Photographica

 

Sobre el deseo de observar

 

Algo tenemos en común los seres humanos, o al menos la mayoría, en la necesidad de observar el mundo, aunque sea de una forma automática e instantánea.

El sentido de la vista nos presenta un mundo tridimensional, lleno de espacios e historias que algunos tienen la necesidad, no solo de recordar, sino de compartir el recuerdo, y comenzamos a pintar, de las paredes de las cuevas a las cúpulas de las iglesias y con el invento del lienzo ese recuerdo se hizo móvil, transportable y privado.

‘Vista desde la ventana en Le Gras’. La primera fotografía creada por Nicéphore Niépce en 1826

Era La Realidad plasmada en un soporte bidimensional, una realidad transformada, adaptada y, a veces, inventada por un artista, y así observamos y comprendimos el mundo durante cientos de años.

En 1829 Nicéphore Niépce se hace dueño del título de inventor de la Fotografía, bueno, de la Heliografía como el la llamó, un invento que transformó la capacidad de observar y aprehender la realidad que nos rodea y que hoy en día nos ha traído una herramienta de comunicación que compite con la escritura. En siglo XXI es el siglo de la comunicación visual. 350 millones de fotografías se comparten diariamente en las redes sociales y los soportes digitales haciendo verdadera aquella famosa frase de “una imagen vale más que mil palabras”.

Vendemos, manipulamos, ligamos, odiamos, amamos, reímos y lloramos compartiendo fotografías, pero además la fotografía tiene la fuerza, en manos de los fotógrafos de observar e intentar comprender el mundo.

La diferencia entre los fotógrafos y los hacedores de fotos es justamente la intención que se esconde tras cada imagen.

‘Photogram’. Laszlo Moholy-Nagy, 1926

Decía Laszlo Moholy-Nagy, director de la Bauhauss de Weimar allá por los años 20 del siglo pasado, que “los analfabetos del futuro no serán los que no sepan escribir sino los que no sepan fotografiar”, y en esas estamos, al menos eso creo yo.

Nos hemos vuelto creadores sin comprender la gramática y la ortografía del lenguaje visual, recordando aquella bolsa de una famosa tienda neoyorquina que agradecía a sus “clientes educados” o necesitamos, más que nunca, a nuestros “espectadores educados”, educados en la lectura tranquila de la fotografía, sus códigos y matices, de leer con la cabeza y el corazón, y en la capacidad de leer “entre planos” para comprender la intención del fotógrafo, el origen de todo esto.

Child with a toy hand grenade in Central Park’. Diane Arbus, 1962

Decía la fotógrafa Diane Arbus que “Una fotografía es un secreto sobre un secreto, cuanto más te cuenta menos sabes”, así son sus crípticas imágenes, aunque hay tantos tipos de géneros fotográficos que quizás ese sea un buen punto de partida para una primera aproximación a la lectura “educada” de imágenes. No es lo mismo, ni tiene la misma intención y forma, una fotografía informativa que una publicitaria, una etnográfica que una topográfica, un reportaje documental que uno autobiográfico, una imagen descriptiva que una poética, y así podríamos seguir unas líneas más pues el mundo de la fotografía es infinito y en continua expansión, como el Universo.

Y en nuestro Universo Fotográfico nos movemos contantemente entre la lectura y creación de imágenes, no se comprende una sin la otra y se enriquecen constantemente. La necesidad y obligación de aprender a leer antes de comenzar a escribir.

Ante una fotografía el espectador educado se deja llevar por las líneas y formas, el contraste, la nitidez, y toda la estética formal para acercarse al tema y la historia, para comprender el mundo. Y para llegar a esa comprensión hace falta tiempo, algo más de la fracción de segundo que dedicamos habitualmente a una imagen en las redes sociales, tiempo para observar, deseo de observar.

Porque ese es el comienzo de esta declaración de principios, el deseo de observar el mundo, pero no desde el lado del creador, algo de lo que ya hablaremos otro día, sino desde el punto de vista del espectador, el deseo de observar el mundo que otros han plasmado en sus fotografías.

Un deseo no solo de observar sino de la reflexión que lleva asociado de comprender, o al menos de intentarlo, el qué y por qué de esa imagen, sus contextos y en última instancia de conectarnos con el mundo.

Bienvenidos al Universo de la imagen, y aviso a navegantes, esto engancha.

 

 

   Míchelo Toro

Director de APERTURA, Centro de Fotografía y Artes Visuales


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