El barrio obrero “América” y sus calles. Memoria olvidada de la solidaridad americana con Málaga

 

La noche del 23 al 24 de septiembre de 1907, fue una noche aciaga para muchos malagueños, tanto de la capital como de la provincia. Ya de madrugada, las copiosas lluvias provocaron grandes avenidas en diversos ríos, entre ellos el Guadalmedina y el Guadalhorce. Las consecuencias de esas avenidas en la capital malagueña fueron devastadoras, las aguas embravecidas del Guadalmedina arrastraron los puentes de la Aurora y de Santo Domingo, así como el del ferrocarril del puerto; el puente de Tetuán resistió el empuje del río, pero ello provocó que el caudal aumentase aún más de nivel al servir aquel como una represa. Las aguas derribaron los paredones de ambas márgenes del cauce e inundaron los barrios de la Trinidad y el Perchel y las calles del centro. Todo quedó cubierto de barro y lodo. Gran número de casas fueron derribadas por la corriente y otras resultaron tan dañadas que más adelante sería preciso derribarlas.

El Guadalhorce también se desbordó en Álora, Pizarra y Campanillas, llevándose por delante parte de la vía férrea, instalaciones y algún túnel. La línea telegráfica fue también cortada, al derribar las aguas los postes del tendido y romperse los cables. Málaga quedó prácticamente incomunicada con el interior del país, salvo la conexión por telégrafo con Granada.

Fotografía reciente del barrio América

Las consecuencias de esta inundación fueron tan graves en la ciudad de Málaga que para sus habitantes aquel episodio quedaría en la memoria como ‘La Riá’. La noticia del desastre llegó el mismo día 24 a Madrid y desde allí saltaría rápidamente al continente americano.

La reacción fue casi inmediata, no sólo en España sino al otro lado del Atlántico, acudiendo en ayuda de los damnificados. La primera noticia del auxilio trasatlántico llegaba a la opinión pública el día 27 de septiembre, cuando el periódico madrileño La Época informaba del inicio de una suscripción en Buenos Aires, promovida por El Diario Español e iniciada por la Asociación Patriótica de la República Argentina con la aportación de 25.000 pesetas. Ésta será la primera de una larga lista de ayudas y suscripciones enviadas desde América para ayudar a Málaga, Valencia y Cataluña ante la desgracia de las inundaciones.

En la ciudad de Málaga, la prensa no pudo salir a la calle hasta el día 28 debido a la falta de energía eléctrica y otras dificultades en sus talleres. Ese día, vería la luz un suplemento extraordinario del periódico republicano El Popular, propiedad de Pedro Gómez Chaix, presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga. A pesar de la reducida extensión del suplemento, una sola plana, se recogían ya noticias de las ayudas y donativos que se habían empezado a repartir en la ciudad por instituciones y personalidades locales, todas ellas para atender a las necesidades básicas de alimentación y vestuario de los damnificados.

Casa original en calle Salta

Al día siguiente, el 29 de septiembre, este periódico daba la noticia de que el periodista, senador y ex ministro Andrés Mellado había salido de Madrid hacia Málaga para repartir las 25.000 pesetas que le habían girado cablegráficamente desde Buenos Aires. Durante cuatro días El Popular fue la única fuente de información escrita para los malagueños; hasta que el 2 de octubre salió a la calle su gran rival en la prensa local: La Unión Mercantil. Desde entonces ambos diarios dedicaron gran parte de sus contenidos a la inundación y sus consecuencias.

Una vez iniciado el reparto de ayuda material, el periódico de Gómez Chaix comienza en los primeros días de octubre una campaña para conseguir vivienda a los obreros que la habían perdido en la inundación. El 2 de octubre señalaba El Popular: “El problema más urgente que ahora hay que resolver, es el de las viviendas para las numerosas familias que han quedado sin habitación en los barrios de la Trinidad y el Perchel”. En ese mismo suplemento se anunciaba la convocatoria de una junta general de la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga, para el día siguiente (jueves 3 de octubre) a las ocho y media de la noche.

En esta junta general, presidida por Gómez Chaix, se acordó —entre otras cosas— iniciar una suscripción para la construcción de casas para obreros damnificados por la inundación, además se hacía un llamamiento a otras instituciones: “excitando a todas las Sociedades Económicas, Ateneos y otras Corporaciones similares para que contribuyan a la misma”. La suscripción fue rápidamente puesta en marcha y dos días después El Popular daba la noticia de las primeras aportaciones: 1.000 pesetas de dicha Sociedad Económica y otras tantas de su presidente, Pedro Gómez Chaix, a las que se unió la aportación de 250 pesetas por Enrique Laza Herrera.

Éste es el origen de un proyecto en el que se involucró rápidamente el arquitecto Fernando Guerrero Strachan. Muy pocos días después de haberse abierto la suscripción, se ofrecía a trazar el plano del barrio que formarían las casas para obreros; la noticia la daba en un pequeño suelto El Popular, el día 8 de octubre, destacando que la oferta del arquitecto era gratuita en relación a sus servicios “para cuanto se relacione con el proyecto”. La oferta fue aceptada por la Sociedad Económica y en 1909 sería publicada su memoria sobre el proyecto para el barrio obrero.

Cruce con calle Honduras

Para entonces, ya habían entrado en la suscripción abierta por la Sociedad Económica del País malagueña dos importantes donativos procedentes de América. Uno procedente de Tampa, ciudad del estado de Florida en los Estados Unidos, que aportó 4.700 pesetas a los fondos el 4 de abril de 1908; y el otro de Honduras, con una aportación de 8.567,85 pesetas, materializada el 5 de julio de ese mismo año. Ambas donaciones supusieron poco más de la mitad de los fondos recaudados por la Sociedad presidida por Pedro Gómez Chaix, 26.093,92 pesetas, a mediados de 1908. Pero antes que ellos, ya habían llegado a la Económica malagueña otros donativos desde América. Así, el 27 de octubre de 1907 se registró la entrega de 100 pesetas por los “Sres. Comisionados para el reparto de socorros, de españoles de Mendoza”; casi un mes más tarde, el 24 de noviembre, Don Antonio Fernández y García, Don Eduardo Gantes y Don José Plaza Sesmeros entregaban otras 200 pesetas, como comisionados del Centro de Clasificadores de cereales y anexos de Buenos Aires; y a principios de 1908, el 4 de enero, quedaba anotada la entrega de 500 pesetas procedentes del donativo de Bahía Blanca (Argentina), de cuyo reparto estaban encargados los señores Larios Hermanos. Cantidades que hacían subir la aportación americana a casi el 54 % del total de la recaudación.

A mediados de 1910 llegó a Málaga la noticia de una nueva aportación americana para la ayuda a los damnificados de la ciudad. En esta ocasión, se trataba del producto de una suscripción iniciada por el diario La Prensa de Buenos Aires, con un importe total de 56.900 pesetas. En cabildo de 15 de julio de ese año, se tuvo conocimiento de esta donación gracias a una carta enviada por el corresponsal en Madrid de dicho periódico, Mariano Martín Fernández, y otros dos delegados; en esta misiva se señalaba ya la intención de emplear la ayuda argentina en el proyecto del barrio obrero promovido por la Sociedad Económica de Amigos del País malagueña.

Pedro Gómez Chaix, ya concejal en el Ayuntamiento de Málaga, había sido consultado sobre su proyecto por Martín Fernández y éste había quedado plenamente convencido de su utilidad y que era donde mejor se podrían emplear los fondos recaudados por el periódico La Prensa. Por esta razón, no es de extrañar que el propio Gómez Chaix defendiese en aquel cabildo la oportunidad de aceptar el ofrecimiento recibido.

Al año siguiente se daba comienzo a las obras del barrio, no sin que antes tuvieran lugar otros acontecimientos. El 19 de febrero de 1911, tenía lugar la entrega oficial de los fondos recaudados por La Prensa, que ascendían ya a 58.710 pesetas, depositados hasta entonces en el Banco Español del Río de la Plata de Madrid. El acto tuvo lugar en el Ayuntamiento malagueño, con asistencia del comisionado Martín Fernández, el ministro de Fomento —Rafael Gasset Chinchilla—, el alcalde de Málaga y otras autoridades.

Un barrio con calles amplias

En abril se compraron más de 18.000 metros cuadrados, situados en el Haza del Alcaide, a la duquesa de Fernán Núñez, con destino a ubicar en ellos las casas del barrio obrero; la cual los vendió a mitad del precio estimado habitualmente (0,625 pesetas frente a 1,25). Durante el mes de agosto se procedió a la subasta y adjudicación del contrato de las obras, escriturándose éstas ante los notarios Francisco Díaz Trevilla y Juan Barroso Ledesma los días 10 y 31 de ese mes.

Hasta entonces, el barrio proyectado por Guerrero Strachan y auspiciado conjuntamente por la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga y el diario La Prensa de Buenos Aires no tenía nombre propio. Pero el 18 de diciembre de ese mismo año Pedro Gómez Chaix presentaría una propuesta al Ayuntamiento de Málaga, en unión de sus compañeros de corporación Manuel Rey Mussio y Antonio Luque Sánchez. En ella, señalaba que las obras de los grupos de casas que con el producto de las suscripciones para las víctimas de la inundación de 24 de septiembre de 1907, que estaban en construcción en los terrenos colindantes con el camino de Antequera y el Arroyo del Cuarto, tocaban a su término; y que esta mejora de “importancia para Málaga”, se debía en primer término a la generosidad de los españoles residentes en América y, singularmente, en Buenos Aires, Tampa y Tegucigalpa, de Honduras. De los que destacaban: “con sus donativos acudieron al remedio de aquellas desgracias, contribuyendo así a que se edifique un barrio que ha de ser testimonio vivo y perenne para las futuras generaciones de la intimidad que une a los pueblos de raza latina de ambos continentes”. Por ello, “rindiendo obligado tributo a tales sentimientos”, los firmantes propusieron al cabildo municipal los siguientes acuerdos:

Un barrio céntrico y muy activo

 «1º. Se procederá a formar y a ejecutar un proyecto de urbanización de las calles del mencionado barrio obrero, dotándolo de servicios de aceras, empedrado, aguas y alumbrado.

2º. El barrio se denominará de América y se dará el nombre de Buenos Aires a la plaza que ha de existir entre los grupos de casas y la escuela del barrio, el nombre de La Prensa, diario bonaerense iniciador de la suscripción a la calle central, y los de Tampa y Honduras a las calles laterales.”

La moción fue discutida cuatro días más tarde, en la sesión del cabildo municipal del 22, decidiéndose pasar a la comisión de Obras públicas la primera parte, mientras que la segunda fue aprobada.

Así comenzaba la andadura del barrio obrero América, que aún hoy permanece en nuestra ciudad y se perpetua en el nombre de algunas de sus calles, que han llegado hasta hoy: La Prensa, Tampa, Honduras, Salta y Rafael María de Labra.

Aunque, desgraciadamente, el testimonio de solidaridad y hermanamiento haya quedado olvidado en las reseñas históricas del callejero del Ayuntamiento de Málaga y, además, las pocas casas que han llegado hasta hoy van cayendo inexorablemente bajo la piqueta, víctimas de los intereses inmobiliarios y la especulación. De la misma forma que se han perdido los nombres de vías como Buenos Aires o América.

¡Recuperemos su memoria como se ha hecho con el Puente de los Alemanes!, ya que tienen el mismo origen: ‘La Riá’.

 

 

Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 «Crisol Malaguide», Universidad de Málaga.

 

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