El ducado de Aveiro es un título nobiliario de origen portugués que se creó también en España en 1681, cuando el rey Carlos II lo otorgó a la portuguesa María Guadalupe de Lencastre y Cárdenas Manrique, que ya detentaba el portugués del mismo nombre desde 1679, tras una larga batalla judicial que se cerró con el compromiso de que la casa portuguesa de Aveiro y la española de Arcos no se unirían. Este acuerdo estuvo motivado por el matrimonio previo que doña María Guadalupe había contraído, en 1666, con Manuel Ponce de León y Fernández de Córdoba el cual había heredado en 1673 el título de duque de Arcos.
Como consecuencia de este acuerdo, el título de duque de Arcos pasó al primogénito Joaquín Ponce de León y Lencastre; mientras que el de duque de Aveiro fue para su hermano Gabriel (II duque en España y VII en Portugal), en 1715. Gabriel moriría en 1745 sin sucesión, sin que nadie reclamase el título español, por lo que cayó en desuso. Por otro lado, el título portugués fue heredado por José Mascarenhas da Silva e Lancastre, el cual sería ajusticiado el 13 de enero de1759 por conspirar y atentar contra la corona el año anterior; como consecuencia del proceso el título de duque de Aveiro fue suprimido perpetuamente en Portugal, por orden real y sentencia judicial.
Más de ciento cincuenta años después el título de duque de Aveiro volvería a ser concedido en España. En 1915 la Gaceta de Madrid del 1 de julio publicaba un anuncio del Ministerio de Gracia y Justicia, de fecha 30 de junio, en el que se convocaba a otros posibles interesados en dicho título que había sido reclamado por Luis Carvajal Melgarejo, marqués de Puerto Seguro, y Francisco de Asís Osorio de Moscoso, duque de Sessa:
“Solicitada por D. Luis Carvajal, Marqués de Puerto Seguro, y por D. Francisco de Asís Osorio de Moscoso, Duque de Sessa, Real carta de sucesión en el título de Duque de Aveyro, con Grandeza, con arreglo á lo prevenido en el párrafo tercero del artículo 6.º del Real decreto de 27 de Mayo de 1912, se anuncia que, por término de quince días, á partir de la publicación, estará de manifiesto el expediente, para que los interesados aleguen lo que estimen conveniente á su derecho ó desistan de él”.
Ambas reclamaciones se habían presentado en el segundo trimestre de ese año, pero no eran las únicas, ya que en esos tres meses el Ministerio de Gracia y Justicia había recibido más de 400 peticiones de sucesión y de rehabilitación de diversos títulos nobiliarios, a las que se unían solicitudes de indultos y licencias para contraer matrimonio y algunos desistimientos de pretensiones anteriores. Todas ellas se recogían en una larga relación, fechada el 30 de junio y publicada en la Gaceta de Madrid el 4 de julio, que se extendía a lo largo de 10 páginas; a la que seguía un listado de las resoluciones adoptadas por dicho ministerio con relación a los títulos del Reino, de la misma fecha, la cual ocupaba otras dos páginas más.
Estas reclamaciones estaban basadas en un Real Decreto promovido por Diego Arias de Miranda, como ministro de Gracia de Justicia, en mayo de 1912, para establecer reglas que contribuyesen: “a la mayor claridad y fijeza de los preceptos legales” y “muy principalmente” a: “que las distinciones que se concedan recaigan siempre en personas dignas de ellas. En el artículo citado en el anuncio, el 6º, se daban las normas y plazos para reclamar los títulos nobiliarios vacantes:
“Ocurrida la vacante de una de estas Mercedes, el que se considere como inmediato sucesor podrá solicitarla del Ministerio de Gracia y Justicia, en el término de un año; si nadie lo hiciese en tal concepto, se concede otro plazo, también de un año, para que lo verifique el que le sigue en orden de preferencia, y si tampoco en ese tiempo hubiera ninguna solicitud, se abrirá un nuevo término de otro año, durante el cual puede reclamar cualquiera que se considere con derecho a la sucesión”.
Además, el mismo artículo disponía que las solicitudes debían ser publicadas en la Gaceta de Madrid y en los Boletines Oficiales de las provincias concernidas: en la que residiese el solicitante, o solicitantes, y en la que hubiese fallecido el último poseedor del título cuestionado. La resolución sobre la concesión del título era potestad del ministro de Gracia y Justicia, previa consulta a la Diputación permanente de la Grandeza y a la Comisión del Consejo de Estado, sin perjuicio de lo que los Tribunales de Justicia pudieran decidir, si se sometiese a ellos el asunto por cualquiera de las partes interesadas.
Finalmente, el artículo 6º disponía que si no se presentaba ninguna petición, pasado el tercer plazo se declarase caducada la concesión del título. Esta caducidad podría alzarse si se solicitaba la rehabilitación de la merced, según disponía el artículo 8º del mismo Real Decreto. Para lo que se debía acreditar:
“1.º La anterior existencia y la supresión de la misma; 2.º Que el solicitante se encuentra dentro de los llamamientos á la sucesión, según el orden establecido, y es pariente consanguíneo del primero y del último poseedor; 3.º Que el peticionario reúne méritos bastantes y rentas suficientes para obstentar decorosamente la dignidad que pretende rehabilitar”.
Lo cierto es que los efectos de este Real Decreto se hicieron sentir en los tres años siguientes, durante los cuales se multiplicaron las peticiones de concesión de antiguos títulos nobiliarios vacantes. En el caso de Luis Carvajal Melgarejo, junto con el título de duque de Aveiro, solicitó la sucesión en los de ‘Duque de Lamaster’, marqués de Goubea y conde de Portalegre.
Pero ¿quién era Luis Carvajal y Melgarejo?
Luis María del Pilar de Carvajal y Melgarejo, Fernández de Córdova y Valarino nació en Madrid el 12 de octubre de 1871. Era el hijo primogénito del matrimonio formado por Luis María de la Concepción de Carvajal y Fernández de Córdova, Téllez Girón y Ponce de León, XI marqués de Puerto Seguro (nacido el 8 de diciembre de 1842 en Madrid y fallecido el 30 de agosto de 1899) y María de los Dolores de Melgarejo y Valarino (nacida en San Fernando del Jarama, Madrid, el 31 de octubre de 1851 y fallecida el 13 de octubre de 1896); casados en Madrid el 26 de noviembre de 1870. Un año después que Luis nacería su hermano Álvaro (Madrid, 23 de noviembre de 1872).
Era nieto por línea paterna de Ángel María de Carvajal y Téllez–Girón, IX duque de Abrantes, IX duque de Linares, XII marqués de Navamorcuende, IX marqués de Sardoal, X marqués de Valdefuentes, X marqués de Puerto Seguro (nacido el 19 de noviembre de 1815, en Madrid y fallecido el 2 de enero de 1890, en Madrid) y de María de África Fernández de Córdova y Ponce de León (nacida el 14 de septiembre de 1812, en Ceuta y fallecida 24 de septiembre de 1866, en Madrid). De este matrimonio nacieron, Ángel María, Luis María, Isabel, Pedro de Alcántara y Agustín Carvajal Fernández de Córdova. Tras enviudar, Ángel María contrajo segundas nupcias con Josefa María Gregoria Jiménez de Molina y Jiménez Mochón (nacida el 24 de abril de 1834, en Granada y fallecida el 21 de junio de 1903, en Madrid) de cuyo enlace nacieron Manuel, Ángela, Laura y Guillermo Carvajal Jiménez de Molina. Mientras sus abuelos maternos fueron José María Melgarejo y Salafranca, natural de Murcia, y Librada Valarino y Bielza, natural de París.
Miembro pues de una familia de gran arraigo en la aristocracia española, Luis ingreso en la Academia General Militar de Toledo el 30 de agosto de 1887, formando parte de la quinta promoción, obteniendo el puesto 32 del total de 185 alumnos ingresados y siendo el octavo del arma de Caballería, en la que ingresaron 33 cadetes. Pocos meses antes de su incorporación, en enero de ese año, el alcázar de Toledo, sede de la primera Academia General, había sufrido un voraz incendió que lo destruyo casi por completo. Luis juró bandera y vivió el relevo de su primer director y fundador, el general José Galbís y Abella, por el general Pedro Mella y Montenegro, que permanecería al frente del centro hasta septiembre de 1891.
Luis cursó dos años en Toledo, junto con todos sus compañeros de promoción, y en septiembre de 1889 pasó a continuar sus estudios en la Academia de Aplicación de Caballería, en Valladolid. Mientras está en aquel centro fallece su abuelo Ángel María de Carvajal y Téllez-Girón, en los primeros días de 1890. En julio de 1891 ascendió a segundo teniente, con antigüedad y efectividad del 1 de abril de ese año, por haber terminado con aprovechamiento sus estudios. Sus primeros destinos serán el regimiento de Húsares de la Princesa nº 19 y más tarde el de Dragones de Lusitania nº 12, de guarnición en Madrid, en el que permanece hasta su ascenso a primer teniente.
En 1894, por Real Orden del 3 de febrero, asciende por antigüedad a primer teniente (antigüedad y efectividad del 2 de enero anterior). Tres meses después, por Real Decreto de 26 de marzo, se le concede su primer título nobiliario, el de conde de Cabrillas, “para sí, sus hijos y sucesores legítimos”, tomando la denominación de la de un antiguo Señorío de su “casa”, es decir de su linaje. Disposición publicada el 7 de abril de ese año en la Gaceta de Madrid.
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468
Pérez Frías PL. La casa ducal de Aveiro en Málaga: Luis Carvajal y Melgarejo. Noble, militar, inventor y político. epistemai.es [revista en Internet] 2024 octubre (24). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/8033