A finales de septiembre de 1790, el marqués del Vado del Maestre comunicaba al Ayuntamiento de Málaga la aprobación real para crear un regimiento de Infantería con destino a guarnecer los presidios menores de África. La carta, fechada en Madrid el día 27 del citado mes y año, señalaba que el nuevo cuerpo tomaría el nombre de ‘Fixo de Málaga’ y que el coronel del mismo sería el hijo del citado marqués, Diego de Córdova, hasta entonces alférez de las Reales Guardias Españolas. Gracia que había obtenido merced al compromiso del marqués para levantar el regimiento a sus expensas y cuidado.
En el cabildo municipal del 7 de octubre se abrió y leyó esta carta a los escasos asistentes: el alcalde mayor Miguel de la Torre González Sardina —que lo presidía—, los regidores Francisco Altamirano, Josef de Zea y Josef de Quintana, el diputado del común Josef de Figueroa y el síndico Josef de Montemayor. Estos se limitaron a acordar que se contestase al marqués dándole la enhorabuena y que se imprimiesen cien ejemplares de las trascripciones de los impresos que la acompañaban, para dar conocimiento a los habitantes de Málaga.
Ciertamente, el firmante de la comunicación era bien conocido por los asistentes a este cabildo. Francisco de Paula Córdova Laso de la Vega, cuarto marqués del Vado del Maestre, era miembro de una de las familias más influyentes en el Reino de Granada y un destacado vecino de la ciudad de Málaga; además, su linaje le relacionaba con las casas nobiliarias de los duques del Arco y los condes de Puertollano, así como con la casa de Aguayo, junto a otros títulos nobiliarios.
Francisco de Paula era el hijo primogénito del III marqués del Vado del Maestre, Diego Ciriaco de Córdova Laso de la Vega, y de Isabel Josefa Pacheco, y nieto de Francisco de Paula Córdova Laso de la Vega, II marqués del Vado del Maestre, y de Isabel Mansilla Laso de Castilla, por la rama paterna; y de Alonso Pacheco, II marqués de la Torre de las Sirgadas, y de Isabel de Vega, señora del Carvajo y de las Aduanas de Badajoz, por la materna. Tenía cinco hermanos: Diego, Isabel, Juana, María y Teresa; todos ellos estrechamente relacionados con la capital malagueña.
Para la creación del regimiento ‘Fixo de Málaga’ se acudió al sistema de asiento o contrata y a la venta de empleos, que había sido un uso común durante gran parte del siglo XVIII, como señala Francisco Andújar. En efecto, el 5 de junio de ese año el marqués del Vado del Maestre había presentado un memorial al rey Carlos IV por medio del ministro de la Guerra, el conde del Campo de Alange, para organizar un regimiento de Infantería a su costa. Un mes más tarde, el citado marqués firmaba en Madrid una propuesta para hacer efectiva la creación del regimiento; recordando que previamente había presentado un memorial para: “levantar a sus propias expensas y cuidado un Regimiento de Infantería Fixo de Málaga, con objeto de guarnecer los tres Presidios menores, Escoltas de sus barcos y demás servicio de ellos”.
El marqués del Vado del Maestre proponía diversas condiciones, recogidas en veinte artículos. El primero fijaba la organización del regimiento y su fuerza, que debía ser igual a los demás de Infantería ya existentes, de acuerdo con lo establecido en la Ordenanza general del Ejército; por lo que el número y clase de sus compañías, así como el de soldados y cuadros de mando sería similar a los de los otros Cuerpos del Arma. En el segundo, el marqués planteaba que su hijo, Diego de Córdova, alférez de Reales Guardias Españoles, fuese nombrado coronel del regimiento que se proponía levantar. Más adelante, Francisco de Paula establecía como obligación de la Corona el facilitarle en Málaga una casa o almacén en régimen de alquiler, de cuyo pago se comprometía el fundador a hacerse cargo, con la finalidad de utilizarlo como cuartel mientras se completaba el regimiento.
En el artículo décimo de la propuesta el marqués del Vado introducía una medida novedosa: la posibilidad de incorporar, bajo ciertas condiciones, al nuevo regimiento a presidiarios que estuviesen cumpliendo condena. Justificaba su proposición en el conocimiento práctico que había adquirido en los casi 10 años en que habían estado a su cargo y al de su hermano, el coronel Diego de Córdoba, las numerosas brigadas de presidiarios que se habían empleado en los caminos de Antequera y Vélez, las obras de encauzamiento del río Guadalmedina y algunas otras; lo cual le había hecho ver, “con mucha lástima”, que había un gran número de hombres llevados a presidio por causas leves, “de poquísima consideración”, donde confundidos con los reos de mayores delitos corrompían sus costumbres y que, una vez cumplida su condena, salían del presidio “con vicios que no tenían antes”.
Según señalaba el marqués: “De esta calidad de gente, que abunda en todos los Presidios, y de la que sufre en el día dilatados encierros en las cárceles, ya sentenciados, pudieran sacarse buenos soldados, con mucho beneficio del Estado”. Por ello, solicitaba permiso para poder sacar de los presidios menores de África, del de Ceuta, de las brigadas que trabajaban en los caminos de Málaga y de las cárceles de los cuatro Reinos de Andalucía, todos aquellos sujetos de “limpias condenas” que tuviesen la aptitud correspondiente para “el ejercicio de las Armas”. La condición era enviar previamente al ministerio de la Guerra una relación circunstanciada de los elegidos, con expresión de los motivos de su condena, para que fuese aprobada por el Rey.
La aprobación real de la propuesta tendría lugar, en todos sus términos, el 15 de julio de ese mismo año, cuando se comunicaba desde Palacio al Conde del Campo de Alange:
El Rey admite y aprueba esta Proposición en todas sus partes, y nombra para el empleo de teniente coronel del Regimiento, que consiguiente a ella debe formarse, a D. Pedro Adorno, Capitán del de Granada; y para el de sargento mayor a D. Juan de Urruela, Capitán del de Navarra.
La creación y organización del regimiento al completo tardaría un tiempo, aunque existen discrepancias entre algunos autores en cuanto a las fechas. Así, el conde de Clonard señala que fue creado el 4 de septiembre de 1791; mientras que Vicente Alonso y Manuel Gómez afirman que aunque la aprobación de la propuesta fue el 15 de julio de 1790, el regimiento no quedó organizado hasta el año siguiente. La fecha de creación queda patente por la comunicación y documentos enviados por el propio fundador al Cabildo malagueño. En cuanto a la organización todo apunta al año 1791, como demuestra la inclusión de una figura con la uniformidad del Regimiento Fijo de Málaga en el Estado Militar de ese año. El primer uniforme que vistió el regimiento constaba de; “Casaca [sin solapas] y calzón azules; forro, chupa, collarín y vueltas anteadas; 3 sardinetas y 3 botones en las vueltas y botones también en las carteras de la chupa, además de ojaladura en casaca y chupa”.
Lo cierto es que, en julio de 1792, el Diario de Madrid, en su sección de Noticias particulares de Madrid, y la Gazeta de Madrid avisaban a los posibles acreedores del marqués del Vado de que se había completado la organización del Regimiento Fijo de Málaga.
La intención del fundador de vincular al regimiento con la ciudad queda expresada, no sólo en la elección del nombre, sino en la designación de sus Patronos y al escoger el escudo del nuevo cuerpo, tal y como queda patente en la citada carta del 27 de septiembre de 1790:
Usando del advitrio que S. M me ha dado, he elegido por Patronos de dicho Regimiento, como era debido, a los mismos que son de esa muy Noble Ciudad, la Virgen de la Victoria y los Santos Mártires Ciriaco y Paula.
En uso de las mismas facultades he mandado poner en las Banderas y demás Menajes del Regimiento el escudo de Armas de que usa [la Ciudad].
El historial de este cuerpo refleja su participación destacada, además de los servicios de guarnición en Melilla y los presidios menores, en la guerra del Rosellón y la de la Independencia. En esta última destacaron oficiales y jefes destinados en él, como el capitán Vicente Moreno Baptista, héroe ajusticiado en Granada en 1810 por los franceses y que figuraría encabezando el escalafón de los capitanes de Infantería desde finales del siglo XIX a mediados del XX, o Francisco Xavier Abadía y Loygorri, sargento mayor del regimiento y reorganizador del cuerpo en 1813.
Disuelto en 1823 y vuelto a reorganizar en 1847, sería definitivamente disuelto en los años 70 del XIX, pasando su historial al regimiento Melilla. Ya en el siglo XX, José Mª Díaz Sousa y Narciso Díaz de Escovar reclamaron, sin éxito, que se recuperase el nombre de ‘Málaga’ para uno de los regimientos de infantería del Ejército español.
El callejero municipal no recoge el nombre de este cuerpo, salvo las citas que se incluyen en las reseñas históricas de la calle Regimiento, recogida en la ‘plancheta’ dedicada al Regimiento Borbón nº 17 (epistemai.es N12), y en la plaza del marqués del Vado del Maestre, dedicada al fundador del regimiento y donde estuvo situada su casa y otras posesiones, cercana a la iglesia de los Mártires; pero, en este segundo caso la cita no es totalmente exacta:
Medina Conde en su “Conversaciones Malagueñas” cita a Alonso Ximénez con el título de Marqués de Vado Maestre, de Lendínez, de Villadaria, de Simada, de Casa Hinestrosa y de Pozos Dulces. Diego de Córdoba y Lasso de la Vega Martínez de Francia y Almonte, que ostentó más tarde el título de Marqués de Vado Maestre fue General de la Flota de Nueva España (actual Sudamérica) y caballero de Alcántara. Reconstruyó a sus expensas, en 1792, el Regimiento Fijo de Málaga, que intervino en la campaña del Rosellón, llevada a cabo por el General Ricardos contra la recién creada República francesa.
¿Se podrá recordar el nombre de este histórico cuerpo, que llevó el nombre de Málaga, en los campos de batalla, en alguna de las calles de nuestra ciudad? El tiempo lo dirá.
Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga