Conferencia: Se mi ne estus hebreo… Una digresión sobre el origen del Esperanto

 

Impartida por el Dr. Giorgio Silfer, doctor en Letras e Idiomas Modernos, escritor, periodista y Vicepresidente Internacional de Civitas Esperantica, y titulada «Se mi ne estus hebreo… Una digresión sobre el origen del Esperanto».

Introducción del Dr. D. Quintín Calle Carabias, Presidente de la SEMA.

Martes, 16 de enero, a las 19:30h, en la sala de la Sociedad Económica de Amigos del País, Pl/ de la Constitución, 7-1º (Málaga).


Esta conferencia ha profundizado en algunas de las cuestiones que fundamentan la relación entre “la cuestión judía y el esperanto. En alternativa a Haskalá (por el cual fue culturalmente alimentado en su familia), al sionismo (de cuya variante espiritual fue precursor) y a Bund (aunque autor de la primera gramática moderna de Yidis). Lejzer Ludwik Zamenhof propuso una nueva solución de la cuestión judía, para la cual el esperanto hubiera sido algo más que vehículo lingüístico.

 

A lo largo de la Historia se diferencian tres épocas en relación a la “cuestión judía”. La primera engloba la época anterior al Cristianismo. En ella, Saulo, es decir, Pablo, aporta la idea de la universalidad del mensaje de Cristo. Esta etapa está profundamente marcada por la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70, en el que da comienzo la Diáspora.

La segunda época coincide con la cristianización del mundo antiguo. Como consecuencia de la Diáspora se crean dos grandes comunidades. De una parte, están los judíos españoles, los sefardíes (vivieron en Sefarad, la península ibérica); de otra, fundamentalmente, los askenazíes, los judíos que llegan a Centroeuropa. En nuestro país, el reinado de Alfonso X fue el momento de máxima tolerancia; la peor comienza en 1492 con la expulsión del territorio y la huída hacia el norte de África y Turquía aunque manteniendo como idioma el castellano. En esta fase va creciendo la población de judíos en los diversos países de Europa hasta tal punto que, por ejemplo, en Polonia y Lituania llega a ser del 12%. Se puede considerar que esta etapa llega a su final hacia el reinado de Carlos III y la Ilustración.

La tercera etapa está caracterizada por el intento de acabar con la discriminación contra los judíos. Una de sus figuras centrales fue Moses Mendelssohn, un filósofo alemán, ardiente defensor de los derechos civiles de los judíos y su integración en la sociedad civil. Estudiando la Torá se dio cuenta de que faltaba la palabra fe y que lo importante para ser un buen judío era aceptar y vivir conforme a la Ley. Y esto es lo se conoce como “la solución a la cuestión judía”. En definitiva, los judíos se identificaban a sí mismos y en primer lugar como del lugar donde vivían: rusos, alemanes, etcétera, pero no judíos rusos o judíos alemanes. Lo negativo de esta posición era el riesgo de ser “asimilado” por la nación donde vivían; lo positivo del mendelssonismo fue el Haskalá, la Ilustración judía, el desarrollo de la cultura y la moral propia.

Ludovico Zamenhof fue testigo del primer pogromo que ocurrió en Varsovia, los disturbios iniciados tras el asesinato de Alejandro el Grande (el zar Alejandro II). Su padre, por su posición censor, procuró a su hijo un sitio privilegiado para ser educado, a pesar de las discriminaciones que sufrían los judíos y que alcanzaron su culmen con la revolución rusa. A pesar de la existencia de distintas facciones, desde las más tradicionales a más laicos, el yidis era el idioma que manejaban las comunidades askenazíes, una derivación del alemán. Zamenhof es el primer judío que escribe una gramática del yidis. Sin embargo, al final no permite su publicación.

El sionismo fue una de las ideas fundamentales de la segunda mitad del siglo XIX para resolver la cuestión judía. Para encontrar un lugar propio donde aposentar a los judíos, surgen diferentes propuestas en todo el mundo. De hecho, Zamenhof murió en 1917, el mismo año de la Declaración de Balfour sobre los asentamientos judíos en Palestina. La segunda idea es la invención de un idioma, que para empezar fuera de los judíos, y además fácil de aprender.

Las raíces del esperanto, por tanto, son la cuestión judía y la búsqueda de un idioma que pudiera ser universal. El idioma juega siempre un papel como elemento de identificación al tiempo que aporta rasgos a la personalidad, el principal es el cosmopolitismo, el ser ciudadano del mundo.

 


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