‘First Cow’, de Kelly Reichardt

 

 Un barco de mercancías surca un río del estado de Oregón. En un bosque cercano, una mujer pasea con su perro, que sigue un rastro entre las hojas caducas. Ha encontrado un cráneo humano. La mujer comienza a excavar con cuidado. Tras un rato, observa los pájaros que revolotean y se posan sobre las ramas de los árboles. Dos esqueletos yacen juntos, cogidos de la mano.

1820. El mismo bosque. Un hombre de botas roídas y manos sucias recolecta setas con suma delicadeza, sin perturbar la serenidad del bosque. Es Otis Figowitz, Cookie (John Magaro), el introvertido cocinero de un grupo de tramperos durante el auge del comercio de pieles de castor. Durante la expedición, sus compañeros lo acosan por no procurarles suficiente comida. Una noche, entre los arbustos, Cookie se topa con un hombre desnudo. Se trata de King Lu (Orion Lee), un inmigrante chino a la fuga por haber matado a un hombre ruso en defensa propia. Cookie lo abriga, le da algo de comer y le deja pasar la noche en su tienda. Al alba, antes de que despierten los tramperos, se marcha.

Tiempo después, la imagen de una vaca transportada sobre una embarcación río arriba asombra a los habitantes de Fort Tillicum. Comentan que es la primera vaca lechera de la región, que ha mandado traer un rico jefe comercial de pieles de la zona (Toby Jones) para poder servirse leche en su té, bromean, como buen caballero inglés. “No es este lugar para vacas, Dios habría puesto vacas aquí si así fuera”, dice alguien. “¿Tampoco es lugar para los blancos, entonces?”.

Kelly Reichardt, directora de la película

Desde los albores del cine, el wéstern, como género cinematográfico, ha servido a los cineastas americanos como medio para explicarse a sí mismos y reafirmar sus mitos fundacionales, con lecturas colonialistas que excluían la perspectiva de los nativos y otras minorías. Un cine sobre el héroe blanco en busca de fortuna, exploradores infatigables, sheriffs intachables, cazarrecompensas y fugitivos fuera de la ley. Kelly Reichardt, directora de First Cow (2019), conecta con este imaginario, pero sitúa la acción antes de la Guerra Civil estadounidense, antes incluso de la fiebre del oro, en un Oregón salvaje e indómito, “pre-civilizado”, adonde llega gente de diversos lugares, y se centra en aquellos que no recibieron tanta atención en las leyendas del viejo Oeste. Este interés por reflejar las vivencias de personajes marginales, de clase obrera, no es nuevo en el cine de Reichardt. La cineasta, natural de Oregón y referente del cine independiente estadounidense, ya abordó en Wendy & Lucy (2008) la odisea de una mujer sintecho que, durante un trayecto hacia Alaska en busca de una oportunidad laboral, perdía a su perra tras ser arrestada por tratar de hurtar una lata de comida húmeda en un supermercado. En Meek’s Cutoff (2010), su primera aproximación al wéstern, un grupo de colonos perdido en las tierras vírgenes de Oregón debía depositar su confianza, a su pesar, en un nativo americano al que mantenían cautivo para que les ayudara a buscar una fuente de agua potable.

Fotograma de la película

En First Cow, la cineasta vuelve al wéstern con un filme basado en la novela The Half Time de Jonathan Raymond (también co-guionista del filme junto a Reichardt). La película formó parte de las secciones oficiales de festivales de prestigio como los de Telluride y Venecia en 2019 y fue considerada como la mejor película del 2020 por el New York Film Critics Circle (NYFCC) y una de las diez mejores películas del año por el National Board of Review. Su éxito es comprensible, pues Reichardt propone en First Cow una revisión en clave humanista de los cánones del wéstern, donde tienen cabida tanto la bonhomía como la crítica al statu quo. Reichardt reformula la masculinidad predominante del género, algo que la hermana con la también excelente Los hermanos Sisters (2018) de Jacques Audiard, y dota a esta historia de amistad y supervivencia de una mirada feminista y de clase, sin grandes giros argumentales, narrada con un ritmo pausado y filmada en formato 4:3 que permite focalizar la atención en los detalles más cotidianos y en los personajes. Y hay algo revolucionario en el punto de vista de un wéstern cuando, ante una típica pelea en el rudimentario saloon del asentamiento, la cineasta se ocupa de los únicos dos personajes que ni participan ni se interesan por ella.

Estos dos personajes son Cookie y King Lu, que se reencuentran en esa pelea del saloon de Fort Tillicum. El primero, terminada la expedición, se había comprado unas nuevas botas con el dinero conseguido y malvive en una tienda a las afueras del asentamiento. El segundo, agradecido por la generosidad de Cookie cuando se conocieron en el bosque, lo invita a tomar una copa en su choza. Una vez allí, hablan de su pasado, de cómo llegaron a Oregón y de sus planes de futuro. King Lu ve posibilidades de prosperar en una tierra tan “nueva” que “la historia aún no ha llegado” y le comenta su sueño de tener una granja. A Cookie, por su parte, le gustaría dirigir un hotel o una panadería. Pero para cumplir sus sueños necesitan un dinero del que, como personajes marginados, no disponen. Una vaca, la primera y de momento única vaca lechera de la región, puede ser la clave para salir de la miseria.

Fotograma. John Magaro y Orion Lee en ‘First Cow’

Cookie se queda a vivir con King Lu. Barre la casa y cocina para ambos. Una noche, King Lu le dice que ha visto la vaca, que pasta en los alrededores de la fastuosa casa del jefe comercial de pieles. Cookie imagina los buñuelos que podría preparar si dispusiera de un poco de leche. Poco después, amparados en la oscuridad de la noche, en los alrededores de la casa del jefe, King Lu vigila desde la rama de un árbol mientras un poco convencido Cookie se acerca a la vaca, la saluda con ternura y la ordeña con una delicadeza que ni sus dueños contemplan. Dado el éxito de su incursión y la exquisitez del producto, King Lu le propone a Cookie vender en la plaza del asentamiento buñuelos elaborados con la leche robada. Y es así como la pareja monta un pequeño negocio que les permite ahorrar y tener una mínima posibilidad de vivir el sueño americano.

Pero el sueño americano es una trampa. Los pobres están condenados a ser pobres, más cuando sus esperanzas de prosperidad los fuerza a trasgredir uno de los pilares fundamentales del capitalismo que los margina: la propiedad privada. En este wéstern, los prófugos, los que rompen la ley y están bajo una orden busca y captura, no son villanos que atracan un banco o que asaltan caravanas, sino dos desgraciados que ordeñan una vaca. En realidad, en cualquier otro wéstern también lo habrían sido, solo que nadie nos había contado aún su historia, la de aquellos dos esqueletos sin nombre relegados al olvido.

En su huida, Cookie y King Lu esperan despistar a los hombres armados que los persiguen escondiéndose en el bosque. Exhaustos, se tumban entre las raíces de los árboles.

Isidro Molina Zorrilla
                     Filólogo


epistemai.es – Revista digital de la Sociedad Erasmiana de Málaga – ISSN: 2697-2468.
Molina Zorrilla, I. ‘First Cow’, de Kelly Reichardt. epistemai.es [revista en Internet] 2021 junio (14). Disponible en: http://epistemai.es/archivos/4024

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