Unos héroes anónimos: los defensores de Igueriben

 

Monumento al comandante Benítez

El 2 de octubre de 1921 el teniente coronel Manuel Ros Sánchez, perteneciente al regimiento de Infantería Ceriñola nº 42, firmaba en Melilla un informe incluido en la investigación ordenada por el jefe de dicho cuerpo, el coronel Ángel Morales Reynoso, para: “poner de manifiesto la actuación de las fuerzas del mismo en todos los sucesos que tuvieron lugar desde el establecimiento del campamento de Anual, hasta la retirada del mismo en 22 de julio del año actual”. Aunque las pesquisas habían comenzado el 4 de septiembre anterior y no terminarían hasta el 8 de diciembre de ese mismo año, en este primer informe Ros Sánchez apunta ya las condiciones en que se llevó a cabo la epopeya de Igueriben:

“Las posiciones de Igueriben y Talili tampoco llenaron su objetivo. La de Talili no podía impedir que por los barrancos el enemigo cruzase varias veces la línea, para ir a raciar las kabilas que permanecían adictas; y la de Igueriben si bien estaba emplazada en una loma que presentaba al frente un buen campo de tiro, en cambio tenía el inconveniente de lo lejos que estaba el sitio donde había de hacer la aguada; lo fácil que le era al enemigo el cortarla, por las barrancadas que había que salvar para poder hacerla; y por último atacable por su flanco izquierdo y por su retaguardia, como así sucedió durante los cinco días en que la posición estuvo bloqueada; pues coronadas las alturas por el enemigo hizo imposible todo socorro y las tres veces que se intentó las fuerzas fueron rechazadas con enormes pérdidas. Su guarnición compuesta de dos compañías, la segunda del primero y cuarta del tercero de Ceriñola, privada de todo auxilio, sin recursos de ninguna clase, sin comida ni agua durante cinco días hasta llegar al extremo de tener todos que beberse sus propios orines para apagar la sed que les devoraba, faltos de fuerzas y de aliento para sostenerse en los parapetos; no abandonaron la posición hasta recibir la orden del mismo Comandante General que así lo dispuso. Inutilizaron las cuatro piezas de la batería ligera y prendieron fuego a la posición arrojando a las llamas los fusiles, puesto que no tenían municiones para defenderse; mas como quiera que desgraciadamente esta evacuación no fue sostenida ni apoyada por ninguna otra fuerza sino que se les dejó abandonados a sus propios recursos, nulos en aquellos momentos supremos; perecieron todos en la demanda menos trece soldados y un sargento que en la huida lograron su salvación.”

 

Cuartel de Capuchinos

En su informe Manuel Ros calificaba la retirada de Annual con estas palabras: “Epopeya sangrienta que no se borrará jamás de la mente de los que quedaron vivos”; y lo cierra diciendo “Ninguno de los nuestros pudo hacer más de lo que hizo. MORIR”.

No es de extrañar pues que en la sesión plenaria del Ayuntamiento de Málaga, del 27 de abril de 1923, se presentase una propuesta relacionada con los defensores de Igueriben. Aquel día fue leída una moción presentada por el concejal Manuel Rivera en la que planteaba tres puntos:

  1. Dar el nombre de Plaza de los Defensores de Igueriben a la de Capuchinos, donde se hallaba el cuartel de Infantería;
  2. Instar a los Ayuntamientos de las capitales de las demás provincias a unirse a un homenaje nacional, que debería tributarse en Madrid a “los heroicos defensores de Igueriben” y a iniciar suscripciones para recaudar fondos en pro de un monumento en su honor; y
  3. Comenzar la suscripción del Ayuntamiento de Málaga con diez mil pesetas, que debían abonarse con cargo al Capítulo de Imprevistos de los presupuestos de ese año.

A juicio del proponente, la defensa de Igueriben era el episodio más grandioso que se había registrado en el descalabro de Melilla, añadiendo que este hecho merecía un homenaje nacional “por su intensidad y nobleza” como tributo a los que habían perecido en él. Además, defendía que la iniciativa debía partir de Málaga porque el jefe de la posición, Julio Benítez y Benítez, “había nacido en Málaga”.

Lado sur del monumento con la estatua yacente del capitán Federico de la Paz y la mención a Igueriben

La iniciativa fue contestada por el Alcalde, una vez terminada su lectura y su defensa, señalando en primer lugar la circunstancia de haberse adoptado ya un acuerdo sobre este asunto, en referencia al del 2 de febrero de ese mismo año, según el cual el Ayuntamiento de Málaga se adhería a todos los actos que se realizarán para llevar a cabo el homenaje promovido por los militares; y, en segundo, propuso la aprobación del primer punto de la moción y supeditar los dos restantes a las decisiones que adoptasen los militares. Esta solución fue la adoptada por el Ayuntamiento, tras ser acordada por unanimidad, dejando así la iniciativa del homenaje en manos del Ejército.

A partir de entonces, la cuestión del homenaje a los defensores de Igueriben cayó en el olvido en Málaga, al menos a nivel institucional. La decisión de quedar a la espera de lo que decidiese hacer el Ejército podría ser la justificación de este silencio o desinterés. Pero, muy probablemente, también se vería influido por la situación política y social existente en España que culminaría con el establecimiento de la Dictadura por el General Primo de Rivera, el 13 de septiembre de ese mismo año.

Así, aunque el acuerdo aprobado significaba cambiar el nombre de la popular plaza de Capuchinos, la realidad es que no tuvo prácticamente repercusión alguna a nivel público, manteniéndose hasta nuestros días el primitivo en el uso y costumbres de los malagueños. Sin embargo, los callejeros sí que recogieron en algún momento la nueva denominación; como sucedía en el editado en el año 1935 con el título de Guía popular de Málaga, que en el listado de calles de la ciudad incluía la de ‘Defensores de Igueriben’, aclarando entre paréntesis ‘Plaza de Capuchinos’, y señalaba que tenía entrada por ‘Rosario Pino’ y salida por ‘avenida Capitán Galán’; cuatro años más tarde, en 1939, en el callejero confeccionado por Bejarano y publicado en ese año, aparece el nombre de ‘Plaza de los Defensores de Igueriben’ pero remitiendo a la plaza de Capuchinos.

 

Al margen de este reconocimiento público, ya olvidado, pocas huellas más quedan en nuestra ciudad de aquellos que lucharon en Igueriben de forma tan destacada y heroica. Sólo los nombres de los oficiales que capitanearon aquellas fuerzas flanquean y dan guardia de honor a los dos laureados representados en el monumento al comandante Benítez, el propio Julio Benítez que lo corona en pie y Federico de la Paz que yace tendido a los pies del memorial arropado por la bandera. Así, en el pedestal se recuerda a los caídos de Infantería:

Oficiales caídos de las distintas armas

Julio Benítez y Benítez, Comandante del 2º batallón del Reg. Ceriñola, jefe de la posición

Arturo Bulnes Martín-Vegué, Capitán de la 2ª compañía del primer batallón del Reg. Ceriñola.

Tenientes

Alfonso Galán Arrabal, Teniente de la compañía de ametralladoras del Reg. Melilla nº 59.

Manuel Castro Nuño, Teniente, Escala de Reserva, de la 4ª compañía del tercer batallón del Reg. Ceriñola.

Ovidio Rodríguez López, Teniente de la 4ª compañía del tercer batallón del Reg. Ceriñola.

Justo Sierra Serrano, Teniente, Escala de Reserva, de la 2ª compañía del primer batallón del Reg. Ceriñola.

Rafael Villanova Hoppe, Alférez de la 4ª compañía del tercer batallón del Reg. Ceriñola.

Artillería

Federico de la Paz Orduña, Capitán de la 1ª Batería Ligera del Reg. Mixto de Artillería de Melilla

Ernesto Nougues Barrera, Teniente del parque móvil de Artillería de Melilla

Julio Bustamante y Vivas, Teniente de la 1ª Batería Ligera del Reg. Mixto de Artillería de Melilla

Intendencia

Enrique Ruiz Osuna, Alférez de la 5ª compañía de montaña de la Comandancia de Intendencia de Melilla

 

En el monumento no se recogen los destinos aquí señalados y, en ocasiones, sólo consta el primer apellido de los oficiales. Tampoco se menciona al único oficial superviviente, el teniente Luis Casado Escudero, perteneciente, también, a la 2ª compañía del primer batallón del Ceriñola.

No hay más nombres, los suboficiales y los soldados que lucharon y murieron en Igueriben quedan recogidos en los múltiples estudios que sobre esta epopeya se han realizado hasta ahora. Algunos de ellos fueron objeto de atención en la prensa, pero para todos ellos va nuestro recuerdo y nuestra reivindicación de recuperar el nombre de ‘Defensores de Igueriben’ en las calles de Málaga.

 

Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga

 

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Pérez Frías, PL. Unos héroes anónimos: los defensores de Igueriben. epistemai.es [revista en Internet] 2021 junio (14). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/4064

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