Quinto hijo del diputado conservador y concejal del Ayuntamiento de Málaga Manuel Loring Heredia y de Ana Martínez Loring, su prima, hija del prestigioso médico malagueño Vicente Martínez Montes, Jorge Loring Martínez, nieto del primer marqués de Casa Loring —Jorge Enrique Loring Oyarzábal— y sobrino del segundo marqués del mismo título —Jorge Loring Heredia—, fue el continuador de dos tradiciones familiares en el linaje: la primera, cuando fue bautizado con el nombre de su abuelo y de su tío; la segunda, cuando siguiendo las indicaciones del consejo de familia estudió la carrera de Ingeniero de Caminos, al igual que habían hecho el fundador del linaje y su primogénito. Si bien el primer Jorge había cursado sus estudios en la prestigiosa universidad inglesa de Harvard, nuestro personaje lo haría en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Madrid.
Jorge Loring Martínez, nació en Málaga el sábado 12 de octubre de 1889. Menos de dos años después moría su padre a manos del periodista Francisco de Asís García Peláez, en un oscuro episodio que terminó con la condena por asesinato del periodista y la desaparición del periódico Diario Mercantil. La pérdida del padre dejó a Jorge y sus hermanos: Manuel, Ana, Fernando, Teresa y Carlos, a cargo de la joven viuda que contaría con el apoyo de la numerosa familia Loring para salir adelante.
Cuando Jorge cuenta con once años, en 1900, muere su abuelo el marqués de Casa Loring y dos años después lo hace su abuela Amalia, marquesa viuda de Casa Loring. En 1904 se traslada a Madrid para estudiar en la citada Escuela de Ingenieros la carrera que le había recomendado el consejo familiar, encabezado todavía por su tío Jorge, que fallecería en abril del año siguiente. En 1912 obtiene el título de ingeniero, consiguiendo poco después una plaza en la Jefatura de Obras Públicas de Ciudad Real.
En 1914 se embarca en su primera aventura empresarial al conseguir la contratación con el Ministerio de Fomento del servicio de comunicaciones marítimas intercoloniales de las posesiones españolas del golfo de Guinea, que había salido a concurso en noviembre de 1913, tras haberse declarado desiertas las cuatro convocatorias anteriores en 1911 y 1912. El contrato obligaba a Jorge Loring a mantener en servicio 2 buques de vapor de 400 toneladas, aproximadamente, para unir el continente con diversos puertos de Guinea, bien directamente o con escalas.
El once de octubre de 1916 realiza en Getafe las pruebas para obtener el título de piloto aviador, que supera pilotando un monoplano Bleriot con motor Gnome de 80 caballos. De la dificultad de las pruebas da cuenta que el otro aspirante que realizó con él este examen, Pedro Pidal Guilhon, se estrelló en la tercera de ellas, un planeo a motor parado desde más de 100 metros de altitud, cuando su avión perdió el control desde los 250 m, accidente que quedó en un enorme susto gracias a la pericia de Pidal que en el último instante pudo nivelar un tanto su avión.
El título obtenido por Jorge Loring significó la ratificación de su pasión por la aviación, aunque aún la compaginaría durante unos años con su trabajo como ingeniero dentro del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en la Jefatura de Barcelona, pronto pediría la excedencia para dedicarse exclusivamente a la aviación.
En 1917 el Estado rescinde el contrato para las comunicaciones marítimas del golfo de Guinea. En 1919 trabaja, como Director Técnico, en la empresa Pescara Helicopteración S. A., creada en Barcelona por el inventor hispano-argentino Raul Pateras Pescara de Castellucio, para fabricar helicópteros de hélices contrarrotativas, explotando una de las patentes de Pescara registrada en Francia aunque enviada desde España.
Mientras está en la capital catalana conoce a Monserrat Miró, con la que se casa en 1920, al año siguiente nace su primogénito Jorge en Barcelona. Ese mismo año, el 15 de octubre de 1921, la compañía Española de Tráfico Aéreo, en cuya creación había participado Jorge con otros siete socios, inicia los vuelos de la línea Sevilla – Larache, llevando cartas, pasajeros y mercancías. Los tres primeros aparatos se llamarían Sevilla, Algeciras y Larache.
Al año siguiente Loring abría una escuela privada de pilotos en Carabanchel, con la colaboración del aviador Emilio Herrera y el empresario Antonio Goicoechea. Al mismo tiempo, comenzó a trabajar en un proyecto para unir Sevilla y Buenos Aires mediante dirigibles, utilizando los famosos Zeppelín.
Gracias al éxito de la línea Sevilla – Larache, Jorge Loring se decide en 1924 a comprar 120 hectáreas en Carabanchel, cerca del aeródromo de Cuatro Vientos, donde abrirá los Talleres Loring, fábrica dedicada a construir aviones militares y diferentes modelos de los autogiros inventados por su amigo Juan de la Cierva. Aunque inicialmente se construyen aviones Fokker bajo licencia, el C-4; pronto se comenzaron a fabricar y desarrollar los aparatos diseñados por el propio Jorge, que llegaría a firmar siete patentes. Aunque no siempre llegaron a ver la luz, como el proyecto de un bombardeo de 6 motores, el LB-2, con una carga útil de cuatro toneladas que nunca llegó a cristalizar.
En su factoría contó con la colaboración del ingeniero Eduardo Barrón, que fue el que proyectó los Loring R-1, R-2 y R-3, del que la Aeronáutica Militar encargaría 110 unidades; el pedido más alto, hasta entonces, de una aeronave diseñada en España.
El proyecto de los dirigibles se retrasó ocho años, hasta que el 16 de abril de 1930 se inauguró la línea, contando con la presencia del Rey Alfonso XIII. El viaje se realizaba en tres días y medio, aprovechando los vientos alisios.
Ya en la segunda República, Jorge sufrió un derrame cerebral que le apartó temporalmente de sus proyectos empresariales. Una vez recuperado, en 1934 funda la empresa Aeronáutica Industrial S. A (AISA) con la que volvió a construir aviones militares.
Al estallar la funesta Guerra Civil, se quedó en Madrid al frente de su empresa, confiando en que no le ocurriría nada. Pero el 22 de septiembre de 1936 fue sacado de las oficinas de Cuatro Vientos por un grupo de exaltados, entre los que podrían estar algunos de sus propios trabajadores, siendo fusilado pocos minutos después. Dejaba ocho hijos.
En Málaga contamos con una calle que lleva el nombre de Jorge Loring. Para algunos hace referencia al primer marqués de Casa Loring; pero su ubicación en las proximidades de la calle Eugenio Gross, la denominación de las calles de su entorno dedicadas a personas relacionadas con la citada Guerra Civil y la fecha de creación de la vía, en la década de los 50 del pasado siglo, son factores que hacen pensar en que es a este pionero de la aeronáutica a quien se pretendió dedicar esta calle.
Pedro Luis Pérez Frías