El uso de logotipos está de moda. Casi siempre tratan de identificar una institución o una profesión. A veces, estas ilustraciones son puras innovaciones, otras deforman neciamente un bello y añejo dibujo y excepcionalmente, lo que es más grave, el logotipo se confunde con el de otra profesión. Y eso es lo que suele suceder en la nuestra: la medicina.
Desde hace milenios, la medicina está identificada simbólicamente con una serpiente enroscada en una vara, y hasta la Organización Mundial de la Salud la adoptó como figura central de su escudo (un mapamundi en visión polar). Pues bien, dicho esto, a nadie extrañará que se vean hasta en documentos oficiales, impresos médicos o recetas, logotipos que confunden el bello bastón de Esculapio (vara o báculo de ciprés con serpiente enroscada en ella) con el caduceo de Mercurio, dios del Comercio (bastoncillo alado con dos serpientes enroscadas). Nada tiene que ver un dibujo con otro. El primero es la representación de la Medicina dedicada a Asclepios o Esculapio en versión romana (el hombre que quiso o llegó a ser dios), el segundo sí habitaba en el Olimpo y se dedicaba a las propias funciones mercantiles. Mercurio, o Hermes en la mitología griega, era el mensajero de los dioses, pero también dios del comercio, de los viajeros, de los ladrones, de los jugadores de dados, con habilidad para restablecer armonía.
Son tantas las significaciones que se han buscado a esos dos símbolos: (vara y serpiente) que renuncio ahora a enumerarlas todas. No obstante, y a pesar de errar a base de simplificar, no puedo por menos de quedarme con la explicación que a mí más me agrada. Asclepios debió utilizar durante su frecuente caminar en auxilio de sus enfermos un bastón, como lo hemos hecho todos alguna vez, los que hemos ejercido en el medio rural. Cuando las curaciones fueron ciertas y comprobadas, Asclepios ascendió a la categoría de dios, pues sólo a las divinidades les estaba reservado el don de curar. En toda la iconografía se representa a Asclepios con un bastón, símbolo de la constante disposición del médico a prestar socorro al enfermo, aunque el camino físico e intelectual fuera arduo y difícil. No falta quien ve en la vara también la representación del árbol de la vida, por eso se le incorporan brotes de hojas nuevas de vida renovada.
La simbología de la serpiente es harta complicada y sería osadía por mi parte explicarla aquí completamente. En todas las culturas, la serpiente encarna lo funesto, aunque también la paz, la inteligencia y la fertilidad porque la vida proviene de la madre tierra, así como el miedo, la admiración y sobre todo la fantasía, pero quizás nuestra serpiente se remonta al año 3000 a.C., cuando nació en Mesopotamia la Epopeya del Gilgames, escrita sobre tablilla de arcilla que Geor Smith halló en Nínive hacia los años setenta del siglo XIX. Allí se describe cómo la serpiente se alimentaba de la hierba de la vida y por tanto podía mudar la piel y vivir eternamente.
Pero la serpiente en el bastón de Esculapio puede tener otros orígenes. Se relata, por una parte, que Esculapio estaba atendiendo a un enfermo grave, cuando vio a una serpiente llevando unas yerbas en la boca; las utilizó en su enfermo que pronto curó. Recuérdese también que en los templos-hospitales de Asclepios, sobre todo en Epidauro, siempre había serpientes, en ocasiones, para curar la esterilidad femenina, la serpiente era colocada en el vientre de la mujer a la que se le sugería en sueño hipnótico que el reptil mantenía relaciones sexuales con ella.
Cuando se fundaba un nuevo templo dedicado a Asclepios (este culto se divulgó mucho en el siglo V a.C.) los sacerdotes de Epidauro, en la Argólida, que eran los supervisores de todos los templos, solían enviar como dádivas serpientes no venenosas.
Asimismo, Ofiuco –la constelación en que fue convertido Asclepios por Zeus cuando lo mató con un rayo, celoso de su gran poder de curación–, significa en griego la constelación de las serpientes.
El error puede arrancar del siglo XIX cuando un determinado cuerpo médico del ejército de los Estados Unidos adoptó, como distintivo, el caduceo de Mercurio. De aquí se propagó rápidamente a diferentes países y sociedades médicas. Posiblemente estos militares médicos tomaran el símbolo de Mercurio por la armonía y la paz, porque, según la mitología griega, Apolo regaló el caduceo a Mercurio para terminar una disputa entre los dos.
Resumiendo, podemos pensar que el bastón de Esculapio puede relacionarse con el apoyo que se le brindaba a los médicos para deambular por los caminos en desempeño de sus humanitarias labores. El caduceo de Mercurio es la vara mágica o poder de Mercurio, usada por los romanos con una rama de olivo en un extremo como señal de tregua. Las alas se relacionan bien con este dios, el de los viajeros.
Conclusión: Quizás ya no tenga apaño, pero sería muy conveniente no confundir el bastón de Esculapio con el caduceo de Mercurio.
Dr. Ángel Rodríguez Cabezas
Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas
Sociedad Española de Historia de la Medicina
Sociedad Erasmiana de Málaga
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Rodríguez Cabezas A. Del bastón de Esculapio al caduceo de Mercurio. epistemai.es 2022 febrero (16). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/4575