Mesa redonda: ‘Sesgo de género, una realidad poliédrica’

Participan los Socios Numerarios de la SEMA:

-Dra. Dña. Marion Reder Gadow, catedrática de Historia Moderna de la UMA.

-Dr. D. Javier Pérez Frías, catedrático de Pediatría de la UMA.

-Dña. Mª Ángeles Jiménez, farmacéutica.

11 de febrero de 2025, en el Salón de Actos de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) de Málaga (C/ Compañía, 7).

 


Adentrarse en el significado del sesgo de género en distintos ámbitos de la sociedad era el objetivo de organizar esta Mesa, para la que se ha contado con la participación de Marion Reder Gadow, catedrática de Historia Moderna de la UMA; Javier Pérez Frías, catedrático de Pediatría de la UMA; y Mª Ángeles Jiménez, farmacéutica, que, además, ha ejercido de coordinadora.

“Diferenciar sexo y género es necesario para poner en perspectiva el significado de lo presentado”, ha expuesto la coordinadora en la intervención que ha abierto la Mesa. “El género refiere a los factores que construidos social y culturalmente dan forma a comportamientos, estereotipos y actitudes en las sociedades a lo largo del tiempo”, indicó. A continuación, ha especificado una tipología de sesgos: los que ha llamado ‘anecdóticos’, los que se están desmontando al investigar en profundidad, los ‘insospechados’ y los ‘estructurales’, que se mantienen por determinados intereses, para terminar apuntando que lo que tienen en común todos esos sesgos “es una profunda repercusión social”.

Por su parte. Marion Reder Gadow ha presentado dos exhaustivos análisis de los datos actualizados de la distribución por sexos en distintos niveles de dos universidades, comenzando por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, destacando la escasa entrada de nuevas catedráticas en ella. Adentrándose en la información de la Universidad de Málaga, puso de manifiesto para comenzar la existencia de un Plan de Igualdad y los frutos que pueda estar dando, visto a través de la evolución de la presencia femenina con relación a la masculina en el personal y en el alumnado. Aspectos como número de catedráticos, profesores, PIA, personal administrativo y elecciones de estudios del alumnado fueron analizados en profundidad, quedando claro el avance del porcentaje de mujeres desde los puestos de menor a los de mayor responsabilidad, aunque lentamente y con situaciones desiguales en la escala más alta. Otro tema importante fueron las preferencias de estudios del alumnado, con una clara mayoría femenina en las áreas de Humanidades y Ciencias de la Salud, y mucho menor en las ingenierías, que no así en Arquitectura. En su presentación hizo hincapié en la enorme influencia de los modelos de cara a las opciones a elegir.

Aludió Javier Pérez Frías al iniciar su intervención a la relación entre algunos de los datos presentados por Marion Reder Gadow y los que iba a poner de relieve él mismo. “El sesgo de género en ciencia es evidente, e incluso, y más grave, aceptado por muchos sin excesivos problemas”, expuso a continuación. Como ejemplo presentó los datos de un trabajo en el The New England Journal of Medicine (NEJM) acerca de los artículos de investigación con una primera autora femenina, que en 2002 eran solo un 28% y que han ido aumentado tan lentamente que los autores predecían que se necesitarán más de 725 años para que la primera autoría alcanzase el 50%. Se refirió a continuación a “los hechos”. Y entre ellos expuso las marcadísimas diferencias en cuanto a número y sus repercusiones en favor de los hombres en cuanto a los revisores en las revistas científicas, las ‘autocitas’, las ponencias en congresos y sus equivalentes, las intervenciones en sala o los premios.

Se detuvo especialmente el ponente en los Premios Nobel y los de Medicina en particular. Han sido varios los casos auténticamente sonrojantes de discriminación hacia mujeres, que habían trabajado junto a los investigadores premiados pero que, sin embrago, fueron omitidas en la concesión de los galardones, explicó. Tales fueron los casos de la física Lise Meitner; Rosalind Lee, primera autora del estudio de microRNA, base del Nobel de Medicina en 2024; o la Marie Curie, Premio Nobel de Física y también de Química, que estuvo a punto de no serlo si no hubiera sido por la negativa a recibirlo de su marido Pierre si se olvidaban de ella. Adentrarse en los procesos que llevan a la concesión de estos Premios aporta algunas razones que llevan a entender que sólo el 6% de los premiados sean mujeres. La composición de los Jurados tiene una mayoría aplastantemente masculina. Hecho que, con números en la mano, se repite también en los Premios Princesa de Asturias, especificó para concluir. (más información en su artículo ‘Apartheid (de género) en la ciencia’).

La tercera de los componentes de la Mesa, Mª Ángeles Jiménez, centró su exposición en las diferencias en la respuesta a los fármacos según el sexo y cómo esas diferencias han sido ignoradas hasta hace relativamente poco, de forma que la investigación preclínica de fármacos se ha llevado a cabo históricamente con exclusividad o predominio en modelos experimentales masculinos. El problema de que ocurra eso, matizó, es que extrapolar las conclusiones a las mujeres supone riesgos graves para su salud y un claro sesgo de género. “Conviene saber cómo se absorben, metabolizan, actúan y eliminan los medicamentos, y cómo se afectan estas características con relación al sexo”, apuntó al comenzar esa parte. Una vez que puso de relieve esas características básicas se adentró en el desarrollo histórico de los procesos regulatorios internacionales que desde hace unos 40 años han llevado, con lentitud, a los cambios legislativos, de protocolos y en las formas de comunicación que fuercen la incorporación de las mujeres a los procesos de investigación farmacológica y se consiga un significado y una aplicación correctos de los datos obtenidos.

Terminó la Mesa con la apertura del turno de preguntas y las aportaciones de los asistentes.


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