Francisco Torres Matas, el pintor de la Colonia Santa Inés

 

Francisco Torres Matas

Francisco Torres Matas nace en Málaga el 4 de febrero de 1945, en la casa familiar del barrio de Ciudad Jardín. Su delicada salud no le permite seguir el ritmo normal de los estudios en sus primeros años de infancia. A pesar de ello, con tan solo 10 años, en 1955, ingresa en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Málaga. Allí estudiaría durante siete años con profesores como Antonio Cañete Sánchez o José Roquero Tovar, ambos académicos de la Academia de San Telmo de Málaga desde 1958 y 1959, respectivamente.

Su padre, se oponía a la incipiente vocación artística de Francisco y le obligó a trabajar en la barbería familiar de calle Atarazanas; lo cual no impidió que siguiese con sus estudios. Al terminar, en 1961, su aprendizaje en la Escuela de Artes, Francisco amplía su formación con Alfonso de la Torre Marín, que impartía clases de colorido y composición en Educación y Descanso de Málaga.

Con apenas 17 años, a finales de 1962, inaugura su primera exposición individual en la Sala de Arte de la Caja de Ahorros de Ronda de Málaga, con 23 obras de temática diversa. Un año más tarde repite, ahora en la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga; según Julia de la Torre Fazio, esta segunda exposición tuvo lugar en 1964.

De una u otra forma, estas exposiciones significaron el punto de partida de una extensa carrera pictórica que se prolongaría durante casi cincuenta años, hasta el fallecimiento del pintor en su casa-estudio, ‘El Parnasillo’, en la malagueña Colonia Santa Inés, el 30 de junio de 2010.

Finca ‘El Parnasillo’

Francisco Torres Matas, dejaba un importante legado artístico del que, muy pocos años antes (entre diciembre de 2008 y febrero de 2009), se mostró parte de él en una exposición antológica en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga, que reunió 115 obras suyas.

Hasta entonces, había mostrado sus obras en más de ochenta exposiciones, en España, Europa y Nueva Zelanda, y obtenido importantes premios y reconocimientos. Así, en 1965, obtiene el primer premio y la medalla de oro en el certamen nacional convocado por la Obra Sindical de Educación y Descanso; y poco después, entre el 1 y el 11 de diciembre de ese año expone una colección de óleos y pinturas en la Casa de Málaga en Madrid, situada por aquel entonces en la Puerta del Sol.

En esos cincuenta años de creación artística se entremezclan los sucesos familiares. El 21 de febrero de 1971 contrae matrimonio en la iglesia de San Juan de Málaga con Angelines Escolano Bueno; al año siguiente nace su hijo Curro, al que seguirán Pepe, en 1974, y Alegría, en 1979.

Por otro lado, su labor con los pinceles es analizada, además de las críticas en prensa, por varios autores en distintas obras. El primero de ellos sería el editor y escritor malagueño Ángel Caffarena Such, nombrado cronista oficial de la ciudad de Málaga en 1963 y de la provincia un año más tarde, que ya en 1970 firmaba un pequeño libro titulado Francisco Torres Matas. Pintor Mediterráneo, editado por la librería anticuaria Guadalhorce. Cuatro años más tarde, el mismo autor firmaba el opúsculo Evolución de la pintura de Torres Matas, publicado por la misma editorial; y aún ampliaría la lista en 1984 con su obra Imagen del pintor Torres Matas. Anecdotario y crítica. Dos años después, en 1986, será Julián Sesmero Ruiz el que firme una biografía del pintor, con el sencillo título Francisco Torres Matas, editada por la galería malagueña Benedito, inaugurada el año anterior. Habrá que esperar casi veinte años para que otra galería de arte de la capital de la Costa del Sol, la galería Nova, patrocine la publicación de un nuevo trabajo sobre la vida y la obra del pintor; en esta ocasión firmada por Francisco Fadón Huertas con el título Torres Matas.

Esta lista de libros dedicados a la vida o a la obra de Francisco Torres Matas, es ampliada por la citada de la Torre Fazio, con uno más de Ángel Caffarena, titulado Primavera, publicado en 1980.

Cartel de la Semana Santa de Málaga, 2000

Un hecho destacable en la vida de Torres Matas es su ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, para cuya sección de Pintura fue elegido en 1979; aunque su toma de posesión no tendría lugar hasta el 24 de abril de 1981. Allí, en el seno de esta más que centenaria institución malagueña, se encuentra con su maestro José Roquero y coincidirá, más tarde, con su también maestro Alfonso de la Torre, que tomó posesión el 21 de diciembre de ese mismo año, y los citados Julián Sesmero (ingresado el 25 de julio de 1992) y Ángel Caffarena (que lo hizo el 2 de junio de 1994). Desde su ingreso como académico de número en la Academia de San Telmo colabora activamente con los presidentes de la institución, primero con Baltasar Peña Hinojosa hasta 1986; después con Alfonso Canales Pérez-Bryan, entre 1986 y 2006, con el que desde el año 2002 ejerció el cargo de vicepresidente primero; y, finalmente, con Manuel del Campo y del Campo, con el que siguió desempeñando el mismo cargo hasta su fallecimiento.

Torres Matas tiene, igualmente, un importante significado para muchas cofradías malagueñas. En 1987 la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de los Dolores del Puente le encargó el que sería su primer trabajo para el mundo cofrade: una pintura para uno de los estandartes de la hermandad. Torres Mata pinto en esta ocasión un óleo sobre lienzo en el que recoge la imagen del Cristo del Perdón, cuya obra donó a la cofradía. Sin embargo, seguiría siendo un desconocido para el resto de las cofradías de Málaga, hasta que en el año 2000 la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de la capital le encarga pintar el cartel oficial de ese año, en el que el pintor refleja una escena presente en la Semana Mayor malagueña desde los años 20 del pasado siglo: el uso de los balcones para presenciar el paso de las procesiones, concretamente el Cristo de la Buena Muerte.

A partir de entonces las cofradías de la ciudad de Málaga no cesan de pedirle trabajos. En 2001 la Hermandad del Rocío le encargó su cartel oficial; y la del Santo Sepulcro, el estandarte del Cristo de los Desamparados. Dos años después pinta el cartel de la Cofradía de la Sentencia y un cuadro del titular para el salón de actos de la casa hermandad de la del Cautivo y Trinidad. En 2004 realiza el cartel del Cristo de los Milagros (Zamarrilla). En 2006, pintó el cartel oficial de la Semana Santa por encargo del Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre, así como el cartel de Nuestra Señora del Carmen para dicha archicofradía. Al año siguiente elaboró otro cartel, el anunciador de la salida procesional del año 2007 de la Hermandad de Jesús de la Misericordia, en Málaga.

Cartel de la Ofrenda Floral del Rocío, 2001

Las críticas en la prensa dejan claro las cualidades y valores de Francisco Torres Matas. Así, Adolfo Castaño decía en La Estafeta Literaria de Madrid, del 10 de febrero de 1968:

Torres Matas está en una línea postimpresionista, muy cercana del mejor Sorolla. La realidad se le ofrece como un camino apto para componer estructurando con el color las formas que le interesan. Creo con Prados López, que está en el buen camino de la figuración, pero todavía tiene que superar algunas lentitudes y torpezas temáticas que le asedian.

Será precisamente el crítico de arte José Prados López, secretario perpetuo de la Asociación Española de Pintores y Escultores, el que presente a Torres Matas en el catálogo de su primera exposición en Barcelona, en la galería La Pinacoteca. La Hoja Oficial de la provincia de Barcelona del 14 de abril de 1969 destacaba algunas de las observaciones del crítico respecto al joven pintor malagueño:

Don José Prados López, nos habla del absoluto autodidactismo y connatural temperamento y vocación artística de Torres Matas, cuyos éxitos en Suiza y Dinamarca, además de los logrados en su Málaga natal, Madrid y otras ciudades españolas, nos dicen cómo este dotado pintor ha logrado imponer su definida y, pese a su juventud, sazonada personalidad. Se expresa nuestro visitante con un lenguaje fluido y luminoso, de una soltura y espontaneidad y de un rigor plástico que en nada dejan traslucir su autoformación profesional, alcanzada, por consiguiente, sin sujeción alguna a las disciplinas académicas. Si los armoniosos lienzos de figura ya nos dan la medida de las facultades pictóricas de su autor, es en los grandes y bien resueltos interiores de laboratorio y de quirófano en plena actividad –galardonado uno de ellos con primera medalla en el último Salón Nacional de Otoño, de la capital de España-, donde se hacen más evidentes los arrestos y capacidad del artista, que para sí quisieran muchos pintores de larga experiencia en el oficio.

Poco más de seis años después la revista Bellas Artes 75, editada por el Patronato Nacional de Museos en Madrid, de agosto y septiembre de 1975, al reseñar la exposición del pintor en la galería Malacke de Málaga, decía:

Torres Matas es un pintor impresionista, de gran facilidad, gran dibujante, que estudia por dar consistencia a sus cuadros, al propio tiempo que aborda la simplificación de las formas y de las composiciones, algo muy comprometido si se tiene en cuenta la carga y el peso que el dibujo tiene en su obra.

Vistas del Parque y rótulo

El reconocimiento de su ciudad natal al pintor llegaría casi al final de su vida, cuando pocos meses antes de su fallecimiento se le dedicó un pequeño parque cercano al Parnasillo, su casa-estudio. La web municipal del callejero de Málaga recoge así la reseña histórica del parque ‘Pintor Torres Matas’:

Formado en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Málaga, pronto destacó por su gran potencia creadora y logró hacer escuela con un estilo propio dentro de esa corriente que él llamaba impresionista. Sobre su estilo tan personal, Sauret dijo que los críticos de arte hablan de una pintura del instante, de captar y congelar el gesto en la línea de la mediterraneidad de Sorolla. En su compromiso con la cultura malagueña Torres Matas era vicepresidente primero de la Academia de San Telmo. El presidente, Manuel del Campo, recordaba su entrega al trabajo y su compromiso con la Academia y la cultura malagueña en general. Para el crítico de arte Enrique Castaños, Torres Matas “supo elevar a la categoría de arte temas costumbristas y tradicionales”, con una técnica “vigorosa y un gran dominio de la composición”. El pintor Francisco Hernández dijo que deja una obra importante, “con un sello propio y un encanto especial”.

La gran aspiración de Torres Matas era convertir su casa estudio, El Parnasillo, en un museo donde conservar parte de su obra; pero el desarrollo urbanístico amenazó gravemente el proyecto en los primeros años de este siglo, amenazando con hacer desaparecer la vivienda de la calle Antonio Raiz nº 43, donde se ubicaba, para abrir dicha vía hacia nuevas calles de Teatinos. ¿Se cumplirá su sueño algún día?

 

 

Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga


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