Regimiento de Infantería Borbón nº 17, la ‘legión malagueña’

 

Si la Legión cuenta con una plaza en Málaga, mucho antes que ella otra unidad del Ejército de Tierra vio su nombre en las calles de la ciudad. Nos referimos al Regimiento de Infantería Borbón nº 17, unidad que estuvo asentada en dicha plaza durante más de cincuenta años, ya que desde 1880 este cuerpo formó parte de la guarnición malagueña, salvo breves periodos por causa de la guerra, hasta que con las reformas militares de la Segunda República desapareció el nombre, pasando a denominarse la unidad “Regimiento de Infantería nº 17”, pero el cuerpo siguió acuartelado en la capital malagueña.

Coronel García Pérez (a)

Antonio García Pérez, prolífico escritor que estuvo destinado en el Borbón entre 1913 y 1917, cuando era comandante, es autor del historial del regimiento, libro publicado por primera vez en 1915 y ampliado sucesivamente en 1917, 1920 y 1924; las dos primeras ediciones, impresas en la malagueña Imprenta Ibérica. Este autor señala que el regimiento fue creado el 10 de febrero de 1796, siendo nombrado en esa fecha el marqués de San Simón como su primer coronel, pero sin asignarle denominación oficial. Nueve días después, San Simón pidió al Rey otorgase el nombre de Borbón a su regimiento. Esta solicitud fue aceptada, estableciendo por una disposición del 27 del mismo mes que a partir de entonces se llamaría “Regimiento de Infantería de Borbón”. Aunque el numeral varía en los primeros años, a partir de 1833 mantendrá el número 17 del Arma hasta la supresión de la denominación.

El regimiento estuvo presente en la guerra de África de 1859-1860, en la de Melilla de 1893-1894, y ya en la guerra de Marruecos (1909-1927) estuvo destacado en la zona de Melilla, en 1911 y 1912, y en la de Ceuta-Tetuán, de 1913 a 1916. Amén de las guerras carlistas y la de Cuba. En 1921, tras el colapso de la Comandancia General de Melilla, que tuvo como puntos más destacados la caída de las posiciones de Anual y de Monte Arruit, fue nuevamente enviado al norte de África un batallón expedicionario del Borbón, que permaneció en operaciones hasta mayo de 1922.

Su intervención en diversas acciones que tuvieron lugar como consecuencia, primero de la defensa de la ciudad de Melilla y, más tarde, de las operaciones para recuperar el territorio perdido como consecuencia del llamado “Desastre de Anual”, fue objeto de atención para los malagueños, que seguían la actuación del que, consideraban, su batallón a través de la prensa.

Entrega del Pendón de Castilla al coronel del Regimiento de Borbón en 1922 (‘La Unión Ilustrada)

El periódico La Unión Mercantil fue uno de los que prestó especial atención al Regimiento Borbón, tanto por parte de su corresponsal en Melilla, Trinitario Frías, como por otros periodistas que visitaron la ciudad puntualmente, como Juan Cortés que estuvo en la plaza entre el 5 y el 7 de septiembre. En una de las crónicas de este último, publicada en dicho periódico el citado día 7, relata sus primeros pasos por Melilla y su encuentro con los soldados del Borbón allí destacados de los que dice Cortés:

Los llaman los Legionarios malagueños, porque, como los del Tercio Extranjero, cuando salen a defender un convoy, para la línea de fuego, van cantando, tranquilos, como si la misión que se les confía, no fuese peligrosa. En Melilla les admiran; Berenguer ha expresado también la satisfacción que les produce el valor de los del Borbón.

 

El historial del regimiento deja constancia de varias recompensas. Según constaba en el Anuario Militar de España de 1930, su bandera contaba con una corbata de la Orden de San Fernando, concedida por su actuación en la acción de Monterazo, cerca de Zubiri (Navarra), el 4 de julio de 1836. El periódico El Eco del Comercio, del 15 de julio de ese año, publicaba el parte de aquella acción enviado por el comandante general del cuerpo de ejército de la derecha, José Beruelta, el día 5. De él extractamos las referencias más destacadas al Borbón:

Luego que llegué a Zubiri con los dos primeros batallones de la legión [francesa] oí un fuego vivísimo de fusilería y artillería, lo cual me dio motivo a creer que el brigadier Clonard, que además de los dos batallones de la Guardia tenía batallón y medio de Borbón y el provincial de Málaga, se hallaba muy comprometido (…) me dirigí al sitio de la acción con dos batallones que llegaron a tiempo para reforzar a los de la Guardia y Borbón, que en un combate tan obstinado como glorioso habían consumido casi todas sus municiones. Las tropas españolas recibieron con vivas de entusiasmo a sus compañeros de la legión francesa. Juntos y al paso de carga atacaron impetuosamente un bosque muy espeso, en que el enemigo se batía con la ventaja que su situación le proporcionaba. En breves momentos fue tomado el bosque con pérdida considerable de los facciosos, que se retiraron a una altura próxima, en donde tomaron posición para resistir nuestros esfuerzos. Reuní mis dos batallones, y di orden al brigadier Clonard para que siguiera el movimiento, previniéndole que iba a atacar la posición. Formados los dos batallones de la legión en columna cerrada sobre una misma línea, y precedidos de fuertes guerrillas de los mismos y del regimiento de Borbón, se precipitaron al paso de carga y arma a discreción, atacaron esta posición formidable, que el enemigo abandonó, después de una inútil resistencia, en el mayor desorden, dejando el campo sembrado de cadáveres y en nuestro poder algunas cargas de municiones (…) La [pérdida] más sensible que deploramos es la del bizarro teniente coronel de Borbón, que fue muerto de tres balazos a la cabeza de sus guerrillas. El ejército español, y en particular el regimiento de Borbón, que idolatraba a su jefe, lloraron la desgracia de este bravo.

 

La tragedia de Monte-Arruit que recogieron los fotógrafos de guerra (‘La Esfera’)

Se llamaba este bravo jefe Hilarión de Pazos. Casi ochenta años después era Salvador Miguel Figuerola, un cabo del mismo regimiento, el que protagonizaba una acción heroica, ahora en tierra africana. En efecto, el 16 de agosto de 1913 salió este cabo al mando de cuatro soldados del campamento Smir para ocupar una posición en construcción cercana al puente que atravesaba el río del mismo nombre. Al observar que estaba ocupada por el enemigo ordena a sus hombres protegerse y abrir fuego, pero antes de que se cumpla la orden recibe la escuadra de Miguel Figuerola una descarga de fusilería; tres de los soldados, Manuel Lombarte Gil, Manuel Llamas Melillo y Salvador Caselles Noves resultan muertos, el cabo recibe tres balazos y el cuarto soldado queda milagrosamente ileso. Mientras el soldado vuelve al campamento para pedir ayuda, Salvador se queda al lado de sus compañeros muertos haciendo fuego sobre sus adversarios, logrando contenerlos inicialmente; a pesar de ser herido otras dos veces, una en el muslo y otra en el codo izquierdo, mantiene el fuego evitando que el enemigo se apodere del armamento de sus compañeros caídos; solo deja de hacer fuego cuando es herido en la mano derecha, sexta herida que recibe, y se le agota la munición. A pesar de ello mantiene entre sus brazos el fusil para evitar que se apoderen de él los enemigos, uno de los cuales le dispara de nuevo, causándole nuevas heridas en la cabeza. La llegada de fuerzas de socorro hace huir a los moros, y permite que el cabo sea evacuado aun con vida. Su actuación fue premiada con la Cruz de 2ª clase (laureada) de la Orden de San Fernando, según Real Orden de fecha 3 de mayo de 1915. Condecoración que le fue impuesta quince días después en el cuartel de Inválidos de Madrid, cuerpo en el que había ingresado por haber quedado sordo del oído derecho e inútil del brazo izquierdo, como consecuencia de sus heridas.

Calle Regimiento en el mapa de Málaga

Vista actual de la calle

La relación del Borbón con la ciudad de Málaga y sus habitantes queda patente en los libros de Actas Capitulares del Ayuntamiento de esta capital, en donde se recogen múltiples acuerdos municipales que dan fe de ello. Así, el 4 de marzo de 1904, el alcalde comunicaba a los concejales el telegrama enviado por los coroneles de los regimientos Borbón y Extremadura al llegar a Canarias, donde había sido enviada la brigada a la que pertenecían a raíz de las tensiones surgidas por la guerra ruso-japonesa. En mayo de 1922, con motivo del regreso del batallón expedicionario, tuvo lugar una misa de campaña en el Parque y el Ayuntamiento ofreció un desayuno a los jefes y oficiales en la Casa Capitular, y a la tropa en el mismo paseo del Parque. Además, el día 20 de ese mes se celebró un solemne funeral en la catedral, a las diez de la mañana, “en sufragio por las almas de los militares pertenecientes al Regimiento de Borbón, muertos en la Campaña de África en cumplimiento de su deber”, según consta en el acta de la sesión de cabildo del día anterior, en la que se acordó por unanimidad asistir en Corporación al referido acto religioso, en respuesta a la invitación del obispo.

Las juras de bandera en el Parque y la participación de piquetes y comisiones del regimiento en la Semana Santa y el Corpus, dejan igualmente constancia de la estrecha relación del Borbón 17 con los malagueños; prueba de ello son las abundantes referencias en prensa al respecto.

Quizás por ello el Ayuntamiento de Málaga decidió dar el nombre de este regimiento a una calle de la ciudad. Aunque no tenemos constancia de la fecha del acuerdo municipal, si hemos encontrado referencia a la calle “Regimiento de Borbón” en el callejero de Málaga de 1939, realizado por Francisco Bejarano Robles por encargo de Juan Temboury, al igual que en la Guía de Málaga y de la provincia 1939 -1940, redactada y editada por Valero Enfedaque Blasco. En ambas se hacía constar que dicha calle tenía entrada por la Alameda de Barceló y salida por la de Madrid; si bien Bejarano Robles señalaba que la calle había tenido anteriormente la denominación de Regimiento nº 17.

Esta indicación hace muy probable que el acuerdo inicial para dar nombre a esa calle, situada entre la alameda de Capuchinos y de Barceló, habría tenido lugar durante la Segunda República, o bien durante la Guerra Civil. Además, en la Guía Popular de Málaga 1934-1935 no aparece esta calle, ni aún con otra denominación, ya que según el plano que la acompañaba la zona entre ambas alamedas estaba sin urbanizar.

Cuartel de Capuchinos

Tampoco hay constancia de cuándo cambia de denominación esta vía, perdiendo el nombre de Borbón y quedando solamente como calle Regimiento. Al menos desde 1985, consta así en los callejeros. Lo cierto es que en la repetidamente citada web municipal del callejero respecto a esta calle, actualmente entre la Alameda de Barceló y la calle Miguel de Unamuno, la única referencia histórica que consta es ésta:

Unidad homogénea de cualquier arma o cuerpo militar. Se compone de varios grupos o batallones y su jefe es normalmente un coronel. Esta calle recibió el nombre de Regimiento al hallarse muy cerca del antiguo Cuartel de Capuchinos. En el año 1701 se creó el Regimiento Málaga nº 40, que desaparecería varias veces y otras tantas volvió a organizarse. 1701-1721, con Felipe V; 1790-1810, con Carlos IV; 1811-1823, con Fernando VII y 1847-1870, con Isabel II y Amadeo I. De 1808 a 1814, durante la Guerra de la Independencia fue destruido y organizado de inmediato. Un batallón de este regimiento estuvo en Cuba.

 

¿Por qué no recuperar el nombre de tan histórica unidad en nuestras calles? Al mismo tiempo se podría rescatar del olvido al Regimiento Fijo de Málaga, luego Regimiento de Infantería Málaga, fundado por el Marqués del Vado del Maestre en 1792 y que nada tiene que ver con el Regimiento de Málaga creado a principios del siglo XVIII; unidad esta última que tuvo corta vida.

 

Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga

 

Referencia de la imagen:

a. Coronel García Pérez. Attribution: Estudio J. Peinado (Gijón), Public domain, via Wikimedia Commons. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Coronel_Garc%C3%ADa_P%C3%A9rez.jpg


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