El 21 de julio de 2021 se cumple el primer centenario de la muerte del malagueño (nacido en El Burgo) Julio Benítez y Benítez, jefe de la posición de Igueriben situada en las cercanías de Annual, en el protectorado español de Marruecos. Aquel mes de julio de 1921, hace cien años, será recordado como el del desastre de Annual; pero para la ciudad de Málaga el hecho que marcaría impronta sería la defensa de Igueriben y, sobre todo, la figura del citado jefe, cuyo nombre quedará ligado a la historia de la capital como ‘Comandante Benítez’. Con esta denominación, hoy permanecen en la red urbana malagueña tres lugares que rinden homenaje al héroe de El Burgo: una vía, denominada ‘avenida Comandante Benítez’; un monumento, dedicado al comandante Benítez; y un parque, llamado ‘Campamento Benítez’.
El Ayuntamiento de Málaga trataría, por primera vez, una moción relacionada con el comandante Benítez más de año y medio después de su muerte. En la sesión del cabildo de 2 de febrero de 1923 el Alcalde comunicaba a los concejales que entre los militares que habían perecido en Annual figuraba el heroico comandante D. Julio Benítez, “hijo de esta Ciudad que en la defensa de Igueriben dejó su nombre a gran altura”, señaló a continuación que tenía entendido que el Arma de Infantería pensaba dedicarle algún homenaje y, finalmente, propuso que el Ayuntamiento se adhierese a él, sin perjuicio de adoptar otras resoluciones cuando se conociera en qué iba a consistir. La propuesta fue aprobada por unanimidad.
Una semana más tarde, el 9 de ese mismo mes, volvía a tratar el consistorio malagueño los acontecimientos de Igueriben. En la sesión del cabildo de ese día se comunicó a los ediles un escrito del pintor Antonio Muñoz Degrain que ofrecía al municipio un cuadro que tenía como tema la defensa de aquella posición, según recoge el acta: “cuyo asunto lo constituía la hazaña realizada en los campos del Riff por el bravo Comandante malagueño D. Julio Benítez”. La oferta fue aceptada por unanimidad, a propuesta del concejal León Donaire que también planteó que se autorizase al propio artista para señalar el lugar del Ayuntamiento donde debía colocarse el cuadro.
El 27 de abril de ese año, a pesar del poco tiempo transcurrido desde que se plantease por primera vez un homenaje a Benítez en el consistorio malagueño, el concejal Manuel Rivera Vera volvía de nuevo a poner sobre la mesa este asunto, aunque con ligeras variantes ya que la propuesta pretendía recordar a los ‘Defensores de lgueriben’ y no sólo a su jefe.
Tras el pronunciamiento de Primo de Rivera y el establecimiento del Directorio Militar, el 13 de septiembre de 1923, la cuestión del homenaje no se volvería a tratar hasta el 12 de diciembre de ese mismo año por el Ayuntamiento de Málaga. En la sesión del cabildo de ese día el Alcalde Gálvez Ginachero recordaba a los concejales presentes el acuerdo del 2 de febrero por el que el anterior Ayuntamiento había decidido unirse al homenaje al comandante Benítez que, por entonces, propiciaba el Arma de Infantería. En sus palabras el Presidente cita, ya correctamente, que el héroe era hijo de la provincia de Málaga y señala su muerte “gloriosa” en la defensa de Igueriben. Además avanza, por primera vez, en qué consistiría el homenaje: “erigirle un monumento en esta Ciudad”.
El avance en los planteamientos había significado la concreción en la ubicación del monumento; idea avanzada ya en los tanteos iniciales cuando, en abril de este mismo año, se hablaba de un gran homenaje nacional en Madrid. Las dificultades para organizar en la capital madrileña un homenaje, en los primeros momentos de cambio y consolidación del gobierno de Primo de Rivera, dieron todo el protagonismo a Málaga, circunstancia hábilmente impulsada por el general Cano, gobernador militar de la provincia.
Lo cierto es que aquel 12 de diciembre, el Alcalde anunció en el pleno que el Arma de Infantería había abierto una suscripción para la construcción del monumento y propuso que Málaga contribuyese con la cantidad que el cabildo decidiese. Esta proposición fue concretada por uno de los concejales, el Sr. Vallejo, que intervino a continuación aventurando la posibilidad de que el Ayuntamiento participase en la suscripción con 10.000 pesetas; propuesta que fue aprobada por unanimidad. Además se decidió pedir un dictamen a la Comisión de Hacienda sobre la forma en que se debía abonar esa cantidad.
El 19 de abril de 1924 la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Málaga trataba la forma de abonar la aportación acordada para la estatua del militar y se acordó aceptar la propuesta previa de la Comisión de Hacienda en la que se proponía: “Abonar las 10.000 pesetas acordadas para la estatua que ha de erigirse al Comandante Benítez, con cargo al Capítulo 1º artículo 8º y Capítulo 11º del Presupuesto, de por mitad y de no abastecer estas consignaciones llevándose lo que reste a la liquidación de resultas”.
El 18 de septiembre de ese mismo año la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Málaga abordaba, de nuevo, el monumento al comandante Benítez; en esta ocasión para tratar la solicitud de su construcción. En efecto, en aquella reunión se dio cuenta a los miembros presentes de un oficio remitido por el General Gobernador Militar de la plaza de Málaga, en el que solicitaba la correspondiente autorización para construir el monumento en la plaza de Adolfo Suárez de Figueroa. El escrito iba acompañado de su correspondiente plano y señalaba, claramente, que el homenaje era a título individual: “que ha de erigirse al Comandante de Infantería D. Julio Benítez, muerto gloriosamente en África en la posición de Igueriben”. La Comisión acordó tomar en consideración la petición pero, por ser las licencias de construcción y obras una de las pocas competencias en exclusiva que conservaba el pleno del Ayuntamiento, se tuvo que pasar el asunto a aquél.
El interés por el homenaje y la construcción del monumento en la ciudad de Málaga era grande, como demuestra el que la tramitación fue rapidísima ya que tan sólo cuatro días más tarde, el 22 de septiembre de 1924, se trataba en el pleno del Ayuntamiento la autorización para instalar un monumento al comandante Benítez. Durante la sesión se dio lectura al Oficio del Gobierno Militar que ya había conocido la Comisión y se acordó, por unanimidad, conceder la autorización que el general Cano solicitaba.
La figura de Julio Benítez y Benítez adquiere nueva relevancia a partir de enero de 1925. La concesión de la Cruz Laureada de San Fernando, según Real Orden del día 3 ese mes, refuerza aún más su condición de símbolo que, hasta entonces, estaba respaldada por el sentimiento de sus compañeros del Arma de Infantería y la opinión pública, con especial incidencia en los lugares con los que el militar condecorado a título póstumo había tenido alguna relación. En este último caso se encontraba la ciudad de Málaga, ya que en ella había estado destinado algún tiempo, en ella se había casado y allí residían su viuda, María de las Nieves Fernández Aja, y su única hija, Julia.
La primera muestra de ese reconocimiento será una Real Orden, de fecha 2 de abril de 1925, por la que se asignaba el nombre de ‘Campamento del Comandante Benítez’ al nuevo cuartel que se estaba construyendo en los terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Málaga al Ramo de Guerra para alojar a unidades pertenecientes a la denominada Reserva de África, en la finca Nadales, también conocida como Viña de Velarde.
El 10 de abril de 1926 el Capitán General de la Segunda Región Militar remitió un oficio al ministerio de la Guerra en el que solicitaba la autorización necesaria para colocar en la entrada principal del alojamiento de parte de la reserva del Ejército de África en Málaga el escudo e inscripciones propuestas por el Ingeniero Jefe del Destacamento de Málaga. El Comandante General de Ingenieros de Andalucía consideraba respecto a las alegorías que: “tienen la sobriedad propia de esta clase de obras y armonizan bien con las líneas y proporciones del edificio”. La autorización solicitada no sería concedida hasta el mes de julio de ese mismo año, cuando la Dirección General de Instrucción y Administración del Ministerio de la Guerra comunicaba a Sevilla una Real Orden, de fecha 19 del citado, por la que se autorizaba la colocación del escudo y la inscripción ‘Campamento del Comandante Benítez’ en la fachada exterior del edificio que había de constituir la entrada principal del ‘Campamento del Comandante Benítez’, en Málaga; indicando al mismo tiempo que se debía suprimir la que decía ‘Reserva del Ejército de África’. Este nombre se conserva hoy en el parque que ocupa el antiguo solar de aquel cuartel.
Por otro lado, la nueva condición de héroe, reconocida oficialmente, pudo ser una de las causas que impulsaron a dos miembros de conocidas familias malagueñas, como los Oppe y los Heredia, a presentar una propuesta para dedicarle una calle en la capital de la provincia donde había nacido. Así, el 26 de marzo de 1925 la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Málaga trataba la moción de los concejales Amador Oppe y Eduardo Heredia, proponiendo que a una parte del Camino Nuevo se le diese el nombre del Comandante Benítez. Sin embargo, las intenciones de los concejales debían haber sido adelantadas a los medios de comunicación de la ciudad, ya que en el debate que siguió a la moción se citó el comentario de un periódico local sobre este asunto en el cual se recordaba que ya el Consistorio malagueño había dado el nombre de «Salvador Rueda» al Camino Nuevo. Por ello la Comisión acordó pedir un informe al archivero municipal para que, en vista de los antecedentes necesarios, confirmase la concesión de algún nombre a la vía en cuestión.
Pocos días después, el 8 de abril, la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Málaga volvía a tratar la moción para dar el nombre de ‘Comandante Benítez’ a una nueva calle; en esta ocasión se trataba de conocer el informe del archivero municipal requerido en el mes de marzo. Así, se dio lectura a un oficio de aquel en el que informaba de que existía un acuerdo de fecha 2 de septiembre de 1911 por el que el Ayuntamiento había decidido dar el nombre de ‘Salvador Rueda’ a la primera parte del paseo del Camino Nuevo. En vista de este informe, la Comisión acordó aplazar este asunto para cuando se realizasen las reformas de Málaga, al objeto de dar entonces a una de las nuevas calles que se abriesen el nombre de Comandante Benítez.
El acuerdo de la Comisión Permanente quedaría en el olvido, como tantos otros relacionados con los nombres de las calles, como demuestra la no inclusión de vía alguna con la denominación ‘Comandante Benítez’ en el callejero realizado en 1939. Pero el tiempo terminaría por recuperar esta desmemoria y hoy Málaga cuenta con una calle dedicada al héroe con la denominación de ‘Comandante Benítez’, situada a orillas del Guadalmedina.
El homenaje a Julio Benítez y Benítez tuvo lugar finalmente el día 11 de febrero de 1926, cuando con asistencia de los Reyes de España, D. Alfonso XIII y Dª. Victoria Eugenia, se inauguraba en la plaza Augusto Suárez de Figueroa el monumento al héroe. El acto contó con la asistencia del presidente de Gobierno, el general Primo de Rivera, y el gobernador civil y militar de Málaga, Enrique Cano Ortega. El monumento era obra del escultor asturiano Julio González Pola.
Pero su emplazamiento en el centro de la plaza sería motivo de nuevos cambios y traslados en breve plazo de tiempo. Así, el 28 de diciembre de 1927 se celebraba una sesión del cabildo del Ayuntamiento de Málaga presidida por el general Cano como Alcalde propietario para tratar diversos aspectos entre los que figuraba la reubicación del monumento al comandante Benítez.
El origen de la cuestión era que, en el marco de las grandes reformas impulsadas por Enrique Cano, tanto desde la alcaldía como desde el gobierno civil, se incluía la unión del Parque y el Muelle de Heredia para lo que era necesario remodelar el espacio de aquella plaza, cuyo centro estaba ocupado por el monumento dedicado a Julio Benítez; por ello se planteó su traslado, entre otras modificaciones. Ante esta propuesta el alcalde Cano Ortega manifestó que así se haría, pero que tendría que buscarse también sitio adecuado para trasladar la estatua. Como consecuencia del debate, entre los diversos acuerdos adoptados se incluyó uno en este sentido: que “Se busque sitio a propósito para trasladar la estatua del Comandante Benítez”.
Este sería el origen de la reubicación del monumento en su actual situación; en un lateral del parque malagueño, cerca de la catedral y la Aduana, casi oculto por la vegetación a la observación del paseante desapercibido, presidido por la figura de Julio Benítez y Benítez mirando al puerto, donde un día aquellos soldados habían embarcado camino de su glorioso destino en tierras africanas, donde supieron dar ejemplo de abnegación y sacrificio, un lejano 21 de julio de 1921.
Pedro Luis Pérez Frías
Doctor en Historia y miembro del Grupo de Investigación HUM333 “Crisol Malaguide”
Universidad de Málaga
Artículos relacionados:
Unos héroes anónimos: los defensores de Igueriben
Un trío de héroes y un lugar de Marruecos: Igueriben
epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468.
Pérez Frías, PL. La memoria de Igueriben en la ciudad de Málaga. Tres lugares para un héroe: el comandante Benítez. epistemai.es [revista en Internet] 2021 junio (14). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/4056