El próximo año 2024 se conmemorará el bicentenario del nacimiento de Casto Méndez Núñez, uno de los marinos españoles más ilustres, que siempre será recordado por el aserto: “Más vale honra sin barcos, que barcos sin honra”; frase tomada de uno de sus mensajes al Gobierno de Isabel II, poco antes de la batalla del Callao, ocurrida el 2 de mayo de 1866.
Casto nació en Vigo, el 1 de julio de 1824, hijo de José Méndez Guadarrama, natural de Villafranca del Bierzo, administrador de Correos, y de Tomasa Núñez Fernández; fue el primogénito de una extensa prole formada por ocho hermanos, tres varones y cinco hembras. Nieto por línea materna de Francisco Javier Núñez Falcón y María del Carmen Fernández Anguiano, sobrino de José, Joaquín, Manuel y Josefa Núñez Fernández. La profesión militar tenía honda raigambre en su familia, su abuelo materno murió en 1809 en la batalla de Alba de Tormes y dos de sus tíos abuelos, Joaquín y Antonio Núñez Fernández, fueron oficiales de la Armada, el primero llegó a ser brigadier y el segundo capitán de fragata. Además, sus tres tíos maternos fueron oficiales de artillería que fallecieron en 1823, en breve plazo de tiempo en distintas acciones.
Siguiendo la tradición familiar, Casto se preparó en la Escuela Náutica de Vigo y pasó a Ferrol para examinarse ante la Junta de Jefes de la Armada, con vistas al ingreso como guardiamarina. El 1 de febrero de 1839, antes de cumplir los 15 años, se le autorizo para vestir el uniforme, pero debido a su edad no sentaría plaza de guardiamarina hasta el 24 de marzo del año siguiente, fecha en la que se incorporó al departamento del Ferrol, permaneciendo en él hasta el 4 de septiembre de 1840, fecha en la que se le destina al bergantín Nervión para realizar prácticas de mar. Incorporado al puerto de Pasajes, embarcó en aquel buque el 5 de noviembre siguiente.
Su formación como futuro oficial de la Armada se prolongó durante casi seis años. En ese tiempo participó en la expedición enviada por el Gobierno para tomar posesión efectiva de las islas de Fernando Poo y Annobón, cedidas a España por Portugal desde 1778 pero no ocupadas hasta entonces, tras un primer intento fallido. Esta expedición, mandada por el capitán de navío Juan José Lerena, estaba compuesta por el bergantín Nervión, que zarpó de Ferrol el 18 de diciembre de 1842 y regresó a Cádiz el 15 de mayo del año siguiente; tras navegar cerca de 4.000 leguas y permanecer 23 días en Sierra Leona, 13 en Fernando Poo, 4 en Annobón y otros 4 en Corisco. El comportamiento de Casto en este viaje fue tan distinguido que, según se refleja en su hoja de servicios, “por orden superior se le rebajó un año su permanencia en ese empleo”.
Después de pasar un nuevo examen, en el mes de abril de 1846 se le habilitó como oficial y el 11 de julio siguiente ascendió al empleo de alférez de navío, con antigüedad de enero de aquel año, comenzando así su carrera como oficial de la Armada. Su primer destino sería el bergantín Volador, en el que embarcó el 31 de ese mismo mes, en el que se le encargó la formación de los guardiamarinas que formaban parte de su tripulación. A bordo de este buque participó en la comisión enviada a Uruguay para defender los intereses españoles en aquel país, formando junto con la fragata Cortés la denominada “estación naval española en el Río de la Plata”, entre el 10 de octubre de 1846 y el 1 de agosto de 1848.
A los pocos meses, el 7 de enero de 1849, con motivo del conflicto suscitado en Italia por la posesión de los Estados Pontificios, el Volador zarpó de Barcelona con rumbo a Gaeta, junto a la corbeta Mazarredo, en la que viajaba el brigadier de la Armada José María de Bustillo y Barreda, comandante general de las fuerzas navales de Cataluña, Valencia e Islas Baleares. El 28 de ese mes, tras llegar al puerto italiano, los oficiales de ambos buques fueron recibidos en audiencia por el Papa Pío IX. Seis meses después, el 23 de mayo, zarparía del mismo puerto una escuadra a las órdenes del citado brigadier, formada por la fragata Cortés, las corbetas Villa de Bilbao, Mozart e Isabel II, y los vapores Castilla, Lepanto, Vulcano, Isabel II, Piles y Blasco de Garay que transportaban al ejército expedicionario del general Fernando Fernández de Córdova. Formando parte del cuerpo expedicionario, como auditor, viajó el malagueño Serafín Estévanez Calderón, por aquel entonces ministro togado del Supremo Tribunal de Guerra y Marina.
Un real decreto de la Reina Isabel II, de fecha 5 de junio de 1849, modificó la denominación del mando encargado al brigadier Bustillo y fijó la composición de la nueva unidad. En efecto, la antigua “división naval de Cataluña, Valencia e Islas Baleares” que había sido creada el 8 de noviembre de 1848; pasaba a denominarse “División de operaciones del Mediterráneo”, en atención a que las operaciones de la antigua se habían extendido a otras costas. Según el artículo 3º de aquella disposición, la nueva división se dividiría en dos secciones:
“La primera, que operará en las costas de Italia á las inmediatas órdenes del comandante general, se compondrá de las fragatas Cristina y Cortés; corbetas Villa de Bilbao y Mazarredo: bergantín Volador; pailebot Vidasoa; vapores Blasco de Garay, Castilla, Lepanto, Vulcano, León é Isabel II, y la urca Marigalante. La segunda sección compuesta del navío Soberano, fragata Esperanza, corbetas Ferrolana y Venus, bergantín Ebro y vapores Colón, Pizarro, Piles y Vigilante, se situará en Barcelona al mando del comandante de buque más antiguo para el desempeño de cualquier comisión que el Gobierno tenga á bien confiarle”.
Méndez Núñez permanecería en aguas italianas, prestando servicio a bordo del Volador, hasta finales de febrero de 1850; cuando se dio por finalizadas las operaciones en Italia y sus costas. El 3 de marzo llegaba el Volador a Barcelona, trasportando uno de los batallones expedicionarios del regimiento de Infantería San Marcial. A mediados de ese mes la prensa daba la noticia de la próxima disolución de la división naval del Mediterráneo y adelantaba los diferentes destinos de los buques que la componían. El Volador quedaría en Barcelona, junto con los vapores Lepanto e Isabel II.
El 15 de marzo emprendía la escuadra de Bustillo su última singladura desde Barcelona, rumbo a Cádiz; el barco de Casto iba remolcado por el vapor Colón. Sin embargo, éste tuvo que dar suelta al remolque a la altura del cabo de Oropesa y dejarle seguir el viaje por sus propios medios. El estado del buque obligó a llevarlo al arsenal de Cartagena para su reparación, donde permanecía a mediados de abril; cuando la prensa ya anunciaba que en mayo se crearía en la bahía de Cádiz una división para escuela de instrucción práctica, en la que se integrarían la corbeta Mazarredo, los bergantines Valdés y Scipión, la goleta Creux, los pailebots Vidasoa y Garitano, el vapor Península. El 16 de junio ya estaba listo el Volador para reiniciar la navegación y a principios de julio zarpó rumbo a Cádiz.
Sin embargo, no llegaría a aquel puerto y se quedaría en Cartagena para esperar a la escuadra de instrucción que zarparía del puerto gaditano el día 16 de ese mes, según informaba dos días antes El Comercio de Cádiz: “El martes próximo saldrán probablemente de este puerto los buques que componen la división naval de instrucción”. Según informaba este periódico la escuadrilla tenía previsto tocar en diversos puertos del litoral mediterráneo: “Algeciras, Málaga, Cartagena (en este puerto se incorporará el bergantín Volador), Alicante y Barcelona”, pasando después a Trípoli. También recogía la composición de la división, mandada por el capitán de navío Cristóbal Mallen:
“Corbeta Mazarredo, de diez y seis cañones, comandante el teniente de navío D. Juan Topete; corbeta Venus, de diez y seis ídem, comandante el capitán de fragata D. José Butrón; bergantín Valdés, de diez y seis ídem, comandante el capitán de fragata sin antigüedad don José Ignacio Rodríguez de Arias; bergantín Scipion, de doce ídem, comandante el teniente de navío don Carlos Valcárcel; bergantín Volador, de doce ídem, comandante el teniente de navío D. Francisco Briones; goleta Cruz, de siete ídem, comandante el teniente de navío D. Ramón Algar y Aliaga; pailebot Vidasoa, de uno ídem, comandante el alférez de navío D. Mariano Roca de Togores; pailebot Gaditano, de uno ídem, comandante el teniente de navío D. José Manuel Herrera; vapor Península, de setenta caballos, comandante el teniente de navío D. Vicente Boado”.
A principios de octubre llegaba la escuadrilla a Palma de Mallorca, sin los bergantines Valdés y Scipión que habían sido enviados a La Habana; el 10 fondeaba en Mahón, donde celebraron el cumpleaños de Isabel II. Las singladuras se sucedieron y a principios de noviembre recalaba la división en Barcelona. Por Real Orden de fecha 19 de ese mes fue ascendido a teniente de navío; su primer mando con este empleo fue la goleta Cruz, de la que se hizo cargo el 14 de abril de 1851. A partir de entonces se sucedieron los mandos de diversos buques, las singladuras y los ascensos a sucesivos empleos.
El 30 de enero de 1862 asciende Méndez Núñez a capitán de navío por méritos de guerra, debido a su brillante actuación al frente de la división naval de Filipinas en la toma de Palagulan, principal reducto de los piratas de Joló y Mindanao. Casi tres años después, a principios de diciembre de 1864, se le dio el mando de la Numancia, primera fragata acorazada de la Armada española, a la que muy pronto se envió a reforzar la escuadra del Pacífico ante la creciente tensión que se registraba en aquel teatro. El viaje se inició el 4 de febrero de 1865, desde Cádiz; el 5 de mayo de ese año fondeaba la Numancia en El Callao, después de sesenta días de navegación, con un recorrido de 3.000 leguas. Esta singladura demostró la capacidad de los buques blindados para afrontar largas travesías en alta mar y supuso para Casto el ascenso a brigadier, por Real Orden de 20 de junio de 1865.
Pocos meses después, el 24 de septiembre, España declaraba formalmente la guerra a Chile y el almirante José Manuel Pareja y Septien, jefe de la escuadra del Pacífico, ordenaba el bloqueo de todos los puertos chilenos. El 26 de noviembre tiene lugar el primer combate naval, entre la corbeta chilena La Esmeralda y la goleta española Covadonga, que se resuelve con la captura por los chilenos del buque español; dos días después, la noticia de esa derrota llevó al suicidio al almirante Pareja. Esta circunstancia hizo que Casto Méndez Núñez asumiese el mando de las fuerzas navales españolas en el Pacífico el 12 de diciembre, tras serle comunicado el fallecimiento de Pareja.
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Pérez Frías PL. Casto Méndez Núñez, un marino gallego en el corazón de Málaga. epistemai.es [revista en Internet] 2023 junio (20). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/6105