La primera de la Legión con el Cristo de Mena

 

Rótulo de la calle en Málaga

En el callejero de la ciudad de Málaga no es usual encontrarse con una vía dedicada a una unidad del Ejército de Tierra. Actualmente, encontramos en él la plaza de la Legión Española, la única vía que recoge el nombre de un cuerpo militar en la capital, aunque no la primera a lo largo de la historia. La web municipal http://callejero.malaga.eu/ únicamente apunta en la reseña histórica de esta plaza su relación con la Congregación de la Buena Muerte: “Solicitado por la Congregación de Mena por la vinculación y larga relación de la Legión con esta cofradía y con la ciudad de Málaga”.

La primera noticia en prensa que relaciona a la Legión con la salida procesional de esta hermandad aparece durante la Semana Santa de 1929. En efecto, el día 27 de marzo, miércoles santo, el periódico La Unión Mercantil insertaba una breve noticia en la que avisaba de que el jueves, a las cinco de la tarde, llegaría a bordo de un buque directo desde Ceuta un piquete de legionarios integrado por: 3 jefes, 7 capitanes, 21 subalternos, 8 sargentos y 200 “soldados”, con la banda de cornetas, tambores y clarines. A modo de introducción destacaba: “vienen con el exclusivo objeto de visitar a Málaga y dar escolta al Santísimo Cristo de la Buena Muerte en su desfile”.

Ubicación en el callejero

Lo cierto es que ese año la Real y Pontificia Congregación tenía previsto dos significativos estrenos: la salida procesional del estandarte pontificio, que iría escoltado por un piquete de la Guardia Civil en uniforme de gran gala, y el acompañamiento del Cristo de la Buena Muerte por una numerosa representación del Tercio, encabezada por su jefe el coronel de infantería Eugenio Sanz de Larín. Así lo publicaba La Unión Mercantil el día 28 de marzo en un epígrafe que titulaba “La Legión en Málaga”:

Esta tarde, a las cinco y treinta, próximamente, llegará procedente de Tetuán a nuestro puerto, brillantísima representación de la heroica mil veces e invicta Legión, con su digno coronel Sanz de Larín al frente, acompañado de 32 jefes y oficiales del glorioso Cuerpo.

 

En la iniciativa de traer a Málaga a los legionarios había tenido una participación fundamental el hermano mayor de la Congregación de Mena, Joaquín Mañas Hormigo, que era teniente coronel de infantería en situación de reserva. Mañas había desarrollado casi toda su carrera militar en Málaga, ocupando diversos destinos en el regimiento de infantería Extremadura nº 15 y la zona de reclutamiento de Málaga, hasta su ascenso a teniente coronel en enero de 1922. Tras pasar dos años alejado de esta ciudad, en 1924 pidió el pase a la reserva volviendo a Málaga.

La petición de Joaquín Mañas de enviar una representación de la Legión a Málaga fue bien acogida por los generales de brigada José Millán-Astray Terreros, jefe de la circunscripción de Ceuta-Tetuán y coronel honorario del Tercio, y Sebastián Pozas Perea, jefe de la circunscripción del Rif, de quienes dependían directamente la mayor parte de las unidades del Tercio; así como por el citado coronel Sanz de Larín. Probablemente, el haber coincidido Mañas y Millán-Astray en la Academia de Infantería como cadetes, aunque en distintos cursos, ayudó al éxito de la gestión. Sin embargo, un fuerte temporal impidió la llegada de los legionarios a Málaga, que no pudieron acompañar al Cristo de la Buena Muerte ese año. Así lo destacaba La Unión Mercantil, el viernes 29.

Plaza de la Legión Española

Al año siguiente, Mañas repitió las gestiones con los dos generales citados y el coronel jefe del Tercio, ahora Juan José de Liniers y Muguiro, al que la prensa malagueña nombraría en numerosas ocasiones como “conde de Liniers”, confundiéndolo quizás con su hermano Santiago, segundo conde de esa casa, fallecido en noviembre de 1925 y a quien había sucedido en el título la hija de éste, y sobrina de Juan, Magdalena de Liniers y Cañedo desde el 26 de diciembre de 1926.

Así, el miércoles santo de 1930, 16 de abril, al menos dos periódicos malagueños (La Unión Mercantil y El Cronista) publicaban un llamamiento para que el público acudiese al puerto de Málaga a recibir a los legionarios y detallaban el itinerario por el que desfilarían hacia su alojamiento en el antiguo cuartel de Santo Domingo. La similitud de ambos textos hace pensar en que fuese un comunicado enviado a la prensa por la Congregación de Mena el día anterior, cuyo texto, muy probablemente, fuese este:

El Tercio, esa aguerrida tropa legionaria que es como un latido de España y que tan alto sabe poner nuestro buen nombre cuando estemos necesitados de su concurso, llegará a nuestra capital mañana a las siete de la tarde, en el vapor “Isleño”, para hacer pública ofrenda de su fe, ante la milagrosa imagen de nuestro maravilloso Cristo de Mena.

El pueblo malagueño, que tanto patriotismo prodigó en aquellos luctuosos días del año 21, diciendo lloroso su adiós a los que se iban, restañando heridas a los que volvían caídos y recibiendo jubiloso a los que regresaban triunfantes, acudirá seguro a nuestro Puerto, para rendir el homenaje de su gratitud a estos bravos legionarios, que, fieros cuando el prestigio de España se ventilaba en la lucha, saben sin embargo en la quietud de las horas de paz, postrarse, sumisos de rodillas y ponerse en oración.

Una vez verificado el desembarco, formarán en los andenes del Muelle y desfilarán por la Acera de la Marina, Marqués de Larios, Plaza de la Constitución, Especerías, Nueva, Puerta del Mar, Alameda Principal y Puente de Tetuán a Santo Domingo, con la insuperable marcialidad y la gallarda bizarría, tan única y característica de la Legión, y que merecerá ciertamente los elogios entusiastas y los aplausos fervientes de cuantas personas acudan a presenciarlo.

La Junta de Gobierno de esta Congregación, ha acordado obsequiar con un almuerzo íntimo que se celebrará el Viernes Santo próximo, a las dos de la tarde y en el Círculo Mercantil, a los señores jefes y oficiales de la Legión, que llegarán hoy a Málaga para asistir a la procesión del Jueves Santo.

Los billetes para dicho almuerzo podrán retirarlos los hermanos que deseen asistir a él, en la papelería Catalana (Plaza de la Constitución) durante el día de hoy, y en la sala de Juntas de la Hermandad, en la parroquia de Santo Domingo, mañana jueves, hasta las 6 de la tarde.

 

Iglesia de Santo Domingo en la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás

Para dar mayor realce a esta recepción, la Hermandad de Mena había solicitado el martes al alcalde de Málaga, Narciso Briales Franquelo, que la banda Municipal asistiese al puerto el jueves. Además, había gestionado con la compañía Transmediterránea el traslado de la fuerza expedicionaria del Tercio desde Ceuta, la cual había dispuesto para ello un viaje extraordinario de uno de sus barcos. El alcalde no solo ordenó la participación de la banda Municipal, sino que también dispuso que acudiese al puerto la de Bomberos; además, determinó que se tomasen las medidas necesarias para asegurar el abastecimiento de agua al antiguo cuartel de Santo Domingo.

Ese mismo día llegaba a Málaga, procedente de Granada el general Millán-Astray, según el corresponsal en Málaga del periódico El Telegrama del Rif, Márquez, “para pasar aquí las fiestas de Semana Santa”; y según El Cronista para: “presenciar el desfile de nuestras cofradías” y presidir, en unión de las autoridades, la procesión “del Cristo de Mena, en la que formarán sus legionarios”.

La llegada del Tercio causó sensación entre los malagueños y despertó su entusiasmo, como se desprende de las crónicas de los periódicos del jueves, 17 de abril. En efecto, el miércoles 16 de abril, a las cinco y media de la tarde, llegaba el Isleño al puerto malagueño y un poco más tarde de las seis quedó atracado en el muelle de Guadiaro, según contaba La Unión Mercantil, que subtitulaba “Su desfile por las calles produjo gran efecto”.

Un grupo de jefes y legionarios junto a hermanos de la Cofradía de Mena en el puerto en 1931 (‘La Unión Mercantil’)

Fiesta en el periódico en honor a los oficiales de la Legión en 1931 (‘La Unión Mercantil’)

En el barco viajaba una compañía de legionarios, con escuadra de gastadores y banda de tambores y cornetas, al mando del capitán José Martínez Anglada y cuatro oficiales. También venían el coronel del Tercio, el capitán Fernando Lizcano de la Rosa (ambos capitanes laureados) y otros jefes y oficiales que sumaban una fuerza total de 250 hombres.

Esperaban en el muelle los generales Millán-Astray y Carlos Batlle Calvo, gobernador militar de Málaga; el coronel del regimiento Álava nº 56, Luis Pareja Aycuens; el ayudante del gobernador, comandante Eduardo Bertuchi Quiles; y comisiones de los distintos Cuerpos de la guarnición (regimientos Borbón nº 17 y Álava nº 56 y batallón de Cazadores de Segorbe nº 12); además de autoridades civiles, el Hermano mayor de la Hermandad del Cristo de Mena y numeroso público.

A las siete de la tarde desembarcaron los legionarios y una vez en tierra formaron dando frente al Isleño, pasando revista a la compañía el general Batlle. Después se trasladaron hasta a la entrada del Parque para iniciar el desfile por las calles del Pintor Nogales, Cister, Molina Lario, Granada, Larios (donde se encontraban las autoridades militares), Alameda, puente de Tetuán y Santo Domingo.

La Unión Mercantil daba la bienvenida a los legionarios y afirmaba:

Por todo el trayecto, el entusiasmo del público se desbordó, aplaudiendo a los aguerridos soldados continuamente. El paso de la tropa por la calle de Larios, fue un acontecimiento. Señoras y señoritas, desde los balcones, y de pie en las aceras, aplaudían con entusiasmo, haciendo causa común todo el público. Llamó la atención el hermoso carnero-mascota de la compañía, por su “marcialidad” en el desfile y por los adornos que lucía.

El Cronista señalaba en cuanto al Tercio, que se esperaba la llegada de dos oficiales más laureados, “los cuales darán guardia de honor al Santísimo Cristo de Mena”, y añadía, como un detalle curioso: “entre los legionarios desfiló un monumental borrego, que es la mascota del Tercio”. La mención de los oficiales laureados hacía referencia, muy probablemente, al capitán Aniceto Carvajal Sobrino y al teniente Bartolomé Munar Munar, que embarcarían en Melilla la tarde del día 16 acompañando a los tenientes coroneles Ricardo de Rada Peral y Saturnino González Badía.

Los legionarios hacen guardia de honor al Cristo de la Buena Muerte en la iglesia de Santo Domingo en 1931 (‘La Unión Mercantil’)

La salida procesional de la Congregación de Mena de esa noche confirmó las expectativas que se habían creado en cuanto a la presencia de los legionarios en ella. Iniciada a las diez de la noche, según lo previsto, su desarrollo fue relatado así por La Unión Mercantil al día siguiente, viernes 18 de abril:

Realmente la expectación que en el público se notaba anoche por presenciar este desfile suntuoso se exteriorizaba a medida que la procesión avanzaba hacia la calle de Larios. En la organización se destacaba la distribución de las fuerzas del Tercio, que prestaban al cortejo significada importancia y vistosidad. Tras la escuadra de gastadores figuraba el guión de mando de la Legión, transportado por un oficial. Daban escolta a la enseña el coronel, conde de Liniers, y un grupo de jefes y oficiales legionarios. El Trono del Santísimo Cristo iba escoltado por una doble fila de legionarios y una sección al mando de su oficial. Seguía al Trono la banda de cornetas y tambores de la Legión que por insuperable ejecución de las marchas y la perfecta formación llamaba la atención del público. Al iniciar y terminar las marchas, los legionarios accionaban con las cornetas en alto, siendo ello causa de que el público prorrumpiera en murmullos de admiración y prolongados aplausos. Este espectáculo se intensificó más que en ninguna otra, en calle de Larios y plaza de la Constitución. (…) Cerraba la marcha procesional otra sección de legionarios y la banda de música del regimiento de Borbón. La procesión regresó a su templo avanzada la madrugada, y durante su itinerario sólo elogios y alabanzas oíanse por doquier. Este año puede ufanarse la Congregación de haber despertado la mayor expectación en el público, que anoche presenciaba reverente el desfile del Santísimo Cristo de Mena.

 

Guiones de los Tercios de la Legión delante del Trono del Cristo de la Buena Muerte en Málaga

El Cronista de esa misma fecha, en cambio, dedicaba escasa atención a los legionarios en una breve reseña de la procesión; a pesar de que la calificaba de “La más brillante de todas las que desfilan por las calles de la capital”, por llevar el Cristo de Mena, del que afirmaba era: “la escultura más soberbia de todas las que existen en esta tierra, escultura que es el orgullo de los malagueños y la admiración de propios y extraños”. Mientras que en relación a la Legión solamente decía:

Los tronos del Señor y de la Virgen presentaban un admirable golpe de vista, y al primero le daban guardia ocho legionarios laureados, y escoltaba a la procesión una compañía del Tercio Extranjero, que ha dicho objeto ha venido desde Ceuta.

 

Según este periódico la procesión terminó “aproximadamente” a las cuatro de la madrugada y mereció por todo el trayecto muchos elogios por “su suntuosidad, brillantez y perfecto orden”.

El corresponsal de El Telegrama del Rif, Márquez, daba una breve reseña (fechada el 18) de esta procesión:

Abría marcha, la escuadra de gastadores del Tercio, a la que seguía el Pendón, escoltado por el coronel Liniers, y los jefes y oficiales de la Legión. Seguía la Imagen escoltada por una sección, la banda de música y una compañía del Tercio. (…) La vistosa marcialidad de los legionarios fue acogida por una ovación ininterrumpida y entusiastas vítores.

 

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