. La muerte se lo impidió.

Áreas de trabajo actuales de la organización

Los logros de Eglantyne fueron notables, especialmente considerando su persistente mala salud. Sufría problemas cardíacos, depresión y niveles de energía inestables, que a menudo resultaban en un agotamiento extremo, ahora reconocidos como síntomas de hipertiroidismo, aunque entonces se comprendía poco sobre esta condición. Eglantyne escribió: “En la ociosidad me parece imposible ser feliz”, y los beneficios del descanso se veían totalmente contrarrestados por el estrés de la inactividad. Estos periodos también le dieron tiempo para reflexionar sobre la pérdida de Margaret, y luchó con el “deseo de escapar del dolor personal de vivir”. Su gran fuerza de voluntad la mantuvo en marcha, y a menudo trabajaba desde su lecho de enferma.

Después de muchos años de mala salud, incluidas operaciones, se decidió usar la recién descubierta radioterapia para controlar su bocio. Jebb había padecido durante muchos años una afección tiroidea que limitó su labor filantrópica. Intentó tratarla adoptando una dieta estricta a base de plantas, pero en 1928 se vio obligada a someterse a una nueva cirugía en Ginebra, a la cual su antiguo cirujano Berry no se sentía muy dispuesto. Esto no logró resolver la crisis, por lo que se mantuvo ingresada hasta comenzar lo que parecía su recuperación; incluso se planeó el alta hospitalaria para enviarla a una cura de salud a los cercanos Alpes. La noche anterior a su partida sufrió un episodio de hemorragia digestiva, que requirió cirugía, seguida de una apoplejía que no superó.

Tumba de Eglantyne Jebb (1876-1928) en el Cemetière de Saint Georges (fotografía de Roman Deckert)

Eglantyne Jebb falleció el 17 de diciembre de 1928, con tan sólo 52 años, en una residencia para enfermeras de Ginebra. Inicialmente fue enterrada en el cementerio de San Jorge, con un epitafio que incluye una cita de Mateo 25:40: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Tras su muerte se elaboraron los planos de un banco de piedra con el logotipo original de Save the Children, el bebé envuelto en pañales, que se colocaría en la cima del monte Saleve que domina Ginebra. Se autorizó el banco, pero cuando Dorothy –su sucesora- descubrió lo caro que sería, todas las donaciones se reasignaron para apoyar a los niños necesitados de Etiopía. Sin duda, Eglantyne lo habría aprobado.

El 7 de febrero de 2024, el gobierno de Ginebra trasladó sus restos mortales al Cementière des Rois, considerado el Panteón ginebrino, para honrar su memoria por su compromiso con la causa de los derechos del niño. Hoy permanece allí en una tumba sin lápida difícil de identificar.

Las contribuciones de Eglantyne Jebb a la reforma social y a los derechos de la infancia no han pasado desapercibidas. La Iglesia de Inglaterra conmemora su vida y servicio anualmente el 17 de diciembre. Desaparecida ella, su espíritu se mantiene inalterable en el trabajo de Save the Children, con ya más de un siglo de existencia, y en muchas de sus frases, como “para triunfar en la vida tienes que ofrecer vida”. Y eso es, exactamente, lo que ella hizo.

Solo cabe esperar que alguien con la misma tenacidad que Eglantyne aparezca algún día y les diga a los belicistas que es hora de que paren. Por desgracia, es comprensible dudar de que eso suceda pronto. Quizá la reciente elección de León XIV y las primeras palabras con las que acaba de inaugurar su pontificado, ayuden.

¡Nunca más la guerra¡

 

Bibliografía:

  1. Duke T. (2024). No child is an enemy. Archives of disease in childhood, https://doi.org/10.1136/archdischild-2024-328217.
  2. Kerber- Ganse W. (2015). Eglantyne Jebb – A Pioneer of the Convention on the Rights of the Child. Int J Child Rights, 2015;23:272–82.
  3. Mulley C. (2010). The Woman Who Saved the Children: A Biography of Eglantyne Jebb: Founder of Save the Children.
  4. E. Jebb. El verdadero enemigo (Londres: Weardale Press, 1928) Oficina del bibliotecario 821,99 25
  5. Wilson FM (1967). Rebel Daughter of a Country House: Life of Eglantyne Jebb. Allen&Unwin Ltd.

Atribución de las imágenes: web de Save de Children, Save the Children Fund y Roman Deckert, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons


epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Pérez Frías J. The White Flame. Cien años de la declaración de los Derechos del Niño, 1924-2024. epistemai.es [revista en Internet] 2025 junio (26). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/8756

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